Escucha el episodio en Spotify, Apple Podcasts, YouTube, Amazon Music, y en cualquier lugar dónde escuches tus programas favoritos.
Descripción
A las personas maduras y respetadas no les resulta fácil acercarse a Jesús. El Pastor Colin nos explica porqué desde la historia de Nicodemo.
Escritura: Juan 3:1-21
Transcripción
Ahora vean lo que dice Jesús en respuesta al comentario de Nicodemo sobre reconocerlo como maestro. Jesús dice: “Nicodemo, esto es lo que tienes que entender, no he venido simplemente para que aprendas sobre la vida… he venido para que tengas vida”. Es un mundo de diferencia a lo que Nicodemo había comprendido. Él había pasado esto por alto.
Ahora bien, la importancia de lo que pasó por alto se pone de relieve sobre todo en el versículo 10, donde Jesús deja claro que éste es en realidad el mensaje central de las Escrituras, no sólo en el Nuevo Testamento, sino incluso en el Antiguo. Fíjense en lo que dice Jesús en el versículo 10: «¿Eres tú maestro de Israel y no entiendes estas cosas?”
Ahora recuerden que Nicodemo no tenía el Nuevo Testamento, tenía el Antiguo, tenía las mismas Escrituras del Antiguo Testamento que tenemos nosotros hoy. Y muy claramente en el versículo 10, Jesús esperaba que una persona con el Antiguo Testamento pudiera entender esta infusión de vida de lo alto. ¿Cómo es que tienes las Escrituras del Antiguo Testamento y no entiendes esto?
Tal vez se pregunten: ¿dónde está eso? Y les digo que está en las Escrituras del Antiguo Testamento, en muchos lugares. Permítanme darles uno y quizás sea el más claro de todos. Ezequiel 36:25-27. En el Antiguo Testamento, Dios dice: “pondré mi ley dentro de ellos, la escribiré en sus corazones, les rociaré agua limpia”.
Si se dan cuenta, ya hablaba de la infusión del amor divino en la vida, viniendo al corazón, limpiándolo. “Yo rociaré agua limpia sobre ti, te daré un corazón nuevo”, que es renovador. “Y pondré mi Espíritu en ti y haré que camines en mis estatutos”, como en el Antiguo Testamento.
Y la forma en que Jesús describe lo que Ezequiel profetizó es a través de un nuevo nacimiento. Es una infusión de vida de lo alto, es una vida divina que entra en ti de tal manera que te lava, te limpia y te renueva de adentro hacia afuera. Mucho más que simplemente seguir a un mentor en un camino o una forma de vida. Y Jesús dice en el versículo 17: “Nicodemo, no te maravilles de que te diga que es necesario nacer de nuevo”.
Así que Nicodemo claramente está sentado en la mesa como diciendo, ¿en serio, en serio? Y Jesús está diciendo, ¿cómo puedes haber estudiado tanto las Escrituras todos estos años y no has entendido esto? Ahora ves lo que está diciendo, y esto es muy importante para nosotros. He aquí un hombre que conoce bien la Biblia y, sin embargo, no ha captado su mensaje central.
Y me temo, amigos, que tal vez hay muchos entre nosotros, tal vez muchos que están en la misma posición, personas que creen en la Biblia y que han perdido el punto central de la Biblia misma. Y esto es lo que hacen. Vienen al culto domingo tras domingo, y luego salen a hacer otro gran esfuerzo moral para vivir una vida que sea agradable a Dios. Y aprietan los dientes, y yo me pregunto, ¿dónde está el gozo? ¿Y dónde está la paz? ¿Y dónde está el amor?
Esa es la marca de la presencia de esta vida divina, del Espíritu Santo, en la vida de una persona que pertenece a Jesucristo.
Ahora lo que no entendió. Sabemos que es un maestro que viene de Dios. Lo que no entendió fue la infusión de la vida divina que limpia y renueva el corazón. Lo que pasó por alto fue tan importante, es un mensaje muy central de la Biblia misma, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
3. Jesucristo vino a dar lo que Él mismo demanda
Lo que no entendió fue que Jesucristo vino a dar lo que Él mismo demanda. Ahora noten la pregunta en el verso 4. Es muy significativa. Cuando Nicodemo escucha estas palabras de Jesús, dice, “¿cómo puede un hombre nacer de nuevo siendo ya viejo?” Ahora vean que Jesús le está diciendo: “Nicodemo, tienes que nacer de nuevo. A menos que nazcas de nuevo, no podrás ver el reino de Dios”.
¿Quieres entrar en el gozo y la bendición de su maravilloso reinado? Tienes que nacer de nuevo. Y Nicodemo escucha eso simplemente como una demanda. Así que lo que oye desde el otro lado de la mesa frente a Jesús es «está bien, así que esto es algo que debo hacer».
Y esta es su respuesta. Él dice: “Pero Jesús, puedes ver que soy un hombre maduro. Quiero decir, no estoy en mis 20s. He sido formado por mis experiencias y por mis elecciones a lo largo de los años. ¿Cómo voy a limpiarme y renovarme en esta etapa de mi vida? Quiero decir, Jesús, lo que estás diciendo puede ser un gran mensaje para el grupo de jóvenes, pero no suena muy realista para alguien en mi etapa de la vida. ¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo cuando es viejo?” Eso es lo que está diciendo.
¿Y sabes lo que está diciendo? ¿Cómo vas a cambiar lo que deseas? ¿Cómo vas a escapar de lo que se ha convertido en los patrones arraigados de tu vida? Y los patrones pueden estar arraigados incluso cuando eres un adolescente. ¿Cómo vas a convertirte en una persona que realmente ama a Dios de corazón? ¿Cómo será tu cristianismo algo más que un esfuerzo sostenido por llevar una vida moral? ¿Cómo vas a convertirte en una persona de fe clara y confiada en todas las promesas de Dios con todas las dudas y preguntas que te asaltan?
Y cuando Jesús dice: “tienes que nacer de nuevo, tienes que nacer de nuevo, de lo contrario no vas a ver el reino de los cielos”, Nicodemo escucha eso como: “bueno, esa es una demanda que simplemente no puedo cumplir, y especialmente en esta etapa de mi vida. Quiero decir, está más allá de mis posibilidades”.
Así que lo que oyó fue una demanda que no podía cumplir. Lo que no entendió fue que es un don que podía recibir de Jesús.
Y esta es la buena noticia que quiero que recibamos en la última parte del mensaje de hoy, que Jesús vino a dar lo que Él mismo demanda.
Eso es. Jesús vino a dar lo que pide de nosotros.
Esto es algo que Agustín, el gran obispo africano de la Iglesia de los primeros siglos, comprendió muy, muy claramente. Él dijo en una ocasión en una famosa oración: “Oh Dios, manda lo que quieras, solo da lo que mandes”. En otras palabras, él está diciendo, Señor, puedes decirme que haga cualquier cosa, por favor ordena lo que quieras. Pero la única manera de que se va a hacer es si Tu me das lo que tú ordenas. ¿Lo pueden ver? Jesús dice, tienes que nacer de nuevo. Y yo te digo que Jesus vino a dar lo que Él demanda.
El cielo, cómo llegué aquí
Ahora permítanme usar una ilustración aquí por unos momentos. El año pasado, invitamos al actor Stephen Baldwin para que viniera a nuestra iglesia The Orchard para que representara, durante 3 días, la obra “El Cielo: cómo llegué aquí, la historia del ladrón en la cruz» .
Ahora, aquí está el asunto, y escúchenlo claramente: para disfrutar de la bendición de esta maravillosa actuación, todos debían tener un boleto de entrada. Eso es una demanda, todos deben tener un boleto. No podían llegar a la entrada y decirle a la persona encargada que iban a entrar sin boleto porque habían sido miembros de la iglesia por 25 años. Si no tenían un boleto, no podían entrar.
No podías decir que creciste asistiendo a la Escuela Dominical. He enseñado en la Escuela Dominical y he sido un siervo en esta iglesia; también he sido un generoso donante de esta iglesia. Pero sin una entrada, no podías tener la maravillosa bendición de ver a Stephen Baldwin durante las funciones. Estaba claro, debías tener una boleta de entrada.
Así que compré varias entradas para las diferentes funciones con mi propia tarjeta de crédito y estaban disponibles para quién se acercara y las pidiera para ver a Stephen Baldwin durante la semana de la obra. Y yo estaba muy muy contento de ofrecerlas gratuitamente a quién la solicitara. Y quiero hacer el punto de que Jesús da lo que demanda. Por cierto, esta fue una de las ilustraciones más costosas que he usado. Y por poco no la uso porque se debilita en varios puntos. Déjenme decirles cuáles.
Número uno. Sólo tenía un par de entradas para cada una de esas funciones, así que las entregué a quién llegó primero. Estaban en mi mano y cuando mi mano quedó vacía, llegaron demasiado tarde, se acabaron las boletas. Escuchen, las manos de Jesucristo nunca están vacías. Nunca habrá un momento en el que vengas y digas, necesito ser limpiado, necesito que renueves mi vida hoy, estoy vacío. Nunca habrá un momento en el que encuentres sus manos vacías. Mis manos estaban vacías pero recuerda que las manos de Jesús nunca están vacías.
En segundo lugar, mi ilustración se debilita porque si no consigues tu boleto de mi parte, podías entrar en Internet al llegar a casa y comprar un boleto para ti. Y por supuesto, se debilita aquí porque la única manera en que puedes conseguir la vida es desde arriba. No hay una forma de obtenerla por ti mismo en internet. La única manera de obtener vida de lo alto es que la recibas de Jesús.
Nicodemo lo sabía con certeza. Él no podía producir lo que Jesús le dijo. Debes nacer de nuevo. ¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo cuando es viejo? Debe recibir de Jesús lo que Cristo mismo exige.
En tercer lugar, mi ilustración se viene abajo, porque la representación de Stephen del ladrón en la cruz, por maravillosa que sea, sólo duró una noche. Y la bendición que Jesucristo tiene en Su mano para ti es una bendición de gozo eterno, gozo que aumenta para siempre bajo la bendición del Rey soberano.
Cuarto, mi ilustración se debilita porque lo que Jesucristo nos da no es un boleto, Él nos da a Sí mismo. Y cuando lo tienes a Él, tienes Su vida, tienes Su amor, tienes Su esperanza, tienes Su paz, tienes Su gozo. Todas estas cosas son tuyas cuando Cristo es tuyo. Es por eso que el nuevo nacimiento se produce a través del vínculo de la fe en la que una persona se hace uno con Jesucristo. Eres bendecido con toda bendición espiritual en Cristo. Si Cristo es tuyo, todas las cosas son tuyas.
Y quinto, mi ilustración se viene abajo porque las entradas sólo me costaron unos dólares. Y lo que Cristo nos ofrece gratuitamente, como recordamos en la mesa de la Santa Cena, costó el derramamiento de Su sangre. Entonces podrían decir que esa ilustración es defectuosa en muchos aspectos, que incluso se pregunten por qué la utilizo.
Quiero que vean y entiendan esto claramente. Jesucristo da lo que Él demanda. Él da lo que demanda. Por eso al principio del evangelio, Él le dice a Nicodemo, tienes que nacer de nuevo. Y más adelante en los Evangelios, habla de la vida que el Hijo del Hombre les dará. “Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre”. Así es como naces de Dios, recibiendo y creyendo en Su nombre.
Ahora, esto es también lo que estaba en mi mente al usar esta ilustración. Nicodemo era una persona madura, exitosa, y todo eso. Y si tú eres una persona madura, exitosa, respetada, estoy seguro de que habrá algo en ti ahora mismo que piensa que no me hubieras pedido un boleto porque quieres ser considerada como una persona de éxito.
No quieres que tu pastor piense que no puedes juntar unos pocos dólares para comprarte una entrada para ir a ver a Stephen Baldwin en la obra de teatro. ¿Y saben cómo sé que eso es lo que está pasando por la mente de muchísimos de ustedes incluso ahora? Porque si yo fuera el personaje de esta ilustración, eso sería exactamente lo que yo estaría pensando.
¿Y saben qué? Es por eso que hay decenas y tal vez cientos de personas que asisten a la iglesia y cantan las canciones y escuchan los sermones y se van a casa y tratan de animarse a sí mismos en otra semana de esfuerzo para vivir una vida que honre a Dios y caminar en el camino de Jesús. Y nunca llegan a recibir esta vida de lo alto o el Espíritu de Dios nunca vive realmente dentro de ellos, ni Su amor, ni Su paz, ni Su gozo realmente habitan en su corazón, porque nunca llegarán al extremo de decir: “¿Sabes que? estoy vacío, necesito lo que sólo tú puedes dar Jesús”.
Y si tan solo dejaras de tratar de presionarte y probarte a ti mismo ante Dios en cuanto al gran esfuerzo que estás haciendo para seguir todas las enseñanzas de Jesús, si tan solo pudieras llegar al punto de decir, necesito lo que solo Tú puedes dar. Si pudieran decir, necesito tu justicia para cubrir mis pecados, necesito tu fuerza en mi debilidad, necesito tu sabiduría en mi locura. Necesito lo que sólo tú puedes dar, Jesús. Necesito Tu vida en mí. Necesito que Tu vida actúe en la mía.
Y si vinieras a Jesucristo de esa manera, las cosas serían muy, muy diferentes para ti, porque entonces estarías considerando a Jesús como algo más que un maestro que te muestra cómo vivir. Vendrías a Él como a un Salvador que te da lo que necesitas para vivir. Toda la diferencia del mundo, de eso trata esta historia.
Ahora, lo último que le dice Jesús a Nicodemo está en el versículo 14. Él dice: «Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna». Y cuando Jesús habla de ser levantado, sabes que se refiere a lo que sucedería en la cruz. El es clavado a la viga de madera. La viga es levantada, así que Él es levantado en esa cruz de madera.
Y observen lo que dice acerca de la cruz en el versículo 15: «Así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna». Jesús le está diciendo: Nicodemo, ésta es mi última palabra para ti: el Hijo del Hombre, yo, voy a ser levantado en una cruz para que tú puedas tener esta nueva vida, esta vida eterna, esta vida que viene de lo alto y que tú no puedes producir.
Con razón has dicho que no puedes producirla desde dentro de ti mismo, pero el Hijo del Hombre va a ser levantado en una cruz para que puedas tener esta vida eterna, para que todo el que crea pueda tener esta vida eterna.
Y supongo que ese fue el final de la conversación en la pequeña habitación en esa noche oscura. Pero me pregunto si alguna vez han notado esto cuando llegas al final del evangelio de Juan y la historia de cómo Jesús fue levantado en la cruz y murió por nuestros pecados exactamente como le había dicho a Nicodemo.
El evangelio de Juan, capítulo 19 nos dice que había un hombre rico llamado José de Arimatea que después de que Jesús había entregado Su Espíritu en las manos del Padre, vino a Poncio Pilato y pidió tomar el cuerpo de Jesús para enterrarlo en la tumba que Él poseía.
Lo que hizo
Y es maravilloso que en Juan 19:39 se nos dice que Nicodemo, quien antes había venido a Jesús de noche, vino y trajo mirra y áloes, como 35 kilos.
Vean la importancia de esto. Sale a la luz y adopta su postura como alguien que cree en el Señor Jesucristo y es un discípulo comprometido de Jesús, y lo hace a la luz de la cruz. Nicodemo ve lo que sucede en la cruz y reconoce que eso es lo que dijo Jesús. Es porque Su ser fue levantado que voy a tener esta vida que no puedo producir en mí mismo. Por lo tanto, debo salir de las sombras, debo tomar mi posición cueste lo que cueste. Y voy a tomar mi postura y entregarme a Él y creer en Él porque me dijo: todo aquel que crea tendrá esta vida en Él.
Y es por la cruz de Jesús que hay esperanza de nueva vida, la vida divina, que viene a ti, te limpia, te renueva, hay esperanza para cada persona. ¿Cómo llega a ti? Crees en el Señor Jesucristo, que fue levantado para que esta vida, Su vida, te sea entregada. Así que ven a Él y míralo y cree en Él, pon tu confianza en Él hoy. Aléjate de lo que estás tratando de hacer por Él. Ven y di: “necesito lo que solo tú puedes hacer por mí y en mí. Ven y dame lo que no tengo, y produce en mí lo que no puedo, y haz de mí lo que no soy”. Y Él te lavará en el poder de Su sangre y te llenará con la nueva vida que viene de arriba a través de Su Espíritu Santo. Y todas las cosas serán hechas nuevas. Gracias a Dios tenemos más que un maestro, tenemos a un Salvador que nos amó y se entregó por nosotros.
Una oración
Padre, Te bendecimos por nuestro Salvador y queremos acercarnos por la fe y en el Espíritu con nuestro Señor resucitado que imparte Su propia vida a todos los que ponen su confianza en Él y vienen vacíos como nosotros para recibir de Tus manos amorosas y misericordiosas lo que no tenemos y no podemos producir en nosotros mismos.
Te pedimos que haya personas escuchando ahora que lleguen a ver que eres más que un maestro que nos dice lo que tenemos que hacer, eres un Salvador por cuyo poder estamos capacitados para recibir esta vida. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.