Detalles

Fecha

Pastor

Descubre cómo puedes marcar la diferencia en este mundo para Jesucristo. En la primera parte de Perseverancia en la Doctrina, el Pastor Colin habla sobre la importancia de la doctrina. Pasaje: 2 Timoteo 1:1-14


Recientemente estuve conversando con la persona que entrega nuestro correo en nuestra iglesia.

Él tiene tres responsabilidades básicas y nosotros confiamos en que él las realice cabalmente. La primera responsabilidad es recibir nuestro correo en la oficina postal, la segunda es cuidar muy bien de este correo y la tercera es la entregar el correo.

Me parece que estas responsabilidades sirven para hacernos pensar acerca de nuestras responsabilidades con el evangelio.

Quiero explicarlo mejor. En primer lugar tenemos que recibir el evangelio, no tenemos que inventarlo; tampoco somos los creadores del evangelio, nosotros lo recibimos y por lo tanto tenemos que enseñarlo a otros. Esa es nuestra responsabilidad con el evangelio para cada generación y en todo lugar. Nosotros tenemos que recibir el evangelio y no inventarlo.

En segundo lugar tenemos que proteger el evangelio y no perderlo. Estoy leyendo aquí en el capítulo 1, versículo 14, “Guarda el tesoro que te ha sido encomendado”. Obviamente, tú guardas con sumo cuidado algo que es valioso.

En nuestra ilustración, un buen cartero no deja el correo y se va al parque a comer, dejando vulnerable al correo para que se lo roben. Él cuida bien del valioso correo que le ha sido confiado. De la misma manera en la que un buen cartero cuida el correo, un verdadero cristiano o una buena iglesia guarda con sumo cuidado el evangelio.

Ahora bien, el peligro más grande en cuanto al evangelio ciertamente no está dentro de la iglesia evangélica. Nuestro peligro más grande tampoco es que abandonemos el evangelio debido a una mala decisión drástica. Nuestro peligro más grande es mucho más sutil y es simplemente el que nos desviemos del evangelio, debido a que no hemos guardado con sumo.

Pensemos en el horrible momento, que casi todos los padres de familia hemos experimentado. Recuerda alguna vez que tu hijo se separó del grupo y no te diste cuenta. Esto nos pasó a nosotros, hace muchos años, cuando estábamos en la playa en la costa sur de Inglaterra.

Nuestro hijo menor, David, tenía unos tres años y recuerdo que estaba jugando con sus primos.

Recuerdo a mi esposa, Karen, con voz muy tensa, preguntándome, “¡¿Dónde está David?!” Yo no sabía dónde estaba nuestro hijo más pequeño. Nadie lo sabía. Nos invadió el pánico y los dos.

Por fin, luego de un buen rato de búsqueda, mi esposa lo encontró. David estaba en una condición de pánico terrible al otro lado de la playa, completamente perdido. Era evidente lo que había ocurrido.

David había estado jugando en el agua y poco a poco, sin darse cuenta, se había desviado y se había ido alejando del grupo. Cuando por fin se dio cuenta lo que había pasado, estaba muy desorientado y ya no pudo encontrar el camino de regreso al grupo.

Entonces, veamos cuán significativo es el hecho de que Pablo, en su carta a Timoteo, usa tres veces la palabra “desviarse”. Como puedes ver, “desviarse” es algo muy peligroso. En 1a Timoteo, capítulo 1, versículo 6, vemos que algunos se desviaron de la verdad y pasan el tiempo en debates sin sentido.

En 1a Timoteo 6:20-21, el apóstol Pablo habla de aquellos que se han desviado de la fe por seguir discusiones mundanas y necias, disfrazándolas de “conocimiento.”

Estas personas están atrapadas en este falso conocimiento y piensan que entienden todo. El apóstol Pablo dice que en realidad se han desviado de la fe. En 2a Timoteo capítulo 2, versículo 18 vemos que Himeneo y Fileta están entre los que se han desviado de la verdad.

Por esta razón necesitamos estar muy atentos y vigilar constantemente, tanto en el nivel personal como en el nivel de la congregación, que cada programa y cada actividad represente fielmente el mensaje del evangelio que le ha sido confiado a la iglesia.

Si no vigilamos constantemente nuestra vida y nuestra doctrina, fácilmente podemos desviarnos de la verdad. Hemos visto que esto ha sucedido muchas veces hasta en iglesias fieles que terminan apartándose de la verdad. Han perdido el sentido de orientación y se olvidan del objetivo de nuestra verdadera misión. Por lo tanto, con el pasar del tiempo se apartan más y más de la verdad.

Tengan sumo cuidado de su doctrina. Pongan mucha atención para que no se desvíen, a tal punto que lo más importante y central en sus corazones y en sus mentes deje de ser el evangelio y sean atraídos por otras cosas.

Desde luego que desviarnos de la verdad no es la única manera en la que podemos perder el verdadero significado del evangelio. También podemos alejarnos de la verdad a través de decisiones intencionales.

Si leen 2a Timoteo, capítulo 4, versículo 3, verán que llegará el tiempo en que la gente ya no va a tolerar la sana doctrina. Más bien seguirán sus propios deseos y se rodearán de maestros que les digan lo que sus oídos se mueren por oír.

Como vemos, aquí la fuerza motivadora es moldear un mensaje que se adapte a los deseos de la gente. Si regresamos a 2a Timoteo, capítulo 3, versículos 2 al 5, lo cual en el programa anterior, verán lo que estos deseos significan.

En los últimos días, habrá tiempos muy difíciles, pues la gente solo tendrá amor por sí misma. El versículo 4 nos dice que la gente amará el placer en lugar de amar a Dios.

Si estos son los deseos instintivos que, por naturaleza, están dentro de nosotros, entonces es fácil discernir cómo luciría un mensaje moldeado y motivado por nuestros deseos.

Debido a que, por naturaleza, somos amantes de nosotros mismos en lugar de amar a Dios, este mensaje remodelado sería un mensaje acerca de nosotros mismos en lugar de ser un mensaje centrado en Dios. Es decir, este mensaje remodelado sería acerca de este mundo, en vez de ser un mensaje acerca del mundo que está por venir.

Por esta razón es muy significativo que en 2a Timoteo, capítulo 2, versículos 17 y 18, se menciona a Himeneo y Fileta, quienes se apartaron de la verdad. ¿Cuál fue el gran error de estos personajes? Ellos afirmaron que la resurrección de los muertos ya ocurrió.

Esta es otra manera de decir que todo lo que lo que Jesucristo tiene para ofrecernos ya está en esta vida actual. Esta es la falsa enseñanza que dice que debemos declarar y creer para recibir, y otras palabrerías similares que no tienen sentido.

El apóstol Pablo contrarresta esta falsa enseñanza y le dice a Timoteo que su responsabilidad es la de vigilar el evangelio y de no perderlo. Le dice que no lo pierda al distraerse y desviarse de la verdad. Pablo le dice que no se aleje del verdadero evangelio tratando de moldearlo de acuerdo al amor por nosotros mismos y al amor por este mundo que, por naturaleza habita en todos nosotros.

Vale recalcar que Pablo le dice a Timoteo que debe tener sumo cuidado del evangelio, porque si la iglesia no cuida del evangelio, su verdad no alcanzará al mundo, ¿cierto? Lo que quiero decir es que, si el evangelio no es resguardado en la iglesia, ¿en dónde más será cuidado? El evangelio tiene que ser resguardado en las iglesias evangélicas locales.

Recordemos que nosotros somos salvos por este evangelio y tenemos la inmensa responsabilidad de cuidarlo, de recibirlo, de no inventarlo, de resguardarlo y de no perderlo.

Nuestra tercera responsabilidad es la de enseñar el evangelio a otros, y no guardarlo solo para nosotros. En 2a Timoteo 2:2, el apóstol Pablo le dice a Timoteo, “Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean capaces de enseñar también a otros”.

Noten aquí que el punto principal es que el medio que Dios usa para la enseñanza del evangelio es gente digna de confianza.

A manera de aplicación, esto quiere decir que tu responsabilidad es sumamente importante en donde sea que Dios te haya puesto en el mundo, porque el medio que Él usa para transmitir Su evangelio es gente digna de confianza.

Dios te ha puesto en algún lugar en el que tu vida se cruza con gente que no conoce el evangelio. ¿Cómo va Dios a transmitir Su evangelio a estas personas? A través de ti si estás listo.

¿Cuáles son los requisitos para que cualquiera de nosotros enseñemos con eficacia a otros la verdad que nos ha sido confiada? Los requisitos son tres.

En primer lugar, se necesita fe. Tú debes tener fe si quieres serle útil a Cristo. Hemos estado enfocados en 2a Timoteo, capítulo 1, versículo 13. Aquí, el apóstol Pablo le dice a Timoteo, “Retén la norma de las sanas palabras que has oído de mí, en la fe y el amor en Cristo Jesús”.

La exhortación aquí, dicha en otras palabras es: “Timoteo, si vas a serle verdaderamente útil a Cristo, tienes que aferrarte a la sana doctrina, tienes que resguardar con fe. Tú mismo tienes que creerla profundamente”.

Si vas a comunicarle efectivamente el evangelio a otra persona, tienes que estar convencido, tienes que estar persuadido por esa verdad en tu propia vida. De nada hubiera servido si Timoteo hubiera pensado que era suficiente solo haber aprendido bastante del apóstol Pablo acerca de la sana doctrina.

De igual manera, de nada serviría que nosotros llegásemos a la madurez de nuestros años y pensemos que es suficiente que hayamos aprendido algo de la sana doctrina en la iglesia. Tú mismo debes creer la verdad del evangelio, de tal manera que gobierne tu mente y tu corazón; solo así podrás transmitirlo efectivamente a otros.

Examínate y pregúntate si de verdad crees que Jesucristo destruyó a la muerte y así trajo a la luz la vida y la inmortalidad. Pregúntate si has creído esta verdad de tal manera que puedes ser el medio para comunicarla a alguien más. Si realmente has creído de verdad de este evangelio, tienes que guardarlo con fe.

En segundo lugar, se necesita tener amor. Toda la enseñanza de este tema en nuestra serie se resume así: Si quieres serle útil a Cristo tienes que cuidar de la verdad del evangelio y tienes que enseñarlo con amor. Volvamos a 2a Timoteo, capítulo 1, versículo 13, el apóstol Pablo le dice a Timoteo, Retén la norma de las sanas palabras que has oído de mí, en la fe y el amor en Cristo Jesús”.

Así que la pregunta que yo mismo debo hacerme y que todos nosotros debemos hacernos es, ¿Cuánto realmente amo a las demás personas y me preocupo por ellas? ¿Cuánto de verdad me importa el hecho de que algunas personas que conozco, si murieran esta noche, pasarían a condenación eterna? ¿Toca mi corazón esta realidad? ¿Oro por estas personas?

Jesús tuvo compasión de las multitudes y Él tuvo compasión de las multitudes porque estaban perdidas, como ovejas sin pastor.

El apóstol Pablo, a punto de morir, le dice a Timoteo, quiero que recibas, resguardes y transmitas en Éfeso el mensaje que recibiste de mí, apóstol de Cristo. Y Timoteo, si tú vas a ser verdaderamente útil y eficaz en esta misión, en el lugar en el que Dios te ha puesto, vas a tener que creer este mensaje con todo tu corazón.

Vas a tener que aprender a amar a la gente que Dios ha puesto a tu alrededor, de tal modo que te entregues por completo a este servicio y a este ministerio, para que así estas personas también sean como Jesucristo.

En tercer lugar, se necesita tener una conciencia limpia. Hemos visto que se necesita tener fe, amor y ahora vemos que también es necesario tener una conciencia limpia. De manera impactante, el apóstol Pablo usa cuatro veces esta frase en apenas dos cortas cartas.

Esto es muy impactante y desde luego trae a colación el importante tema de la integridad. Esto trata con el hecho de que es posible creer una cosa y vivir otra. Es posible que profeses tener fe en el evangelio de Jesucristo y que vivas de una manera contradictoria a lo que crees.

El apóstol Pablo le menciona consistentemente este tema a Timoteo porque es de suma importancia. En 1a Timoteo 1:18 y 19, le dice, “Esta comisión te confío, hijo Timoteo, conforme a las profecías que antes se hicieron en cuanto a ti, a fin de que por ellas pelees la buena batalla,guardando la fe y una buena conciencia, que algunos han rechazado y naufragaron en lo que toca a la fe”.

En 1a Timoteo, capítulo 3, versículo 9, al referirse a los líderes de la iglesia, a los ancianos y a los diáconos, vemos una lista de varios requisitos, pero uno es de suma importancia. Los líderes de la iglesia deben aferrarse a las profundas verdades de la fe y deben hacerlo con una conciencia limpia.

Esta es también parte de nuestra responsabilidad con el evangelio. Todos debemos aferrarnos a las profundas verdades del evangelio y debemos vivir y poner en práctica estas verdades.

En 2a Timoteo, capítulo 1, versículo 3, el apóstol Pablo dice, “Doy gracias a Dios, a quien sirvo con limpia conciencia como lo hicieron mis antepasados[a], de que sin cesar, noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones”.

En otras palabras, Pablo está diciendo que la razón por la que puede orar por Timoteo, cada mañana y cada noche, es porque él (Pablo) está viviendo en la luz del evangelio con una conciencia limpia ante Dios.

Ahora pueden ver el meollo de esta enseñanza. El apóstol Pablo le está diciendo a Timoteo que, para poder enseñar efectivamente el evangelio a otros, debe haber consistencia entre su fe y su vida. Por esta razón, Pablo le dice que tenga mucho cuidado de cómo vive su vida y de su doctrina. Estas dos cosas o bien prevalecen juntas o bien se desmoronan juntas.

Este es el mensaje de este programa. Quiero terminar haciendo tres preguntas muy simples. La primera es simplemente, ¿has creído en el evangelio?

Fíjate bien que no te estoy preguntado si la gente cree que tú eres cristiano. Tampoco te estoy preguntando si creciste en un hogar cristiano o si has asistido a una iglesia por 25 años, o por cualquier cantidad de tiempo. Lo que te estoy preguntando es si has creído en este evangelio. ¿De verdad lo crees?

Jesucristo destruyó a la muerte y dio vida e inmortalidad a Sus verdaderos hijos. Este Jesús es el Hijo de Dios, Él murió para salvarte, resucitó y hoy te llama para que vivas una vida santa. ¿Has creído en este evangelio?

Permíteme hacer otra pregunta, ¿si todavía no has creído en este evangelio, si todavía estás indeciso, y piensas que esta verdad está fuera de tu alcance, por qué no crees hoy en este evangelio?

¿A qué estás aferrándote en este momento? ¿Qué puedes tener en tu vida que sea tan valioso que te impida aferrarte a Jesucristo y a lo que Él ha hecho por ti y hoy te lo ofrece? Jesucristo llevó sobre Sí mismo el aguijón de la muerte y acabó con tu muerte.

Jesucristo te ofrece librarte del infierno. Él te ofrece entrada a la vida eterna. Jesucristo te ofrece comenzar a vivir la vida eterna desde ahora mismo, al entrar en una relación personal con tu Creador. Te ofrece la oportunidad de encontrar gozo en Él.

¿Por qué no puedes decir hoy mismo que sí crees en este evangelio? Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo y pasarás de muerte a vida, de la oscuridad a la luz. Estás son las palabras de la Biblia. Estas son las promesas de Cristo.

Ahora bien, si has creído en este evangelio, tienes una gran responsabilidad con este mensaje. Tienes que recibirlo y resguardarlo con sumo cuidado y tienes que transmitirlo fielmente a otros.

Permíteme hacerte una segunda pregunta, ¿te importa que el mensaje de este evangelio sea enseñado al mundo perdido?

Dios amó de tal manera al mundo que dio a Su único Hijo. ¿Qué darías tú para que el evangelio sea enseñado en todos los rincones del mundo?

Ahora bien, esta es la tercera pregunta, ¿te estás aferrando al evangelio con una conciencia limpia?

Esto es muy importante, de lo contrario corremos el peligro de caer en lo que llamamos el síndrome de Jonás. Lo llamamos el síndrome de Jonás porque Jonás creía en estas verdades, pero vivía distante de Dios. No sirve de nada que creamos, como Jonás creyó, pero vivamos distantes de Dios, sin serle útiles.

En este mismo momento puedes arrepentirte, no lo dejes para más tarde. Entrégale a Cristo, hoy mismo, lo que hay en tu conciencia. Él la limpiará. Seamos un grupo de cristianos verdaderos, listos para serle útiles a Dios en el mundo.

Permítanme orar con ustedes. Es mi oración que hoy, alguien que este escuchando este mensaje, reconozca en lo profundo de su corazón que Dios le está hablando y le está diciendo que hoy necesita creer en este evangelio.

Si Dios ha hablado a tu corazón, puedes hacer esta oración conmigo: Señor Jesucristo, gracias por morir para que mi muerte sea cambiada. Gracias porque resucitaste y porque Tú vives, puedo ahora encontrar vida al creer en Ti.

Recíbeme porque he creído en estas verdades. Te pido que seas mi Salvador y mi Señor. Guíame en la nueva vida que has prometido a todos quienes creen en ti.

Todos quienes creemos, hagamos esta oración: Señor Jesucristo haznos, individual y colectivamente, mientras vivamos sobre la faz de esta tierra, gente que recibe Tu evangelio, que lo resguarda con sumo cuidado y que lo enseña eficazmente a otros.

Para lograr esto, queremos aferrarnos a Tu evangelio con fe, amor y con una conciencia limpia. Gracias porque haces que todas estas cosas sean posibles para nosotros. Te pedimos que nos las concedas a través de la sangre de Jesucristo y del poder de Tu Espíritu. Te pedimos todo esto en el nombre de Jesús.

Así es, por la gracia de Dios, hemos creado cursos en video que se centran en la preparación de los creyentes para el servicio al Señor. Tenemos un curso, basado en este versículo, que se titula Ten cuidado de ti mismo.