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Descripción

¿Qué es verdad sobre ti cuando estás “en Jesucristo”? En la Parte 2 del mensaje El Espíritu entrega la promesa, el Pastor Colin habla sobre lo que puede ser cierto sobre ti, cuando vienes a Cristo en fe y arrepentimiento.


Transcripción

Hace unas semanas, estaba pensando en algunas personas de la iglesia en la que servíamos en Londres, y pensaba en lo poco que había hecho para mantenerme en contacto con algunas de ellas durante estos últimos años. Y mientras pensaba en eso, también era consciente en ese momento de estar atrasado en varios proyectos.

¿Tienes ese tipo de días en los que te preguntas si estás haciendo bien las cosas? Yo tenía uno de esos días del tipo «oh, miserable de mí». ¿Conoces ese tipo de experiencia, no? Dios mío, ¿será que puedo hacer algo bien? 

A la mañana siguiente, Karen estaba sentada en la mesa del comedor trabajando en las tarjetas de Navidad. Cada año hace un trabajo fantástico, envía más de cien tarjetas a Inglaterra, cada una de ellas con una extensa nota escrita a mano, y las firma de parte de Karen y Colin. Y aquí estoy yo, pensando en lo miserable que soy por no mantener el contacto con todas estas personas, cuando en realidad les he escrito todos los años durante los últimos 14 años.

Y eso me hizo pensar, ya sabes, si pienso en mí aisladamente, voy por ahí pensando en lo miserable que soy, pero cuando veo que estoy unido a mi mujer, tengo alegría porque comparto lo que ella ha hecho. Cada año ha enviado una tarjeta con mi nombre, escrita personalmente.

Escucha. Jesucristo ha hecho lo que tú no has podido hacer. Él ha vivido la vida que tú no has vivido y que no puedes vivir. Pero cuando estás en Cristo, todo lo que Él ha hecho es tuyo, lleva tu nombre. Su vida, Su muerte y Su resurrección llevan tu nombre.

Si estás en Cristo, ¿no son buenas noticias? Con razón dice Lutero: «El alma creyente puede jactarse y gloriarse de lo que Cristo tiene como si fuera suyo». Eso es lo que significa ser uno con Cristo, unido a Él en Su muerte y resurrección. Así que “regeneración” significa que tienes nueva vida. “Unión” significa que estás en Cristo. 

Número tres, justificación, significa que eres declarado justo. Volvamos al capítulo 5 de Romanos y veamos esta maravillosa verdad que es nuestra en Cristo.

3. La justificación – Eres declarado justo

“Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo».  Romanos 5:1

Ahora bien, justificado significa sencillamente que Dios, en Jesucristo, te declara justo. Y esto es asombroso porque Pablo nos está diciendo aquí que Dios justifica a los pecadores. Tal vez pienses, ¿cómo es posible? ¿Cómo puede decir Dios que los pecadores somos justos? ¿Cómo puede hacer eso?

La respuesta de la Biblia es que lo hizo porque presentó a Cristo como sacrificio de expiación mediante la fe en Su sangre. Eso lo vemos en Romanos 3:25. Y la fe te une a Jesucristo, de modo que Él es realmente tuyo y tú eres realmente de Él, y por lo tanto, el sacrificio de expiación que consumó en la cruz se hace efectivo para ti mediante la fe en Su sangre. Y así es como Dios justifica a pecadores como tú y como yo.

Sabes, me encanta el capítulo 4 versículo 5 de Romanos, donde dice que Dios justifica a los impíos. Hasta que comprendes la cruz, eso parece una contradicción, ¿no? “Dios justifica a los impíos”. Declara justos a los impíos. Esas son noticias maravillosas. Verás, si Dios sólo justificara a los piadosos, ¿Quién pensaría que se trata de nosotros? ¿Cuántos de nosotros creemos que somos piadosos? 

Y uno de mis héroes de la fe, Thomas Chambers, solía decir regularmente a lo largo de su vida: “¿Qué haría yo si no fuera porque Dios justifica a los impíos? ¿Le das las gracias por ello hoy?”

Dios justifica a pecadores. Declara justos a quienes no lo son, ni por obras ni por naturaleza y lo hace a través del sacrificio expiatorio de Jesucristo, que es nuestro, al estar unidos a Él, en ese vínculo de fe.

Oigan bien, en Jesucristo tenemos la regeneración, es decir, la nueva unión de vida, tenemos en Él la justificación, somos declarados justos. 

4. La Adopción – Eres amado

“Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos. Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: «¡Abba! ¡Padre!»” (Gálatas 4:4-7)

Así que ya no eres esclavo, sino hijo, y puesto que eres hijo, Dios también te ha hecho heredero. 

Ahora bien, esta adopción, este don maravilloso por el que Dios, de quien estábamos alejados por naturaleza, nos adopta en Su familia y nos hace partícipes de todas las bendiciones de Su amor para siempre. Viene a través de estas dos grandes iniciativas. Fíjate en el versículo cuatro: envía a Su hijo al mundo. Y fíjate en el versículo 6, Él envía Su Espíritu a nuestros corazones, y es obra especial del Espíritu Santo clamar, Abba Padre, para asegurar el amor de Dios en Jesucristo.

Es obra del Espíritu persuadirte, convencerte de que Dios te ama con amor eterno. Y Su amor queda claro de dos maneras en las Escrituras. Recuerda Romanos 5:8, 

“Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. 

¿Cómo puedes mirar la cruz y no convencerte de que Dios te ama? Pero más que eso, a los cristianos se nos dice esto: “que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado”, en Romanos 5:5.

Quiero que hoy veas con gran gozo que Dios te ama con un amor eterno. No hay otro amor que puedas experimentar en esta vida que pueda compararse al amor de Dios por ti en Jesucristo. Ninguna otra experiencia de amor puede compararse; quizá pueda reflejar lo en alguna pequeña medida, pero no puede ser igual. No es lo mismo. Sólo Dios puede decirte: Nunca te dejaré, ni te abandonaré.

Puede que tengas la bendición de tener a alguien que se ponga de pie en una iglesia y te diga: «Te cuidaré sólo a ti mientras ambos vivamos». Pero sólo pueden decir hasta que la muerte nos separe. ¿Por qué? Porque la muerte hace que esté fuera del alcance de la capacidad humana prometer cualquier cosa para siempre. La muerte nos lleva a todos. 

Dios te dice: nunca te dejaré, ni te abandonaré, ni en la vida, ni en la muerte, ni por toda la eternidad. Y cuando estás en Cristo, te envuelve este amor eterno derramado en la cruz, derramado en tu corazón por el Espíritu Santo. Y un día, cuando la fe se convierta en vista, ese amor será tu gozo para siempre en la presencia de tu Padre. Y todo esto es nuestro en Jesús. 

5. La santificación – Serás santo

Aquí una gran bendición en el Señor Jesucristo, parte de la obra redentora de Dios en la vida del creyente: serás santo, lo podemos ver en 1 Tesalonicenses 5. Pablo dice esto: 

“Y que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Aquel que los llama, el cual también lo hará”.

Ahora bien, esta santificación es la obra progresiva del Espíritu Santo en la vida del creyente, por la que creces en toda la vida a la que Dios te llama vivir. Y es un don maravilloso en el que crecemos para amar lo que Dios ama y para hacer cada vez más lo que Dios hace. Observa  que es una oración que refleja el proceso. Pablo está orando por los creyentes para que sean santificados. “Que Dios los santifique por completo”. Pero no sólo es una oración porque es un proceso, sino que también es una promesa.

Fíjate en lo que dice en el versículo 24. Dice: “Fiel es Aquel que los llama, el cual también lo hará”. Serás santo, amarás a Dios en presencia del Señor Jesucristo, con todo tu corazón, tu alma, tu mente y tus fuerzas. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Y eso será cierto también para todos los demás hermanos y hermanas que te rodean. Eso es glorioso. Esa obra es la obra del Espíritu progresivamente en nuestras vidas de aquí a la eternidad. Serás santo, amarás lo que Dios ama. 

6. La glorificación – Reflejamos la gloria de Cristo.

En Colosenses 3: 4, Pablo ha estado hablando de nuevo sobre este gran tema de lo que significa estar unidos a Cristo, resucitar con Cristo. Y luego nos habla del resultado: “Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también serán manifestados con Él en gloria”. Intentemos asimilar esto. Aquí está tu futuro como cristiano, esto es lo que te espera: vas a estar con Cristo en la gloria para siempre. Eso es lo que te espera, y toda tu vida es una preparación para ese momento.

Te vaya bien o te vaya mal, si estás en Cristo, toda tu vida es una preparación para estar con Cristo en la gloria para siempre. Y no sólo estarás en la gloria de Cristo, rodeado de ella, sino que las Escrituras dejan claro que la gloria de Cristo estará realmente en ti porque estás verdaderamente unido a Él.

Y por eso Pablo dice en Romanos 8:18: “Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada”. Qué cosa tan maravillosa y qué diferente será nuestra experiencia como cristianos ahora.

¿Cómo describirías tu vida cristiana? He aquí cómo describiría yo mi vida cristiana. A ver si te identificas con ella. Soy un cúmulo de contradicciones. Esa es mi vida cristiana. ¿Alguien está de acuerdo? ¿Alguien mira su vida cristiana y dice: «Soy un cúmulo de contradicciones»?  Así es la vida cristiana en este mundo.

Amamos a Cristo, de verdad, y sin embargo, sentimos la atracción del mundo, de la carne y del diablo. Confiamos en Cristo, de verdad, y sin embargo, luchamos con muchos miedos, ansiedades y dudas. Tenemos vida nueva, pero la tenemos en cuerpos envejecidos y descompuestos que un día serán enterrados en una tumba. Son muchas contradicciones.

Pero cuando le veamos seremos como Él. No más atracción del mundo ni de la carne, ni del diablo, no más miedos, no más ansiedades, no más dudas, no más cuerpo en descomposición, sino un cuerpo de resurrección como el de Él. Cuando le veamos seremos como Él. No sólo estaremos en Su gloria, sino que Su gloria estará en nosotros.

  1. Regeneración significa que tienes vida nueva. 
  2. Unión con Cristo, que estás en Él. 
  3. Justificación, que eres declarado justo por la fe en su sangre. 
  4. Adopción, que eres amado con amor eterno. 
  5. Santificación, que serás santo. 
  6. Glorificación, que reflejarás la gloria de Cristo para siempre.

7. La consumación – Verás a Dios

En el capítulo 21 de Apocalipsis, el apóstol Juan vislumbra lo que está por venir, lo que les espera a todos los que están en Cristo, cuando dice: 

Entonces vi un cielo nuevo y una nueva tierra, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe”. 

Fíjate que es una tierra nueva, no una tierra diferente, sino esta tierra finalmente redimida, liberada de la esclavitud de la decadencia, finalmente liberada, no sólo de la presencia del pecado, sino incluso de la posibilidad del mal.

Y se convierte en el hogar del pueblo de Dios, representado aquí como esta ciudad, la ciudad santa, la nueva Jerusalén que desciende del cielo. Y aquí está el pueblo y es introducido en la gloria de esta nueva creación.

Más adelante Juan describe las puertas de esta ciudad, y están al norte y al sur y al este y al oeste, y son puertas abiertas que indican esta maravillosa verdad de que Dios está reuniendo a una comunidad de personas de todas las naciones del mundo que han encontrado la fe en el Señor Jesucristo, que ahora forman esta comunidad global que celebra al Salvador del mundo por los siglos de los siglos.

Y entonces Juan cambia la imagen. La Ciudad Santa, versículo 2, se ve ahora como una novia. Verás, ninguna imagen puede abarcar toda su gloria. Oyes que es una gran ciudad y una gran multitud de millones y millones de personas redimidas. Dices, “bueno, quizá me pierda entre la multitud”. No, no te perderás entre la multitud.

Añade a la imagen de la ciudad la intimidad de la boda. La esposa, Cristo y Su pueblo unidos en la belleza de su unión de gozo para siempre. Y en el versículo 3: “Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: ‘El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos’”.

Todo lo que separa a Dios de Su pueblo ha desaparecido, y Dios comparte la vida eterna con Su pueblo redimido en Cristo para siempre. Esta alegría será indescriptible. Versículo 4: “Él enjugará toda lágrima de sus ojos”. ¿Puedes siquiera imaginarlo? Literalmente, enjugará toda lágrima de sus ojos como para dar a entender que no sólo se eliminan las lágrimas, sino también la fuente de las mismas.

Dios se lleva no sólo tus lágrimas, sino que, en el consuelo de Su alegría eterna, la tristeza queda fuera del alcance de la experiencia redimida. “Y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado. El que está sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas»”. La promesa es para ti, para tus hijos, para todos los que están lejos.

Arrepiéntete, cree en el Señor Jesucristo y recibirás la vida en Su nombre. 

Padre, por las glorias de Tu propósito redentor en Jesucristo, Te damos hoy nuestro agradecimiento, nuestra adoración y nuestra alabanza por Jesucristo nuestro Señor.