Detalles

Fecha

Pastor

¿Qué son las «buenas nuevas» del Evangelio? El Pastor Colin Smith explica el conocido versículo bíblico, Juan 3:16.


Juan, capítulo 3:16. «De tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito». ¿Y sabes qué? El versículo más conocido de la Biblia nos lleva a una de las preguntas más grandes que enfrentamos. ¿Cómo sé que Dios me ama? Y la respuesta no siempre es tan obvia.

Ves tu vida y dices: «Bueno, si Dios realmente me ama ¿por qué permitiría que esto ocurriera? ¿Cómo puedo saber que Dios me ama?» Miras las noticias y dices: «Ve lo que está pasando en el mundo, ¿cómo puedo realmente creer que Dios ama tanto al mundo?»

Bueno, esa es una pregunta real, y su respuesta es muy clara y se encuentra en el versículo que analizaremos hoy. Así que, si estás luchando por saber si Dios te ama, este programa es para ti, especialmente hoy. Que Dios use este maravilloso versículo de las Escrituras para traer fortaleza, esperanza, luz y consuelo a tu corazón.

Estamos en el versículo más conocido, y seguramente el más amado de toda la Biblia, Juan, capítulo 3, versículo 16: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna».

Y nos encontramos en el Evangelio de Juan con el objetivo de poder mirar a Jesucristo con nuevos ojos, para verlo tal y como se nos presenta en las Escrituras. Y lo hacemos principalmente porque muchísimas personas se han alejado de la fe cristiana al haber escuchado una versión distorsionada del mensaje cristiano.

Es posible que esto sea algo con lo que luchamos algunos porque escuchamos una versión del cristianismo que nos dejó la impresión de que el cristianismo está influenciado por una orientación política, por el odio hacia ciertos grupos, o incluso porque de alguna manera es una institución tan grande, que casi parece desaparecer a Jesucristo, así que realmente no podrías encontrarlo allí.

Actualmente, muchísimas personas están dando un paso atrás en la fe. No es porque confiaron en Jesucristo y lo encontraron deficiente, sino porque aún no han conocido a Jesucristo, tal y como se nos ha presentado en las Escrituras. Por eso venimos al Evangelio de Juan, para encontrarnos con Jesús.

En los primeros capítulos de este Evangelio descubrimos que Jesús es: el Hijo de Dios encarnado, eterno, personal, divino, creador y dador de vida.

Recuerda estas dos cosas del capítulo 2: Jesús convierte el agua en vino, es decir, Él cambia la naturaleza de las cosas, Él las renueva. Y luego, Él limpia el templo, quitando de la presencia de Dios todo lo que no debería estar allí.

Así que Juan dice: «Ahí está el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo», esto es, Jesús limpia y también bautiza con el Espíritu Santo; esto es, Jesús da vida nueva.

Y luego, ¿qué lo encontramos haciendo? Lo encontramos haciendo cosas nuevas, convirtiendo el agua en vino y limpiando el templo; ambas cosas.

Luego, en el capítulo tres, continúan estos mismos temas. Encontramos a un hombre llamado Nicodemo, a quien ya hemos mencionado anteriormente en un mensaje titulado Cuando la religión no entiende lo más importante.

Nicodemo es un hombre muy exitoso, con una muy buena educación y es una persona moralmente recta. Jesús le dice: «Ahora, debes nacer de nuevo», y luego le explica lo que esto significa: «Necesitas nacer de agua y del Espíritu. Es decir, necesitas un nuevo nacimiento que te limpie y te renueve».

Y Nicodemo, por supuesto, le responde: «bueno, ¿cómo es posible? ¿Acaso no me ves? Ya no soy un jovencito». Nicodemo era una persona mayor, por lo que le preguntó: «¿Cómo puede nacer de nuevo un hombre cuando es viejo? ¿Cómo voy a limpiarme en la adultez? ¿Cómo me haré nuevo otra vez? Esto es algo que yo no puedo hacer».

Y esto nos lleva al libro de Juan, capítulo 3, versículo 16, donde se nos dice muy claramente lo que Jesucristo hace por nosotros los que creemos en Él y que no podemos hacer por nosotros mismos.

No podemos limpiarnos ni renovarnos a nosotros mismos, estas cosas solo las recibimos por medio de Jesucristo. Y es aquí, justo en este punto donde nos encontramos hoy, en Juan, capítulo 3, versículo 16.

Y hay tres cosas muy sencillas que quiero decir sobre este versículo tan conocido. La primera es que Dios te ama, la segunda, es que Dios dio a Su hijo por ti y la tercera, es que Dios te invita amorosamente a creer en Su hijo.

La primera es que Dios te ama. Cuando leemos sobre el amor de Dios aquí: «De tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito», es evidente, por la forma en la que se hace referencia al Hijo, que este versículo está hablando principalmente del amor del Padre.

Y aquí hay algo muy importante que debemos entender: Jesús no vino al mundo y murió en la cruz para que el Padre te amara. Mas bien, Jesús vino al mundo y murió en la cruz, porque el Padre te ama. Ahora, esta es la razón por la cual esto es realmente importante; especialmente para que las personas en la iglesia lo puedan comprender.

Creo que muchas personas en las iglesias viven con la sensación de que, por algún motivo, Dios está en su contra, y que, quizá, Dios solo las soporta por amor a Jesucristo.

En lo profundo de su corazón, sienten que debido a que su fe es débil y a que tienen muchos pecados, Dios en realidad los desprecia, y que, si dependiera de Él, te condenaría, pero lo único que le impide hacerlo, es el hecho de que Jesús murió por ti en la cruz.  

Imagina esta escena: un joven invita a su amigo a una fiesta de pijamas en su casa. Pero, cuando el amigo llega a la casa, es evidente que el padre del joven no está contento de verlo.

El padre está escondido detrás de su periódico, y apenas levanta la mirada para observar al chico que ha venido a la fiesta, y es evidente que, aunque su amigo quiere que esté allí, el padre no piensa lo mismo.

De hecho, no muestra ningún interés en su presencia, es más, parece estar ligeramente irritado por el hecho de que haya venido. En cierto modo, el padre soporta la presencia del chico por el bien del hijo que ama.

Ahora piensa en esto: si esta es la realidad, por mucho que al chico le agrade su amigo, no irá a la casa de su padre, y seguramente no estará feliz en este lugar, mientras tenga la sensación de que el padre realmente no lo quiere allí.

Y mientras guardes en algún lugar profundo de tu corazón la sospecha de que Dios está, en el fondo de Su corazón, en contra tuya, nunca encontrarás paz, esperanza o gozo en Dios.

Si esa es tu posición, esto es lo que necesitas comprender más profundamente: Dios te ama, Él realmente te ama. Y esta es una verdad maravillosa para todos nosotros, tanto para la persona que nos escucha hoy y está más alejada de Dios, como para la persona que está cerca de Él.

Permíteme aplicar esta verdad a quien hoy se siente lejos de Dios. Escucha, no estás caminando con Él, tu relación con Dios se ha enfriado; perdiste el sentido que alguna vez tuviste sobre la necesidad real de Él en tu vida, tal vez estás aquí por alguna razón distinta al interés que tienes por Dios o quizá, no tienes ningún interés en absoluto.

Así es como funciona: lo que sientes por Dios es siempre un reflejo exacto de lo que, en lo más profundo, crees que Él siente por ti. Mira, si en lo más profundo de tu corazón, sin importar lo que aparentes en la superficie, crees que Dios está en contra tuya, entonces, en lo más profundo de tu corazón, también estarás en contra de Él.

Si en lo más profundo de tu corazón piensas que Dios no tiene ningún interés en ti y no se preocupa por ti, entonces, en lo más profundo de tu corazón, no tendrás ningún interés en Él y no te preocuparás por Él.

Pero si hoy llegaras a creer lo que dice este versículo, que Dios te ama, ¿sabes qué pasará? Llegarás a amarlo de verdad, en lo más profundo de tu corazón, porque lo que sientes por Dios es siempre un reflejo exacto de lo que, en lo más profundo de tu corazón, crees que Él siente por ti.

Así que este es el mensaje: «De tal manera amó Dios al mundo», y tú formas parte de ese mundo, lo que significa que Dios te ama. Y eso aplica también para la persona que hoy se siente más alejada de Dios mientras escucha este programa.

Ahora, ¿qué pasa con la persona que realmente ama a Dios? ¿Cómo aplica esto a nosotros? Bueno, de muchas maneras, pero aquí hay una.

Tú has llegado a amar a Dios de corazón. Permítanme expresarlo de esta manera a través de una cita del Obispo Ryle: «Nunca te avergüences de imitar a Aquel a quien sirves. Dios amó al mundo y ahora tú has llegado a amar a Dios. Entonces, ven y refleja ese mismo amor; llénate de amor y bondad hacia todos los hombres. Procuremos amar a los que Dios ha puesto a nuestro lado. El amor empieza en casa; no termina ahí, pero tiene que empezar ahí. Comienza con la familia, con los amigos y con la familia de Dios».

Pero el obispo Ryle también dice esto, y creo que es muy útil: «que no haya nada estrecho, nada limitado, nada reducido, tacaño o sectario en tu amor. Dios amó al mundo, así que nunca te avergüences de reflejar e imitar a Aquel a quien sirves».  

Esto significa: Ama a los ateos como Dios los ama. Ama a los musulmanes como Dios los ama. Ama al mundo como Dios ama al mundo. Ama a tus enemigos como Dios amó a sus enemigos. Dios te amó antes de que tú le amaras. Mientras éramos aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Así que esta es la primera verdad maravillosa: Dios te ama.

Así que esta es la primera verdad maravillosa: Dios te ama.

Ahora viene la segunda: Dios entregó a Su Hijo por ti. Esa es la forma en la que puedes saber que Dios te ama y es muy importante: «De tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito».

Fíjate que el versículo no dice, de tal manera amó Dios al mundo, que admite a todos en el cielo. Tampoco dice, de tal manera amó Dios al mundo, que eliminó el sufrimiento de la tierra. Mas bien, dice: «De tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito».

Así que el amor de Dios se ve y se conoce en Jesucristo. Esto es importante por lo siguiente: la Biblia habla también de «la ira de Dios que se revela desde el cielo». Dice, que este Dios de amor, también es santo y que todo este mundo está bajo Su juicio. Esto se encuentra tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento.

Incluso en este versículo de Juan sobre el amor de Dios, tenemos la palabra perecer, que significa: la completa perdición o desintegración de una vida humana. «Para que todo aquel que cree en Él, no se pierda». Hay otros pasajes en la Biblia acerca del juicio de Dios que te pondrían los pelos de punta, y son tan ciertos como Juan 3:16.

Entonces, ¿cómo sabes que Dios te ama? Esa es la pregunta. ¿Cómo lo sabes? Y hay dos formas de responder a esa pregunta. Primero voy a darte una forma que no funciona, pero que es muy común. Y luego te daré la forma en que la Biblia responde a esa pregunta, que, por supuesto funciona, porque es maravillosamente cierta.

Esta es la forma que no funciona. ¿Cómo sabes que Dios te ama? Bueno, algunas personas responden de esta manera. Dicen: “bueno, sé que Dios me ama porque… y luego enumeran las alegrías y bendiciones en sus vidas. Sé que Dios me ama porque tengo una esposa maravillosa, tengo hijos sanos, tengo buenos amigos, tengo un trabajo estupendo que disfruto de verdad”.

Ahora bien, todo buen regalo, por supuesto, desciende de Dios, que es nuestro Padre celestial, y lo correcto es ver cada bendición como un regalo de Su mano, y debemos darle gracias por ello.

Sin embargo, el problema está en tratar de discernir y confiar en el amor de Dios sobre la base de las bendiciones. ¿Qué ocurre cuando pierdes ese gran trabajo? ¿Qué ocurre cuando alguien de tu maravillosa familia experimenta un trauma, sufre violencia, le diagnostican una enfermedad terminal?

¿Cómo te aseguras de que Dios te ama? ¿Qué haces cuando la persona que te quiere o a la que más quieres, pierde interés por ti? ¿Cómo estarás seguro del amor de Dios por ti en esos momentos?

Si intentas discernir el amor de Dios desde tus propias experiencias, siempre estarás confundido, porque cuando las bendiciones lleguen, dirás: Dios me ama, pero cuando los problemas lleguen, dirás: Dios debe estar en mi contra.

Y este es el problema de interpretar el amor de Dios desde tus propias experiencias, que pierdes el sentido real del amor de Dios por ti, justamente, en el momento en que más lo necesitas.

El punto es que la experiencia que tengamos en este mundo, seas cristiano o no, siempre será confusa. Este mundo está en caos y lo está porque se ha rebelado contra Dios.

Entonces, si tomas como referencia el mundo, jamás llegarás a la conclusión de que Dios ama al mundo. Dirás: bueno, mira la violencia, el terrorismo, la guerra, el sufrimiento, la enfermedad. ¿Cómo podría creer que Dios ama al mundo cuando veo cómo está el mundo?

No puedes creer que Dios ama al mundo mirando al mundo. Si haces esto, siempre estarás confundido y tu conclusión será: Me cuesta creerlo. Y esto pasa porque quieres convencerte del amor de Dios mirando en el lugar equivocado.

Entonces, ¿cómo sabes que Dios te ama? Respuesta: Sabes que Dios te ama porque Él entregó a Su Hijo por ti. Y eso está claro no solo en este versículo, sino en todo el Nuevo Testamento, donde esta verdad se repite una y otra vez.

Romanos 5:8 dice: «Pero Dios demuestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros». 1 Juan, capítulo 4, versículo 9 dice: «En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros». En otras palabras, así es como se manifiesta el amor de Dios: «En que Dios ha enviado a Su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él».

Y ahora, según Juan 3:16, ¿cómo sabemos que Dios nos ama? En que: «De tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito». Ahora dirás: ¿cómo puede manifestarse así el amor de Dios? Muchos de nosotros lo sabemos bien; y si es así, gózate conmigo en estos momentos mientras te lo recuerdo.

¿Qué ocurrió cuando Dios entregó a Su Hijo? Dios se hizo hombre en Jesucristo. Dios Hijo, que es uno con el Padre y habita con el Padre, vino a nosotros y se hizo hombre por nosotros.

Piensa en esto: si Jesús fuera solo un hombre, estaría tan lejos de Dios como nosotros, pero, por otra parte, si Jesús fuera solo Dios, estaría apartado de nosotros como lo está Dios.

El caso es que Dios se hizo hombre y que Dios y el hombre se unieron en una sola persona: Jesucristo. Esto no ha sucedido nunca en ningún otro tiempo o lugar a lo largo de toda la historia de la humanidad, pero sucedió en Jesús. Esto es lo que la Biblia nos enseña: en el Dios-hombre se reúnen Dios y el hombre.

Y entonces, ¿qué hace Él con Su llegada? Bueno, se ocupa de todo lo que nos aleja de Dios. ¿Cómo lo hace? En primer lugar, Él vivió la vida que Dios exige de todos nosotros, la vida que ninguno de nosotros ha vivido realmente.

Él cumplió perfectamente todo lo que Dios requiere de cada mujer y cada hombre. Él cumplió la ley de Dios viviendo una vida perfecta y luego entregó esa vida como sacrificio.

De hecho, tomó el lugar de los pecadores y sufrió la condenación que los pecadores merecen, y luego, al tercer día, Él resucitó de entre los muertos y ascendió de nuevo al Padre, de quien vino. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna».

Sin importar cuán lejos estés hoy de Dios y sin importar de qué manera hayas pecado contra Él, si crees en el Hijo de Dios, en quién es y en lo que ha hecho, entonces conocerás que el Padre te ha amado y recibirás este regalo que el Padre tiene en sus manos para darte.

El Padre no podría habernos dado un regalo más valioso, nos dio a Su único Hijo. Y no hay mayor regalo que cualquiera de nosotros pudiera recibir jamás, porque en Jesucristo tenemos esta promesa: No te perderás, sino que tendrás vida eterna.