Detalles

Fecha

Pastor

¿Qué significa creer en Jesús? El pastor Colin Smith responde a esta pregunta positiva y negativamente. Pasaje: Juan 3:16


Bueno, la respuesta está justo ahí en Juan 3:16: «Para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna». Lo que está en juego aquí es, perderse o tener vida eterna.

Creer en el Señor Jesucristo es lo que marca la diferencia entre ambos destinos, por lo que es fundamental que pongamos nuestra fe en Él. ¿Qué significa creer en el Señor Jesucristo? Pues, sin duda, es todo lo contrario de confiar en uno mismo.

Una noche después del servicio de nuestra iglesia, un hombre se me acercó y me dijo: «Esa verdad, el saber que Dios nos ama es muy, muy útil para mí». Luego me contó su historia y me dijo que podía compartirla.

Me contó que él y su esposa habían ido a un gran viaje familiar de celebración a Alaska. Tres generaciones de la familia participaron en el viaje: esta pareja, sus hijos y sus nietos; todos lo esperaban con mucha ilusión. Durante su estadía en Alaska fueron a montar bicicleta, y me dijo: «Durante ese viaje mi esposa se cayó de la bicicleta. Llevaba casco, pero el impacto de la caída fue mayor de lo que el casco podía soportar y sufrió una lesión muy grave», y añadió: «Ella ha estado conectada a un ventilador desde hace tiempo».

Una noche volvió a visitarla, como lo hace a diario para atenderla. Y me dijo: «Es tan maravilloso que, en medio de todo esto, podamos saber que Dios nos ama porque envió a Su Hijo por nosotros, y que, cualquiera que sea el desenlace de esta experiencia para mi esposa o para mí, no pereceremos, sino que tenemos vida eterna».

¿Puedes verlo? Aquí hay alguien que ha encontrado la seguridad del amor de Dios en las peores circunstancias, porque han buscado en el lugar correcto.

Él no está diciendo: «mi esposa está conectada a un ventilador, ¿cómo puedo saber que Dios me ama?» Él está diciendo: «Sé que Dios me ama porque Él envió a Su Hijo. Y nuestro matrimonio en este mundo pudo haber sido acortado trágicamente, pero gracias a Su Hijo, mi esposa y yo, a través de la fe en Él y de todo lo que Él ha ganado, tenemos más vida de la que podemos empezar a imaginar o expresar».

Dios te ama y Él dio a Su Hijo por ti. Y eso nos lleva a lo tercero. Dios te invita amorosamente a hacer lo que este hombre y su esposa han hecho durante muchos años… Te invita amorosamente a creer en Su Hijo. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna».

Ahora, esto nos lleva a una pregunta muy importante: ¿qué significa creer en Jesús? Y quiero dar una respuesta, pero quisiera presentar las dos caras de la moneda. Voy a presentar la respuesta de una manera negativa y de una manera positiva. Es la misma respuesta, pero expresada de formas distintas.

¿Qué significa creer en Jesucristo? Esta es una pregunta muy importante.  «Todo aquel que cree en Él». Primero, respondamos de manera negativa.

Creer en Jesús significa no confiar en ti mismo, ni en tus propios esfuerzos para agradar a Dios. Creer en Jesús es para «Todo aquel que cree en Él». De manera que hay una transferencia de confianza, de mí hacia Él. «Todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna».

Ahora noten que el versículo no dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que cualquiera que demuestre ser una buena persona cristiana no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Tampoco dice, porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que cualquiera que demuestre estar constantemente lleno de paz, de gozo y de amor no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Mucho menos dice, que Dios dio a Su Hijo unigénito, para que quien pueda demostrar que está suficientemente arrepentido de todo lo que ha hecho mal y de todos sus pecados contra Dios y contra otras personas, no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Y gracias a Dios que no dice estas cosas ni nada parecido, porque si lo hiciera, nos pasaríamos toda la vida mirando nuestros propios esfuerzos, siempre inútiles e insuficientes, por llevar una vida verdaderamente cristiana.

Y no tendríamos paz, ni esperanza, ni gozo, porque siempre que ves tus mejores esfuerzos por vivir una vida que sea agradable a Dios, solo puedes llegar a la conclusión de que son insuficientes y no puedes encontrar paz, descanso o gozo en ellos.

Así que, gracias a Dios, el versículo dice algo muy diferente, dice: «Para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna».

Ahora bien, creer es lo más sencillo y, a la vez, lo más difícil que una persona puede hacer. Es lo más sencillo, porque ¿qué debes hacer? Debes ver lo que Dios te dice acerca de quién es Jesús y de lo que Él ha hecho. Luego, debes creer en lo que Él te dice y confiar en que hará por ti lo que no puedes hacer por ti mismo. Nada puede ser más simple que eso.

Pero también es lo más difícil, porque que, en realidad, hacerlo va en contra de nuestra naturaleza; pues naturalmente, lo que queremos hacer siempre es probarnos a nosotros mismos frente a Dios y decirle: «podemos hacerlo, podemos hacerlo».

Acabo de terminar de leer la biografía de un hombre conocido como John Brown originario de Haddington, una pequeña ciudad en el Este de Escocia, bastante cerca de Edimburgo, donde nací y crecí; así que conozco bien esa pequeña ciudad y me interesan algunas cosas sobre ella, en particular este hombre, John Brown, que fue un ministro muy conocido en esa ciudad entre 1751 y 1787.

Supongo que muchos de los que me escuchan no habrán leído su biografía, pero no importa. Permítanme contarles su historia. El padre de John Brown murió cuando él tenía once años, y su madre murió poco tiempo después. John quedó huérfano, como sucedía con frecuencia en aquellos tiempos, cuando la esperanza de vida era tan corta.

Y en la generosidad de una familia llamada Ogilvie, un hombre llamado John Ogilvie, quien era un anciano de la iglesia del pueblo donde vivía John Brown, acogió al pequeño niño huérfano, rodeándolo de bondad.

Y cuenta la historia de cómo en su adolescencia comenzó a tener conciencia de sus propios pecados, de su necesidad de estar en paz con Dios y de ser recto ante Él. Y cuenta en su memoria cómo él hizo un voto, un compromiso solemne con Dios de que oraría seis veces al día mientras pastoreaba las ovejas y tres veces al día cuando no lo hacía.

De este modo, John ayudaba a la familia que lo acogió cuando era un adolescente, estando en las colinas y pastoreando las ovejas y haciendo cosas así, sin mucho que hacer. No es difícil orar seis veces al día, si estás en las colinas de Escocia.

John dijo: «Lo haré seis veces al día y cuando no esté pastoreando las ovejas, que es un John comenzó a leer la Biblia. No tenía educación formal, pero resulta impresionante la manera en que desarrolló un método para aprender el griego por él mismo, con el fin de leer la Biblia en su idioma original y así poder estudiarla y comprenderla mejor. Sin duda, algo extraordinario para una persona tan joven.

Luego, años más tarde, al escribir a un amigo y reflexionar sobre lo que hacía en su adolescencia, dijo lo siguiente: «Estaba poniendo mi religión en el lugar de Jesucristo y elevando mis oraciones como si fueran mi salvador».

Me pregunto si alguien se identifica hoy con esto.¿Cómo puedo estar en paz con Dios? Tengo que orar más, tengo que estudiar más la Biblia. Seis veces al día, dedicarme a esto. ¿Qué tengo que hacer? ¿Qué tan alto es el estándar?

John Brown confiaba en lo que él estaba tratando de hacer para Dios, en lugar de confiar en lo que Dios, por medio de Jesucristo, había hecho por él. Estaba tratando de cimentar su salvación en la persona que podría llegar a ser, en lugar de confiar en lo que Jesucristo había hecho por él.

Y al recordar esos días, John dice, «tal era la inclinación moral de mi corazón, que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa menos correr hacia Jesucristo y a la gracia gratuita que se encuentra solo en Él».

Ahora me pregunto, si eso no suena algo familiar para algunos de los que nos escuchan hoy. Queremos tener paz con Dios, pero tendemos a creer y confiar más en lo que estamos haciendo para Dios, poniendo nuestra religión y nuestras oraciones en el lugar de Jesucristo.

Con esta mentalidad hacemos casi cualquier cosa, en lugar de quitar la mirada de nosotros mismos y confiar únicamente en Jesucristo y en lo que Él ha logrado por nosotros a través de Su muerte y Su resurrección.

Creer en Jesús significa no confiar en ti mismo, ni en tus propios esfuerzos para agradar a Dios. Esta es la versión negativa. Ahora déjame darte la misma respuesta, pero esta vez de forma positiva.

Creer en Jesucristo significa no confiar en ti mismo, ni en tus propios esfuerzos por llevar una vida que agrade a Dios. Creer en Jesucristo significa, ver lo que Él puede hacer por ti, y que tú no podrás hacer por ti mismo.

Por eso, hemos creado una serie de videos llamada Un Vuelo por la historia bíblica, en la que el Pastor Colin Smith comparte, a lo largo de tres mensajes, cómo toda la historia bíblica, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, apunta al Señor Jesucristo.

Puedes encontrar esa serie de videos en abrelabiblia.org/vuelo. Volvamos ahora al mensaje. De nuevo, aquí está el Pastor Colin.

Creer en Jesucristo significa ver lo que Él puede hacer por ti, y que no podrás hacer por ti mismo.

Esta palabra «ver» se usa junto a «creer» en la Biblia como sinónimos, tienen el mismo significado que en Juan 6, versículo 40: «Porque esta es la voluntad de Mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en Él, tenga vida eterna». Así que ver y creer son lo mismo.

Deja de verte a ti mismo, deja de confiar y deja de descansar en ti, deja de creer en lo que haces para Dios, y aparta tu mirada de eso, para ver a Jesucristo y lo que Él ha hecho por ti. Eso es creer en el Señor Jesucristo.

Pero mientras tengas esa sensación constante de que Dios realmente te odia y quiere atraparte, querrás esconderte de Él, huir de Él y seguramente no querrás mirarlo.

Pero cuando veas y creas lo que en verdad dice este versículo, que Dios te ama y que envió a Su Hijo al mundo por ti, serás capaz de ver hacia Él para creer en Él, y de esta manera, y solo así, no te perderás, sino que tendrás vida eterna.

Ahora, aquí está lo último que veremos hoy, y es simplemente esto: Intenta comprender la maravillosa buena noticia de este versículo. Y quizás digas: «Bueno, esto suena increíblemente maravilloso: el amor de Dios, la entrega de Su Hijo, no perderse, tener vida eterna.  Maravilloso, pero ¿es esto realmente para mí?».

Hace un tiempo leí un estudio sobre Juan 3:16, que también es del siglo XIX, y lo menciono por esta razón. El autor cita Juan 3, versículo 16, «Para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna». Y luego hace este comentario, escribiendo en el siglo XIX.

«Pero dirás: “Si yo fuera como Pedro, Pablo y María, este regalo sería un consuelo para mí”». Sonreí cuando leí esto. Él está diciendo que, cuando leemos Juan 3:16, pensamos: Hay algo maravilloso aquí, que Dios ama y envía a Su Hijo.

Y ¿sabes qué? Si yo tuviera la fe tan sólida que tuvo Pedro, entonces creería que Dios me ama y envió a Su Hijo por mí.

Si tuviera la mente del apóstol Pablo y pudiera comprender las inmensas verdades que él parecía entender y escribir, si realmente pudiera entender las enseñanzas bíblicas con ese nivel de profundidad, entonces podría creer que Dios me ama y que envió a Su Hijo por mí.

O si tuviera un corazón y una mente puros, como María, entonces podría creer que Dios me ama, solo entonces podría creer que Dios envió a Su hijo al mundo.

Pero aquí está el problema, me resulta muy difícil ver que esto es para mí, porque no soy como Pedro, ni como Pablo, ni como María. Me cuesta creer que este regalo sea realmente para mí.

Por eso quiero terminar hoy con estas maravillosas palabras: Todo aquel.

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna». Todo aquel, son dos palabras muy grandes.

Todo aquel es lo suficientemente amplio para cubrir a cada persona que está escuchando este mensaje y es suficientemente grande para que hoy tú te escondas dentro de estas palabras, «todo aquel».

Aquí hay algo a lo que aferrarse: Jesucristo se dio, tanto por ti, como se dio por Pedro, Pablo y María. ¿No son estas buenas noticias? Él se dio tanto por ti como por ellos.

Y Jesucristo se ofrece a todas las personas, en todos los lugares, sin excepción y sin condiciones. Tanto a la persona que está lejos hoy de Dios al escuchar este mensaje, como a la persona que no ha mostrado interés por Él en los últimos años o quizás nunca. Hay un Salvador para ti, esa es la buena noticia que la Biblia anuncia aquí.

Para la persona que se siente atrapada en el poder de un pecado recurrente y compulsivo, y se pregunta: «¿Cómo podré salir de eso?», he aquí la buena noticia: hay un Salvador para ti.

Para la persona que ha sido criada en un hogar cristiano y ha estado rodeada de estas enseñanzas por muchos años, hay un Salvador para ti y lo necesitas. El hecho de que hayas sido criado en un hogar cristiano nunca te salvará.

Para la persona que ha sido criada en un hogar judío, musulmán o ateo, hay un Salvador para ti. Él se ofrece a todas las personas, en todas partes, sin exclusiones, sin excepción y sin condiciones.

Este versículo, que hoy tienes frente a ti en la Biblia, te dice que tendrás vida en Su nombre; que no te perderás. Dios te ama y ha enviado a Su Hijo al mundo precisamente por esta razón. Por eso, en Su gran misericordia, Dios te ofrece hoy a Su Hijo Jesucristo.

Y debo decirte, a la luz de este versículo, que en el caso de que alguna persona que escucha este mensaje hoy pereciera al final, mientras que otra que también escucha el mismo mensaje entra en la vida eterna, no tendría a nadie a quien culpar excepto a sí misma, porque el amor de Dios se está proclamando hoy. El Hijo de Dios fue entregado para salvar a todo aquel que cree.

Esta es una puerta que se abre hoy para que apartes la mirada de ti mismo y pongas tu confianza en Él y solo en Él. Hoy se te está ofreciendo el regalo de la Salvación.

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna».

Padre, que este sea un día para apartar nuestra mirada de nosotros mismos, tanto de lo bueno como de lo malo, para confiar en Tu Hijo Jesucristo, a fin de encontrar esa limpieza y esa nueva vida que solo Él puede dar. Señor, escucha nuestras oraciones, pues te pedimos estas cosas en el nombre de Jesús. Amén.

Nuestro sitio web es AbrelaBiblia.org. Haz clic en el enlace de contacto y haznos saber las preguntas que tengas o déjanos saber cómo Dios obró en su corazón a través de este mensaje. Una vez más, AbrelaBiblia.org.