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mayo 02, 2025

Confía en Dios con los dones espirituales que Él te da

¿Confías en Dios en el área de los dones espirituales?

Al hablar con mis hermanos y hermanas en la iglesia o navegar por las redes sociales, quiero lo que tienen los demás: sus dones espirituales, oportunidades e influencia. Escucho sobre ese maravilloso evento ministerial en el que ella habló, o veo cuánto está influyendo en otros creyentes, y pienso: ¿Cómo se le abrieron esas puertas? ¿Por qué yo no he tenido esa oportunidad?

O en momentos de orgullo total: Lo que ella está haciendo no es tan bueno como lo que acabo de hacer yo.

Cinco verdades para ayudarte a confiar en Dios

En nuestro estado pecaminoso, nuestros corazones se dejan llevar por la codicia, la comparación y la crítica cuando se trata de los dones que Dios ha dado a Su pueblo. En lugar de ver lo que Dios nos ha dado generosamente (nuestros dones espirituales, oportunidades e influencia), a menudo nos fijamos en lo que Él no nos ha dado.

Pero podemos confiar en Dios con los dones que nos da. Gracias a Cristo, somos libres para celebrar los diversos dones espirituales dentro de Su cuerpo y descansar en lo que Dios nos ha dado a cada uno. Esta es la mejor manera, y Pablo nos la muestra en 1 Corintios 12, donde nos da cinco verdades que nos ayudarán a confiar en Dios mientras distribuye los dones espirituales.

Verdad #1: El don de la salvación de Dios impulsa nuestros dones y oportunidades.

Por tanto, les hago saber que nadie hablando por el Espíritu de Dios, dice: «Jesús es anatema»; y nadie puede decir: «Jesús es el Señor», excepto por el Espíritu Santo. (1 Corintios 12:3)

Pablo escribió a la iglesia de Corinto porque algunas personas habían estado abusando de sus dones espirituales con fines egoístas, en lugar de edificar el cuerpo. «Esta iglesia era rica en dones, pero había muchas cosas escandalosamente fuera de orden en ella», dice Matthew Henry [1]. Su situación nos enseña lo necesario que es para nosotros aferrarnos a la obra de salvación consumada de Cristo antes de desarrollar nuestros dones espirituales, ¡porque el uso correcto de estos está arraigado en el evangelio!

La gratitud por el sacrificio único de Jesús nos motivará a servir a Su Iglesia a través de nuestros dones, en lugar de servirnos a nosotros mismos.  Y la humildad ante Su gloria resucitada y exaltada nos impulsará a aceptar con mansedumbre cualquier oportunidad que se nos presente, sabiendo que merecemos todo lo contrario debido a nuestro pecado.

¿Por qué usas tus dones espirituales? ¿Te impulsa a la obra de nuestro Señor lo que Él ha hecho por tu alma? Puede que no digamos necesariamente «Jesús es maldito», pero deberíamos examinar por qué ejercemos nuestros dones espirituales: ¿por nuestra gloria o por la Suya?, ¿por nuestro bien o por el bien de la Iglesia?

Verdad #2: El Espíritu de Dios nos asigna nuestros dones y oportunidades.

Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, distribuyendo individualmente a cada uno según Su voluntad. (12:4-6, 11)

Nuestros dones y oportunidades no se distribuyen al azar, ni los elegimos nosotros; más bien, el Espíritu nos los asigna de manera perfecta y con un propósito:

¿Acaso [el Espíritu de Dios] no da a quien quiere y en la medida que quiere; un don a uno y otro a otro; ¿a uno más y a otro menos, como le parece? ¿No es Él el mejor juez de cómo se ha de servir a Su propósito y de cómo se han de otorgar Sus dones? No es como quieren los hombres, ni como les parece, sino como le place al Espíritu.[2]

Dios siempre hace lo que le place, con una sabiduría inigualable. Solo Él sabe exactamente por qué a ti y a mí se nos han dado los dones que se nos han dado. Él sabe por qué los pastores predican y los maestros enseñan; por qué algunos hombres y mujeres son grandes animadores; cómo otros están dotados para mostrar misericordia; y por qué algunas personas dan tan generosamente como lo hacen. ¡Estas son asignaciones divinas!

Verdad #3: La elección soberana de Dios significa que no necesitamos codiciar, criticar o compararnos con los dones y oportunidades de los demás.

Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído? Si todo fuera oído, ¿qué sería del olfato? Ahora bien, Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo según le agradó. (12:17-18)

Aquí es donde entramos en la práctica: Si es cierto que nuestros dones comienzan con nuestra salvación (¡con Dios, no con nosotros!) y el Espíritu los otorga, ¿qué hacemos cuando codiciamos, criticamos o nos comparamos con lo que tienen otros? ¿No estamos diciendo que Dios no ha hecho bien Su trabajo y que tenemos mejores ideas que Él?

Cuando anhelo con facilidad la influencia que se le ha confiado a otra maestra o escritora, cuando me envanezco de mis propios dones, cuando me frustro por una oportunidad que se me ha escapado y que se le ha dado a otra persona, cuestiono la decisión soberana de Dios. En mi corazón, le digo: «Lo que elegiste no es bueno».

En estos momentos, Dios, en Su gracia, nos recuerda la verdad n.º 1: todo lo que tenemos, ya sea nuestra salvación o nuestros dones espirituales, proviene de Dios a través del Espíritu Santo; por lo tanto, si hemos reconocido a Jesús como Señor, tenemos todas las razones para confiar en que Su señorío se extiende incluso a nuestros dones y oportunidades. Él sabe lo que hace y siempre es bueno.

Verdad #4: El propósito de Dios para nuestros dones y oportunidades es el amor.

Pero así formó Dios el cuerpo, dando mayor honra a la parte que carecía de ella, a fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros. (12:24-25)

Las travesuras espirituales de la iglesia de Corinto estaban causando divisiones dentro de la congregación, a pesar de que Dios los había llamado a usar sus dones para «cuidarse unos a otros». Me pregunto cuán diferentes serían nuestras iglesias y ministerios si confiáramos en la forma en que Dios repartió Sus dones y luego buscáramos usarlos con amor. A menudo, estamos tan ocupados compitiendo entre nosotros que nos apreciamos la belleza de la composición perfecta de Dios. En lugar de disfrutar de lo que Él ha hecho, lo envidiamos. En lugar de buscar oportunidades para amarnos unos a otros con nuestros dones, nos fijamos en los dones en sí mismos y se convierten en un fin, a menudo egoísta, en lugar de un medio para el fin de Dios.

Pero, ¿y si viéramos nuestros dones y oportunidades como instrumentos de amor? ¿Y si, cada vez que escribiera algo o hablara en un evento, orara para que Dios lo usara para cuidar de Su pueblo? ¿Cómo cambiaría entonces nuestra perspectiva de los dones de otras personas?

Verdad #5: El plan de Dios para nuestros dones y oportunidades es la unidad dentro de la diversidad.

Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él. Y en la iglesia, Dios ha designado primeramente, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego, milagros; después, dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversas clases de lenguas. (12:27-28)

Dios ha reunido una variedad de dones dentro de Su iglesia, y Su plan es que mostremos a Cristo al mundo y los unos a los otros. ¡Ese es nuestro objetivo! La diversidad de dones y oportunidades es el plan de Dios, y cuando recordemos esta verdad, nos regocijaremos más fácilmente en servirle a Él cómo podemos.

Dios no ha cometido un error al no hacerme como mi hermano o hermana, lo ha hecho a propósito, por el bien de Su Hijo. ¿Y cuánto más se dará cuenta el mundo cuando todos nos amemos maravillosamente unos a otros mediante el uso de nuestros dones espirituales, mostrando en última instancia la gloria de nuestro Salvador, que nos amó primero?

Jesús es el Señor de tus dones espirituales

Este alto llamamiento es una razón más para volver, una y otra vez, a la primera verdad: «Nadie puede decir: «Jesús es el Señor, sino por el Espíritu Santo»». Nuestro bondadoso Señor y Salvador nos ofrece misericordia y ayuda en momentos de necesidad. Podemos pedirle que cultive en nosotros una confianza más profunda en el plan de Dios para nuestros dones y oportunidades a través de su Espíritu.

Y podemos orar por un gran gozo y libertad para usar lo que Dios nos ha dado generosamente a cada uno de nosotros. 


1.Henry, M. (1994). Matthew Henry’s commentary on the whole Bible: complete and unabridged in one volume [Comentario de Matthew Henry sobre toda la Biblia: completo y sin abreviar en un solo volumen] (p. 2265). Peabody: Hendrickson.

2. Ibid.


Kristen Wetherell

Kristen Wetherell is a pastor’s wife, mother of three, writer, and speaker. She is the author of several books including Help for the Hungry Soul, Humble Moms, and Fight Your Fears, coauthor of the award-winning book Hope When It Hurts, editor of 12 Faithful Women, and author of the board book series For the Bible Tells Me So. Kristen also co-hosts Front Row Seat, an interview series for pastors’ wives. You can read Kristen’s writing on her website and connect with her through her newsletter Nourished. She and her family are members of The Orchard in Chicagoland.
Kristen Wetherell is a pastor’s wife, mother of three, writer, and speaker. She is the author of several books including Help for the Hungry Soul, Humble Moms, and Fight Your Fears, coauthor of the award-winning book Hope When It Hurts, editor of 12 Faithful Women, and author of the board book series For the Bible Tells Me So. Kristen also co-hosts Front Row Seat, an interview series for pastors’ wives. You can read Kristen’s writing on her website and connect with her through her newsletter Nourished. She and her family are members of The Orchard in Chicagoland.