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junio 23, 2025

Cinco verdades sobre el cuerpo de Cristo

«Y sacar a la luz cuál es la dispensación del misterio que por los siglos ha estado oculto en Dios, creador de todas las cosas». (Efesios 3:9)

Lo que la Biblia enseña sobre la iglesia no es tan fácil de comprender. La iglesia es un «misterio». Es sólo con la ayuda del Espíritu Santo que realmente podemos empezar a entenderla, pero Dios quiere que sepamos quiénes somos, y por eso, Él nos enseña a través de ilustraciones, analogías e imágenes.

Falsas imágenes de la iglesia

Antes de mencionar cómo Dios se refiere a la iglesia, quiero señalar algunas falsas ideas que existen hoy. Conforme nos vayamos deshaciendo de las distorsiones, seremos capaces de recibir la verdad. El pastor Tom Nelson ha identificado cuatro imágenes distorsionadas.[1]

  • La iglesia como una gasolinería: donde llenas tu tanque espiritual cuando está vacío.
  • La iglesia como un cine: un lugar que ofrece entretenimiento.
  • La iglesia como una farmacia: donde puedes comprar analgésicos que te ayudan a lidiar con el dolor.
  • La iglesia como un supermercado: un lugar que ofrece los mejores productos en un lugar limpio, en un ambiente seguro para ti y tu familia.

No vas a encontrar estas ilustraciones en la Biblia. Todas ellas son distorsiones y todas tienen una cosa en común: todas se tratan de mí. «¡Lléname! ¡Entretenme! ¡Quítame el dolor! ¡Dame los programas que estoy buscando para mí y mi familia!». Es puro consumismo que, naturalmente, es la mentalidad dominante en nuestra cultura.  Debemos alejarnos de esta forma egocéntrica de pensar sobre la iglesia.

La imagen que Dios ofrece: El cuerpo de Cristo

  «Y [Dios] todo lo sometió bajo Sus pies [de Cristo], y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,  la cual es Su cuerpo, la plenitud de Aquel que lo llena todo en todo». (Efesios 1:22-23)

La Biblia usa esta imagen maravillosa sobre la iglesia como el cuerpo de Cristo en dos formas específicas y es muy importante no confundirlas. En 1 Corintios 12, todo el cuerpo (incluyendo la cabeza) trabaja conjuntamente, pero en Efesios 1 tenemos una imagen diferente: Cristo es la cabeza y nosotros somos el cuerpo. En el Nuevo Testamento no existe una iglesia sin Cristo.

Cuando logras comprender que nosotros somos el cuerpo de Cristo, podrás ver a la iglesia bajo una luz completamente nueva. La gasolinería, el cine, la farmacia y el supermercado son medios para conseguir un fin. No son inherentemente valiosos por ellos mismos. Pero la iglesia no es un medio para conseguir un fin, las congregaciones locales que Dios reúne tienen un valor mayor. El Padre ha exaltado a Cristo como cabeza sobre todas las cosas para la iglesia.

Cinco lecciones de esta analogía

1. Cristo es la cabeza de la iglesia.

La iglesia pertenece a Cristo, no porque nosotros hayamos decidido que Él fuera la cabeza, sino porque Él es la cabeza y Él decidió que nosotros fuéramos el cuerpo. El cuerpo sirve bajo la dirección de la cabeza. Es nuestro llamado ser receptivos a Él.

2. Cada miembro del cuerpo necesita estar conectado a la cabeza.

John Stott habla de la «grotesca anomalía, [de] un cristiano que no asiste a la iglesia».[2] Debemos tener cuidado de no llevar demasiado lejos ninguna analogía. Nosotros somos salvos por gracia a través de nuestra fe en Cristo. El ladrón que estaba en la cruz llegó al cielo sin haber sido parte nunca de una iglesia, pero esa es una anomalía.

La película 127 Horas nos cuenta la historia de Aron Ralston, un aventurero de Indiana que quedó atrapado en un cañón en Utah. Nadie sabía dónde estaba Aron y esperó 127 horas con su brazo moribundo atrapado debajo de una roca imposible de mover. Al final, sólo había una solución: con un cuchillo desafilado, Aron cortó su propio brazo; era la única manera de sobrevivir. Aron puede vivir sin su brazo derecho, pero seguramente estaría agradecido si hubiera una manera de recuperarlo. Lo mismo pasa con la iglesia.

¿Te has comprometido a ser miembro de alguna iglesia local? Si no, ¿por qué te has mantenido distante? Si eres un cristiano amputado, un cristiano separado del cuerpo, te has convertido en un «llanero solitario» por demasiado tiempo. Estoy en oración para que por medio de las Escrituras escuches al Espíritu Santo diciéndote, «La iglesia es a donde tú perteneces y te estoy colocando aquí para hacer Mi voluntad».

3.  Cada miembro del cuerpo debe responder a la cabeza.

Hay una historia en el Nuevo Testamento sobre un hombre que tenía la mano seca. La mano estaba conectada al cuerpo, pero no estaba haciendo nada útil, había perdido la capacidad de funcionar. Hubo una ruptura entre las órdenes del cerebro y la función de la extremidad. Cristo le dijo a este hombre: «Estira tu mano». Siempre me ha parecido fascinante porque es la única cosa que este hombre no podía hacer. Pero, en las escrituras sólo dice, «Y él la extendió, y su mano quedó sana» (Marcos 3:5).

Tal vez te hayas sentido como alguien que no funciona o que no contribuye a nada, pero cuando estás conectado a Jesucristo, obtienes vida de Él y eres capaz de cumplir con el trabajo que Él tiene para ti.

4. Cada miembro del cuerpo sufrirá junto con la cabeza.

Tú no puedes ser un pastor, misionero o miembro fiel del cuerpo de Cristo sin sufrir heridas. El cuerpo de Cristo siempre tendrá cicatrices.

Piensa en la encarnación y el cuerpo físico de Cristo. Él nació en un pesebre, ¿qué le sucedió a Su cuerpo? El mismo cuerpo en el que cumplió toda obediencia fue lacerado, perforado y quebrantado; fue el cuerpo en el que Él sufrió. El mundo causó dolor en el cuerpo de Jesús. En más de 2000 años de historia, el mundo siempre ha odiado a la iglesia, la cual es el cuerpo de Cristo; siempre lo ha hecho y siempre lo hará. No esperes que el mundo te ame. Jesús dijo: «Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a Mí antes que a ustedes» (Juan 15:18).

Si dedicas tu vida a servir a Cristo, siempre vas a tener cicatrices y heridas que lo demuestren. Pablo dijo: «llevamos siempre en el cuerpo, por todas partes, la muerte de Jesús» (2 Corintios 4:10). Todos queremos ser parte de un cuerpo sano, pero el cuerpo del cual Cristo es la cabeza, también es un cuerpo despreciado, un cuerpo que sufre en este mundo.

5. Cada miembro del cuerpo será glorificado junto con la cabeza.

Un día el cuerpo de la iglesia, marcado por cicatrices, el cuerpo que ha sido frágil, débil, despreciado y odiado por el mundo, será llevado a la presencia de Dios. ¡Ese cuerpo lleno de cicatrices se volverá glorioso, como Su cuerpo! La cabeza que alguna vez fue coronada con espinas, ahora es coronada de gloria; y el cuerpo, que era conocido por sus cicatrices, será conocido por su gloria.

A través del poder de Jesucristo, puedes decir: «Estoy tan agradecido de formar parte del cuerpo de Cristo».


1. Tom Nelson, Ekklesia (Cross Training, 2010).

2. John Stott, The Living Church [La Iglesia Viva] (Intervarsity Press, 2011), 19.


Colin Smith

Fundador y Pastor de Enseñanza

Colin Smith es el pastor emérito en The Orchard Evangelical Free Church, en los suburbios de Chicago, y es un miembro del concilio de The Gospel Coalition. Es autor de varios libros, entre ellos El cielo, cómo llegué aquí: La historia del ladrón en la cruz (que también es una película), el libro El Padre Nuestro en 30 días y el podcast Una caminata por la historia bíblica. Escucha su enseñanza en el podcast de Abre la Biblia.
Colin Smith es el pastor emérito en The Orchard Evangelical Free Church, en los suburbios de Chicago, y es un miembro del concilio de The Gospel Coalition. Es autor de varios libros, entre ellos El cielo, cómo llegué aquí: La historia del ladrón en la cruz (que también es una película), el libro El Padre Nuestro en 30 días y el podcast Una caminata por la historia bíblica. Escucha su enseñanza en el podcast de Abre la Biblia.