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septiembre 20, 2024

Cómo escuchar un sermón: 15 consejos prácticos para recibir la Palabra

«Tengan cuidado de cómo oyen».

Estas fueron las palabras de Jesús a Sus seguidores un poco después de compartir la Parábola del Sembrador, que explica los diferentes resultados de la proclamación de la Palabra.

En esa parábola, algunos oyeron la Palabra solo para que fuera arrebatada por el maligno. Otros no la reciben debido a la tribulación a causa de la Palabra o son ahogados por la vida diaria y las preocupaciones de este mundo. El único que escucha la Palabra y la acepta es el único que recoge el fruto. Como creyentes, tenemos que prestar atención a lo que escuchamos para que podamos recoger el fruto de «treinta, sesenta y ciento por uno» (Marcos 4:20). 

La manera en que escuchamos y recibimos la Palabra predicada tendrá un gran impacto en nuestra madurez y el fruto que tengamos como cristianos. 

Jesús quiere que seamos oyentes activos, hombres y mujeres que se esfuerzan por comprender la palabra de Dios con sus mentes y aplicarla en sus corazones. Esta verdad puede aplicarse en muchos contextos diferentes, pero quizá ninguno sea más evidente que desde el púlpito el domingo por la mañana.

Un domingo cualquiera, hay innumerables distracciones que pueden dificultar escuchar y recibir la Palabra: bebés que lloran, una mala noche de sueño, pensamientos del día anterior o una capacidad corta de atención. Esto sin mencionar la guerra espiritual que tiene lugar mientras la Palabra es predicada. Por eso la proclamación del evangelio es parte de la armadura de Dios (Efesios 6:15, 19) que hace avanzar la obra de Dios en contra el enemigo.

¿Cuál es la mejor manera de escuchar un sermón para recibir la Palabra de Dios?

15 Consejos prácticos para recibir la Palabra

1. Prepara tu corazón en oración. Ora para tener oídos atentos y para que el Espíritu siembre la Palabra en tu corazón. Confiesa tu pecado y examínate a ti mismo para ver si los afanes de este mundo pueden estar ahogando tu deseo de recibir la Palabra y obedecerla (Marcos 4:18-19).

2. Ora por la proclamación de la Palabra. Ora para que tu pastor proclame fielmente la Palabra en el poder del Espíritu y para que la congregación sea desafiada, instruida y edificada en la predicación de la Palabra.

3. Lee el pasaje que se va a predicar antes de que comience el servicio. Esto se hace preferiblemente en casa para poner tu mente en la verdad eterna que recibirás en el mensaje. Ora humildemente sobre el pasaje para que el Espíritu te ilumine y ayude a aplicarlo. 

4. Prepara tu mente y cuerpo para recibir la Palabra. Esto significa descansar bien la noche anterior y evitar actividades que podrían dificultar que despiertes y estes concentrado. Esto también puede significar abstenerse de ver televisión o checar tu teléfono antes del servicio para asegurar una mente clara. 

5. Llega a la iglesia temprano. Aunque esto puede parecer imposible para algunos, tendrá sus recompensas. Llegar temprano (o por lo menos a tiempo) hará que no te pierdas nada del servicio, te ayudará a evitar la ansiedad innecesaria de llegar tarde y te permitirá tener comunión con el cuerpo de Cristo con el tiempo extra.

6. Escucha el sermón con la Biblia abierta. Sigue la lectura de las Escrituras con tu Biblia. Con un Espíritu de discernimiento Bereano, comprueba las palabras del pastor con lo que Dios dice y sométete a la verdad de Dios.

7. Toma notas durante el sermón. Llevar un cuaderno y anotar los puntos principales, las referencias bíblicas y las ilustraciones útiles, puede ayudarte a ser un oyente activo que se compromete con la Palabra predicada. Tomar notas te ayudará a aprender mejor y también a usar tus notas como referencia en el futuro. 

8. Escucha en oración. La razón por la que la oración aparece tanto en esta lista es porque es muy importante. Escucha la Palabra de Dios e interactúa con Dios a través de oraciones sencillas: «¡Gracias Señor! » o «Eso es convincente y necesito tu ayuda para cambiar mi corazón» son formas sencillas de orar continuamente (1 Tesalonicenses 5:17).

9. Mantener una postura de humildad y sumisión a la Palabra. Podemos distraernos fácilmente o pensar, «Ya lo sé» cuando se predica un pasaje común. Siempre estamos bajo la autoridad de la Palabra de Dios y escuchar con atención y someternos a Su Palabra.

10. Aplica las verdades del mensaje para ti mismo y escríbelas. No queremos ser cristianos pesados, es decir, tener una cabeza desproporcionadamente grande por el conocimiento de la Biblia, pero un cuerpo pequeño por no ponerlo en práctica. Juan 14:21 dice que nuestra obediencia muestra nuestro amor a Dios y resultará en una mayor experiencia de Él.  

11. Lucha contra tus propias distracciones y las de los demás. Las pequeñas cosas pueden hacer una gran diferencia en tu experiencia de recibir la Palabra. Usa ropa apropiada y cómoda; siéntate en un lugar donde puedas oír fácilmente; apaga tu teléfono o si utilizas una aplicación de la Biblia, pon tu teléfono en modo avión para reducir las distracciones como mensajes o notificaciones. Si eres padre, enseña a tus hijos a ser buenos oyentes que no distraen a los demás. 

12. Discute el sermón después. Discutir el sermón en comunidad te ayudará a asimilarlo. Hay buenas oportunidades para discutirlo que incluyen tu grupo pequeño, una comida con tu familia o conversaciones a lo largo de la semana. Interactuar y aplicar la Escritura con otros profundizará las raíces de la Palabra en tu vida y modelará para otros la importancia de recibirla. 

13. Repasa el sermón. Aprendemos por repetición. Recibir la Palabra repetidamente, ya sea repasando el pasaje y tus notas o escuchando el sermón otra vez, concretará tu comprensión de la Palabra y le dirá a Dios que quieres aprender Sus caminos.

14. Dale la gloria a Dios por un gran sermón. Aunque hay lugar para pensar bien de los siervos dados por Dios que predican fielmente la Palabra, Dios debe recibir en última instancia la gloria y la alabanza. En el mejor de los casos, un predicador es un comunicador fiel y dotado de un mensaje glorioso que solo le pertenece a Dios.  

15. Vívela. Santiago dice que oír la Palabra, pero no ponerla en práctica es como mirarse en un espejo y olvidar inmediatamente cómo te ves (Santiago 1:3). Los oyentes y receptores de la Palabra se convierten en hacedores de la Palabra y dan fruto perdurable (Marcos 4:20). 

¡Que Dios te ayude por medio de Su Espíritu a ser un oyente atento y un hombre o mujer que recibe la Palabra con gozo para la gloria de Su nombre!


Para más consejos sabios sobre cómo escuchar un sermón, escucha el episodio de nuestro podcast titulado «Cómo escuchar un sermón«:


Kevin Halloran

Director de Contenido y Estrategia

Kevin Halloran sirve en Abre la Biblia y vive cerca de Chicago, Illinois, con su esposa y dos hijas. Ha ministrado en la República Dominicana, en México y en Ecuador, donde aprendió español. Su pasión es fortalecer a la iglesia para el ministerio de la Palabra de Dios. Escribió el libro Cuando orar es una lucha: una guía práctica para superar los obstáculos en la oración (P&R, 2023). Puedes encontrarlo en su blog Anclado en Cristo, Facebook, Twitter y YouTube.
Kevin Halloran sirve en Abre la Biblia y vive cerca de Chicago, Illinois, con su esposa y dos hijas. Ha ministrado en la República Dominicana, en México y en Ecuador, donde aprendió español. Su pasión es fortalecer a la iglesia para el ministerio de la Palabra de Dios. Escribió el libro Cuando orar es una lucha: una guía práctica para superar los obstáculos en la oración (P&R, 2023). Puedes encontrarlo en su blog Anclado en Cristo, Facebook, Twitter y YouTube.