Memorizar la Palabra de Dios es una disciplina de gracia vital y que produce alegría para todo cristiano, pero ¿por dónde empezar? Con tantos miles de versículos entre los que elegir, la memorización puede resultar abrumadora y, a menudo, no sabemos por dónde empezar.
¿Por qué memorizar versículos de la Biblia?
Muchos de nosotros nos hemos hecho varias preguntas aclaratorias sobre esta disciplina llena de gracia, como:
- «¿Qué sentido tiene memorizar?».
- «¿Por qué debería dedicar tiempo y esfuerzo a memorizar la Biblia? ¿No podría usar ese tiempo para leerla más profundamente o para orar?».
- «Si puedo simplemente abrir mi Biblia y leer la Palabra de Dios, ¿por qué debería memorizarla?».
- «Si en general soy malo para memorizar, ¿debería considerar esto como una tarea importante?».
Me he hecho todas estas preguntas y me ha convencido profundamente lo que Dios mismo dice sobre la vitalidad de Su Palabra sembrada en la mente y el corazón del creyente. Aquí hay tres razones importantes que nos da para memorizar Su Palabra:
Para convencernos de pecado.
En mi corazón he atesorado Tu palabra, para no pecar contra Ti. (Salmo 119:11)
Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a Él mentiroso y Su palabra no está en nosotros. (1 Juan 1:10)
Para enseñarnos el temor del Señor.
Estos, pues, son los mandamientos, los estatutos y los decretos que el Señor su Dios me ha mandado que les enseñe, para que los cumplan en la tierra que van a poseer, para que temas al Señor tu Dios, guardando todos Sus estatutos y Sus mandamientos que yo te ordeno, tú y tus hijos y tus nietos, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. (Deuteronomio 6:1-2)
Para mantenernos firmes contra nuestro enemigo.
Por lo demás, fortalézcanse en el Señor y en el poder de Su fuerza. Revístanse con toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes contra las insidias del diablo… tomen también el casco de la salvación, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. Con toda oración y súplica oren en todo tiempo en el Espíritu, y así, velen con toda perseverancia y súplica por todos los santos. (Efesios 6:10-11, 17-18)
Tres consejos para memorizar
Tanto si llevas toda la vida memorizando versículos de la Biblia como si acabas de empezar, ten en cuenta estos consejos rápidos para seguir progresando:
1. Lee y repite.
Elige uno de estos pasajes cada vez y léelo diez veces al día hasta que te lo hayas memorizado por completo. La repetición tiende a tener un efecto duradero; cuanto más frecuentemente leas las Escrituras, más sólidamente se arraigarán en tu mente y en tu corazón.
2. Hazte responsable.
¡No memorices solo! Pide a un amigo o a tu grupo pequeño que se una a ti. Luego, practica recitando los versículos bíblicos en voz alta. Incluso podrías «poner a prueba» a tus amigos confiando en tu memoria, en lugar de mirar inmediatamente el texto. Hace unos años, mi grupo pequeño memorizó juntos el Salmo 145; fue mucho más motivador memorizar en grupo y ver el fruto espiritual que se obtenía de esta disciplina.
3. Ora.
A menudo, mis mayores obstáculos para memorizar son la falta de deseo y la pereza. No he comprendido el don de guardar la Palabra de Dios en mi corazón, de atesorar sus mandamientos y promesas de esta manera. Es más fácil y rápido no dedicar tiempo y esfuerzo mental adicionales durante la lectura de las Escrituras. ¿Y tú? Necesitamos orar por nuestros corazones: por el deseo de esconder la Palabra de Dios en ellos y alimentarnos de ella a lo largo del día; por el celo por la verdad de Dios y Su evangelio vivificante; y por el autocontrol y el poder para decir sí a esta disciplina eternamente valiosa. ¡Ayúdanos, oh Señor, a valorar lo que tú valoras y a amar lo que tú amas!
15 versículos bíblicos para memorizar
Aquí hay 15 sugerencias de versículos bíblicos para memorizar. Elige uno a la vez y repasa cada versículo incluso después de pasar al siguiente.
1. 2 Corintios 5:21
Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.
2. Isaías 53:5
Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por Sus heridas hemos sido sanados.
3. 1 Juan 1:9
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
4. Hechos 4:12
En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos.
5. 1 Tesalonicenses 5:16-18
Estén siempre gozosos. Oren sin cesar. Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús.
6. Deuteronomio 8:3
Él te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que tú no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no solo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del Señor.
7. Salmo 73:25-26
¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti? Fuera de Ti, nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre.
8. Marcos 8:35-36
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio, la salvará. O, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?
9. Romanos 8:31-32
¿Qué diremos entonces ante estas cosas? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? Él, que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Escucha ¡Rescatados!, una serie de sermones sobre Romanos 8. Escucha el primer programa «Rescatados del pecado«:
10. 1 Pedro 1:13
Por tanto, preparen su entendimiento para la acción. Sean sobrios en espíritu, pongan su esperanza completamente en la gracia que se les traerá en la revelación de Jesucristo.
11. Ezequiel 36:26
Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.
12. 1 Tesalonicenses 5:9-10
Porque no nos ha destinado Dios para ira, sino para obtener salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que ya sea que estemos despiertos o dormidos, vivamos junto con Él.
13. Hebreos 4:15-16
Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino Uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.
14. Juan 1:1-2
En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios.
15. Salmo 27:4
Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré: Que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y para meditar en Su templo.
Recursos recomendados:
- Curso: Un vuelo por la historia bíblica
- Libro gratis: El Salmo 23 en 30 días por Colin S. Smith
- Artículo: Una estrategia sencilla para meditar en la Palabra de Dios


