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Todo cristiano debe maximizar su utilidad para Cristo. Pero, ¿qué deberías buscar? En la primera parte de el carácter en el evangelio, el Pastor Colin habla de algunas cosas que todo cristiano puede buscar para tener más eficacia en el ministerio cristiano. Pasaje: 1 Timoteo 3:1-15


Por favor, abre tu Biblia en Primera a Timoteo. Nuestro objetivo en esta serie es ser moldeados por la Palabra, no solo en nuestras vidas a nivel personal, sino en nuestra vida y ministerio compartido como iglesia. 

No queremos simplemente dejarnos llevar por las corrientes de la cultura. Queremos ser sensibles al Espíritu Santo y Él nos habla a través de la Palabra.

Por tanto, hemos dicho que queremos ser personas arraigadas en la verdad, que crecen en amor. Queremos ser atraídos por la gracia, no ser motivados por la ley. Sabemos que somos pecadores salvados por la gracia de Dios a través de la fe en el Señor Jesucristo. 

Y vimos anteriormente que Dios nos llama a un ministerio global de la Palabra y la oración. Nos regocijamos en el hecho que el evangelio alimenta la misión porque Cristo murió por todos.

Y lo más razonable sería que, si solo hay un Mediador, solo hay un evangelio; y si solo hay un evangelio, este debe ser para todos los pueblos. 

Por tanto, la pregunta a la que llegamos al inicio del capítulo 3 en realidad es la siguiente: ya que la iglesia está llamada a la misión global de la Palabra y la oración, ¿qué tipo de personas cumplirá con este trabajo global? 

Esa es la pregunta al inicio del capítulo 3. Por eso hoy veremos este gran tema del carácter según el evangelio. Quisiera que veamos el carácter y la aptitud de un líder cristiano efectivo. 

Y notarás enseguida que el capítulo 3 trata acerca de los líderes. si alguien aspira al cargo de obispo, esa palabra también puede traducirse como «anciano», significa lo mismo, buena obra desea hacer.

Y veremos lo que Dios dice acerca del liderazgo en la iglesia hoy. Ahora, la mayoría de nosotros no somos llamados a ser ancianos o diáconos, así que supongo que, para la mayoría de nosotros la pregunta será: «Bueno, ¿y qué tiene que ver conmigo?».

Quiero darte tres respuestas para que sepamos cómo aplicar las Escrituras a nosotros mismos, porque hay algo aquí para cada persona que nos escucha. De hecho, hay tres cosas para cada persona que nos escucha hoy.

Esta es la primera: esto nos ayudará con el discernimiento. Es lo que debemos buscar al asignar, llamar y enviar a otros. 

Veamos: ¿Quién debería liderar en la iglesia? ¿Quién debería ser enviado al campo misionero? ¿Quién debería ser llamado a ser pastor? ¿Cuáles son las marcas de aquellos que serán los más útiles en la causa de Jesucristo? ¿En quién deberíamos confiar? Todos estos temas en realidad se tratan en Primera a Timoteo, capítulo 3.

Deberías saber que, en lo que tiene que ver con asignar líderes en nuestra iglesia, la forma en que lo hacemos es a través del trabajo del comité de nominaciones. 

Cada año, todos nosotros, como congregación, estamos invitados a presentar al comité de nominaciones los nombres de las personas que creemos que podrían ser idóneas para servir como líderes laicos en esta iglesia. 

A inicios de año, los miembros de nuestra iglesia recibieron esa invitación y muchas personas respondieron y nos ayudaron de gran manera. Al mismo tiempo, también recibieron un resumen de lo que buscamos en los potenciales candidatos a líderes para dirigir la iglesia y eso lo tomamos en su mayoría de este mismo capítulo, 1 Timoteo, capítulo 3.

Así quiero decirte que quienes nos sirven como congregación para entrevistar y seleccionar a los futuros líderes, a los líderes laicos de la iglesia, toman las Escrituras muy en serio.

Y como tienen la oportunidad de aportar al trabajo que ellos hacen, como muchos lo han hecho nuevamente este año y lo harán en el futuro, deben estar familiarizados con lo que se debe buscar al discernir quién debería servir. 

Es bueno recordar, por cierto, que según el patrón bíblico nunca damos una tarea a un hombre con la esperanza de que esté a la altura. El liderazgo en la iglesia es así, no le damos la responsabilidad con la esperanza de que esté a la altura del desafío. El patrón bíblico es buscar líderes que ejemplifiquen el carácter y la aptitud que veremos hoy en la Biblia.

Y cuando eso ya se puede ver en la vida de una persona, es la evidencia de que la mano de Dios está sobre ellos y que están listos para ser encomendados con un servicio de mayor responsabilidad. 

Entonces, esta es la primera aplicación: nos ayudará a crecer en discernimiento.

¿Qué deberíamos buscar en los líderes que elegimos, en los pastores que podrían ser llamados, en los misioneros que podríamos enviar? ¿Cuáles son las características que apuntan a una futura efectividad en el liderazgo cristiano? 

Así que, el primer objetivo es el discernimiento.

Esta es la segunda aplicación: nos ayudará a todos en términos de dirección. Como estamos tratando de descubrir lo que hay detrás de la utilidad en el servicio cristiano, identificaremos las cosas que todos podemos procurar y cultivar, con el fin de ser más útiles para Jesucristo en el futuro de lo que hemos sido en el pasado. 

Nota el versículo 1: «Palabra fiel es esta: si alguien aspira al cargo de obispo, buena obra desea hacer». Así que Pablo dice que tener ese deseo en el corazón, el ser más útil para Jesucristo y maximizar la contribución que puedes hacer para la obra del evangelio, es maravilloso y bueno.

Algunos de nosotros luchamos con esa pregunta ahora mismo. En cualquier momento, en nuestras iglesias, hay gente que hace estas preguntas: ¿Debo ir al seminario? ¿Es posible que Dios quiera que sirva en otro país? ¿Debería servir a tiempo completo en el ministerio cristiano? 

Es maravilloso tener amigos que se hagan esas preguntas. Pero, si tú estás ahí, déjame animarte con esto: lo primero que debes procurar hacer es lo que está aquí en Primera a Timoteo capítulo 3.

Luego quiero tocar la trompeta y hacer fuerte fanfarria de gozo por los líderes laicos de la iglesia. Porque aquí Pablo habla de los obispos, los ancianos, de los diáconos, de los líderes laicos, de las personas que se ganan la vida en el mundo secular y que se entregan voluntariamente como líderes laicos en el ministerio de la iglesia. 

Y Pablo dice aquí que es una tarea noble. Es maravilloso que una persona sirva de esta manera.

Y quisiera que hubiera muchos jóvenes que tuvieran en su corazón ese deseo de decir: «Cuando vaya a la universidad, quiero capacitarme para ser un ingeniero y quiero ser lo más útil posible en mi iglesia local. Quiero ser maestro. Quiero entrar en los negocios, lo que sea, y quiero maximizar mi utilidad como siervo de Jesucristo en mi iglesia». Es maravilloso y noble, y Pablo nos elogia por eso.

Ahora, déjame plantear una o dos aplicaciones más, para que veamos el alcance de esto. Todos los que sean padres, todos los que sean abuelos, Primera a Timoteo 3 es para ustedes, porque ser padre significa que te ha asignado como un anciano en tu propia casa.

Eso significa ser padre. Eres el líder espiritual de la familia que Dios te ha encomendado. Así que, a todos los padres, estamos aprendiendo aquí que esto es para ustedes. 

A todos los cristianos, esto es para ustedes. ¿Por qué? Bueno, porque los líderes no son llamados a una vida diferente que la de la congregación. Los líderes son llamados a modelar la misma vida a la que todos somos llamados.

Dios busca este carácter y esta aptitud que veremos hoy primero en los líderes, porque los líderes deben dar ejemplo de esto al resto del rebaño. Pero no son llamados a algo diferente; son llamados a liderarnos a todos nosotros para lo que Dios también nos llama. 

Si eres joven, esto es para ti. Si estás en el bachillerato, si estás en la secundaria, estoy tan agradecido por los adolescentes que nos escuchan. 

En el capítulo 4, versículo 7, Pablo dice que debemos ejercitarnos para la piedad. Y para todos los jóvenes, esta es mi oración por este mensaje, que Dios ponga un profundo deseo en tu corazón ahora mismo, para que vivas de un modo que te convierta en la persona más útil que puedas ser en el Reino del Señor Jesucristo en tus años futuros y en tu vida adulta. 

Y una cosa más, si estás decepcionado de tu propia vida, esto es para ti. Hay personas que nos escuchan, que oyen la descripción de la vida a la Dios llama a los líderes y dicen: «Bueno, no he hecho lo que quería hacer en mi vida y no estoy en el lugar que quisiera. Francamente, quisiera volver a empezar y deshacer algunas de las cosas que han pasado y los errores que he cometido».

Quiero que escuches lo siguiente: Jesucristo vino a redimir, Jesucristo vino a restaurar lo que se perdió. Jesucristo vino a recrear lo que fue destruido. Y lo que estamos aprendiendo hoy puede ser tu futuro, aun si no ha sido tu pasado. 

Esa es una buena noticia, ¿no crees? Es lo que significa creer en el Señor Jesucristo, que un hombre o una mujer o una familia pueden en verdad seguir en Cristo por un camino diferente en el futuro de lo que ha sido el carácter en el pasado. 

Esa es la esperanza del evangelio. Así que quiero que escuches lo que somos llamados a oír en ese contexto y que digas: «Ahora el Señor Jesucristo puede llevarme a esto, y mi futuro puede ser diferente de mi pasado».

Te das cuenta que el orden de los eventos es incorrecto: recibes primero la solicitud y después, el contenido. Pero quiero que escuchemos correctamente el contenido que nos ayudará a discernir y saber qué buscar. Y una cosa más, nos ayudará a saber por qué dar gracias a Dios. 

Y espero que eso se note en este mensaje después de haber estudiado la Escritura nuevamente esta semana. Siento nuevamente el desafío y siento también gratitud a Dios por todas las formas en que veo este carácter en los que lideran la iglesia. Pienso en nuestros pastores, nuestros ancianos, nuestros misioneros y nuestros líderes de ministerios.

razón por la que me siento tan renovado es que veo tanto de lo que Pablo habla aquí en los líderes que nos sirven. Espero que también lo veas y que, al verlo, quieras dar gracias por ello. 

Amigo, amiga, no necesitas que te diga cuántas iglesias han caído en la ruina por tener a las personas equivocadas en el liderazgo. Así que, cuando hay gente piadosa en el liderazgo de una iglesia local, eso es algo por lo que todo el pueblo de Dios debería estar agradecido y tener corazones llenos de alabanza.

Estos son mis tres objetivos. Que crezcamos en discernimiento, que crezcamos en claridad en la dirección por la que debemos seguir, y que nuestros corazones sean renovados con un sentido de acción de gracias por la abundante bondad de Dios para nosotros al proveer líderes piadosos.

Ahora, una cosa más antes de entrar en el tema, y que es una observación importante. La Biblia nos deja en claro los principios para el liderazgo, pero no nos da un patrón fijo ni una estructura para el liderazgo.

Una de las evidencias de esto es que, cuando vemos las cualidades o características de los ancianos, y después vemos en el mismo capítulo lo que Pablo dice sobre los diáconos, si lo escribimos en dos columnas, una junto a la otra, y dibujamos líneas entre ellas, te asombrará lo similares que son. Estas semejanzas en las cualidades son mucho más evidentes que las diferencias, que son relativamente menores.

A lo largo de la historia ha habido un gran debate sobre cuál es la estructura apropiada para una iglesia. Y algunos de ustedes saben bien que los episcopales tienen sus obispos y para esto se refieren a Primera a Timoteo 3. 

Los presbiterianos tienen sus presbiterios y para esto apelan a 1 Timoteo 3. Los bautistas tienen sus diáconos y para esto aluden a Primera a Timoteo, capítulo 3. Las iglesias evangélicas libres tienen sus ancianos y sus concejos, y para esto apelan a Primera a Timoteo, capítulo 3. 

En otras palabras, podríamos discutir sobre cuál es la estructura correcta para el liderazgo de la iglesia por el resto de nuestras vidas, y nunca lo resolveríamos. 

Una estructura particular de liderazgo en una iglesia, lo cual francamente varía de una iglesia a otra y podría también variar con el paso del tiempo no es lo importante, lo que realmente importa es la calidad del liderazgo en todos los niveles de una iglesia local.

Eso es lo que le preocupa aquí a Pablo, y es lo que nos preocupa a nosotros. También estamos agradecidos por esto.

Así que las preguntas que tenemos por delante, por tanto, en realidad son estas: ¿En qué tipo de personas deberíamos confiar? ¿A qué tipo de personas deberíamos seguir? ¿Qué tipo de personas deberían liderar? ¿Qué tipo de personas deberíamos ser de modo que seamos más útiles para Jesucristo? ¿Y qué tipo de personas deberían llenarnos de acciones de gracias por ver el carácter piadoso y el fruto en sus vidas? 

Veamos, entonces, el carácter y la aptitud de un líder cristiano efectivo. Comencemos con el carácter, y hay tres cosas que veremos aquí.

La primera la he resumido como un juicio sabio. Esto se observa en las palabras sobrio, prudente, de conducta decorosa, apto para enseñar y no dado a la bebida, en los versículos 2 y 3. 

Sobrio simplemente significa reflexivo, alguien que no toma decisiones apresuradas o impulsivas, alguien que está alerta, que es vigilante, alguien que tiene cuidado de la forma en que habla y actúa. Esta sobriedad se desarrolla al procurar el dominio propio, el cual es, por supuesto, el fruto del Espíritu Santo en la vida de una persona.

El dominio propio o prudencia significa que, con la ayuda de Dios, puedes con el tiempo controlar tu vida, tu lengua, tus estados de ánimo y tus pasiones. Y, cuando una persona crece en prudencia, esto le llevará a tener una conducta decorosa.

Por eso tenemos esas palabras en el versículo 2. No dado a la bebida claramente entra aquí en el versículo 3, porque la borrachera hace que todas estas cualidades sean imposibles. Un hombre que se entrega al mucho vino pierde su prudencia y, con ella, pierde el respeto de las demás personas. Por tanto, es incapaz de ejercer un sabio juicio y es muy limitado en su utilidad para el ministerio de la iglesia. 

Entonces, al discernir quién debería guiar, en quién confiar, a quién enviar y a quién seguir, observa las decisiones o la falta de decisiones que ha tomado una persona en su vida. 

¿Lleva las marcas de la sabiduría? ¿Qué ha dicho o hecho esta persona en su vida? ¿Qué posiciones han asumido, particularmente en tiempos de dificultad? ¿Ves evidencia de un juicio sabio? Estas son preguntas que debemos hacer.

En segundo lugar, tenemos el área de las relaciones saludables. Pablo habla en el versículo 3 de un hombre que no es pendenciero, sino amable. El anciano, por supuesto, no puede ser débil; el anciano debe ser capaz de confrontar la falsa doctrina. 

Eso dice en el capítulo 1, versículo 3, que tiene que defender la verdadera doctrina. El anciano debe tener mucho cuidado de su vida y de su doctrina. Pero, al mismo tiempo que el anciano debe tener la fuerza para confrontar, también debe tener compasión.

Debe ser comprensivo y misericordioso. Debe tener un espíritu redentor porque debe reflejar el espíritu del Señor Jesucristo. Un anciano no debe ser pendenciero, eso dice el versículo 3. Esa también es una cualidad relacional. 

¿Has notado que hay personas que parece que simplemente llevan el conflicto con ellos? Dondequiera que van, parece que están buscando pelea. Siempre están en algún debate por una u otra cosa; tienen un espíritu opositor, promueven la controversia. A eso se refiere el capítulo 1, versículo 3, que siempre causan problemas.

Así que, al discernir quién debería liderar, debido a que esa clase de persona en el liderazgo causará todo tipo de problemas para la iglesia, deberíamos hacer preguntas sobre la salud relacional de una persona. ¿Es contenciosa? ¿Los problemas le siguen de un lugar a otro?