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Algunas veces el reino de Dios parece tan pequeño. ¿Qué deberíamos esperar que suceda cuando oramos, “Venga Tu Reino”? El Pastor Colin habla sobre lo que pasará cuando venga el reino de Dios.


Transcripción

El comienzo del reino de Dios, el crecimiento del reino de Dios, y lo más importante de todo:

3. La llegada del reino de Dios.

Como ves, esto es por lo que Jesús nos dice que oremos, no sólo para que el reino comience en nosotros y no sólo para que el reino se extienda por el mundo, sino para que venga el reino de Dios en toda su plenitud y en toda su maravilla. 

Ahora bien, seguramente lo más evidente aquí es que la venida del reino requiere la presencia del rey. Y cuando oramos, venga Tu reino, estamos orando y anticipando lo que sucederá cuando venga el Rey, cuando nuestro Señor Jesucristo regrese en poder y en gloria y reine como ha prometido hacer.

¿Qué ocurrirá cuando venga el Rey? Permíteme señalar tres cosas en el Nuevo Testamento. 

La primera es que el Rey vencerá a la muerte. Cuando Él venga, el Rey vencerá a la muerte, así lo vemos en 1 Corintios 15. Luego viene el final cuando Cristo entregue el reino a Dios Padre.

Así que esto es lo que ocurre en la venida del reino, la destrucción de todo dominio y de toda autoridad y poder, pues Él, Cristo, debe reinar hasta que haya puesto a todos Sus enemigos bajo sus pies y a la muerte misma.

Por eso, cuando venga el Rey, todos los que se hayan resistido a Su gobierno serán completamente arrollados. Todos los enemigos del Rey serán total y absolutamente derrotados, y el último enemigo en ser derrotado será la muerte misma. Cuando venga el reino de Dios, la muerte ya no existirá.

Tampoco habrá luto. No habrá más llanto. No habrá más dolor. Porque las cosas anteriores habrán pasado. Cuando venga el Rey, vencerá a todos sus enemigos, y especialmente al último enemigo, la muerte misma. La muerte ya no existirá. Y cuando venga el Rey, juzgará al mundo.

Hemos leído antes, en Apocalipsis capítulo 11, la extraordinaria descripción del día en que vendrá el reino. Apocalipsis 11:15, «Entonces el séptimo ángel tocó la trompeta y se oyeron grandes voces en el cielo que decían: El reino del mundo se ha convertido en el reino de nuestro Señor y de Su Cristo, y Él reinará por los siglos de los siglos».

Así que lo que tenemos aquí, en Apocalipsis 11, es una descripción de lo que sucederá cuando venga el reino. Ahora fíjate en lo que ocurre; Se nos dice en este pasaje que 24 ancianos caen sobre sus rostros en adoración y esto es lo que dice el versículo 18, “Las naciones se enfurecieron, y vino Tu ira y llegó el tiempo de juzgar a los muertos”. Ves, eso es lo que ocurre en la venida del reino, cuando venga el rey, juzgará al mundo.

¿Puedes entender lo que pedimos a Dios cuando oramos: “Venga a nosotros tu reino”? Padre que estás en los cielos, ven a derrotar a los enemigos que se han levantado contra Ti. Padre, ven a juzgar al mundo con justicia. Ven a acabar con los destructores de la tierra. Eso es lo que estamos orando.

Peter Lewis, que escribe de forma muy útil sobre el Padre Nuestro, dice lo siguiente: 

«Cuando oramos, venga Tu reino, estamos orando sobre algo que será tan terrible para unos, como grandioso para otros. Estamos orando tanto por que se cierre una puerta, tanto como que se abra otra puerta. Estamos orando por el fin del viejo orden con su tiempo para el arrepentimiento, así como con su dolor y con sus lágrimas».

Por supuesto, anhelamos el día en que desaparezca el dolor, las lágrimas y la muerte. Pero verás, cuando desaparezca el dolor, las lágrimas y la muerte de este mundo, ¡también desaparecerá el tiempo para el arrepentimiento! Así que cuando llegue el reino, será el fin de la gracia.

Este viejo mundo, con sus reinos impíos, sus guerras, sus virus y sus interminables discusiones políticas, desaparecerá, y vendrá un mundo nuevo y mejor. Vendrá el reino de Cristo. Pero éste es el mundo por el que debes entrar a ese reino. Mientras vivas en este mundo, la puerta de ese reino estará abierta para ti; pero cuando venga el reino, la puerta se cerrará. Y los que estén fuera cuando llegue el reino, estarán fuera para siempre.

Como ves, cuando oramos, venga Tu reino, debería encenderse un fuego en el corazón de cada creyente para hacer todo lo que podamos cada día de nuestra vida en este mundo, para traer a los que están fuera del reino de Dios antes de que sea demasiado tarde. Porque cuando llegue el reino, el Rey no sólo vencerá a todos sus enemigos, incluida la propia muerte, sino que juzgará al mundo con justicia.

Y hay una cosa más que sucederá, que cuando venga el rey, por supuesto, estará con Su pueblo. Sabes, Jesús habló de esto muchas veces; en Lucas 13 dijo: “La gente vendrá del este y del oeste y del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios”. Jesús habló de que Su reino es como un gran banquete al que todos están invitados. Y cuando llegue el día, los que estemos allí y hayamos respondido a esta invitación, los que hayamos acudido a Jesús, vamos a alzar nuestras voces con alegría.

Y Apocalipsis dice: “¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina. Regocijémonos y alegrémonos, y démosle a Él la gloria, porque las bodas del Cordero han llegado y Su esposa se ha preparado”. ¿Están preparados? 

Sabes, cuando Jesús murió en la cruz, había dos ladrones, uno a cada lado. La Biblia nos dice que al principio ambos insultaron a Jesús. Pero entonces algo cambió en uno de ellos. Se dio cuenta de que Jesús era un rey. Había oído orar a Jesús: “Padre, perdónalos. No saben lo que hacen”. Me pregunto si cuando oyó eso se preguntó si el perdón era posible incluso para alguien como él. Hubo un cambio en su corazón y dijo al ladrón del otro lado: ¿No temes a Dios? Estamos siendo castigados con justicia. Estamos recibiendo lo que merecen nuestros actos. Pero este hombre no ha hecho nada malo.

Y luego dijo a Jesús: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a tu reino”. 

Y Jesús le respondió: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. ¿Ves lo que hizo el ladrón? Reconoció su propia condición pecaminosa sin excusas ni evasivas. Soy un pecador ante Dios y necesito un salvador. Pidió a Jesús que lo salvara y luego creyó en la promesa que Jesús le hizo.

Y por muy lejos que estés hoy de Dios, quiero invitarte a que hagas lo que hizo el ladrón en la cruz. Que hoy reconozcas tu condición de pecador ante Dios, que creas en el Señor Jesucristo y que le pidas que te salve. Y cuando lo hagas, el reino de Dios comenzará en ti. 

Jesús oró esta petición

Ahora, hay una cosa más antes de que lleguemos a la oración de hoy. Jesús oró todas las peticiones del Padre Nuestro, ya fuera por Él mismo o por los demás. Y esa es una noticia maravillosamente buena, porque todo aquello por lo que Jesús ora siempre recibe una respuesta.

Así que piensa en eso. 

Hoy hemos visto el comienzo del Reino, cómo comienza en nosotros. Pero, ¿no te preguntas a veces si llegará realmente el día en que desaparezca todo rastro de pecado en tu corazón? Llegará realmente el día en que sirvas a Dios con todo tu ser y lo ames con toda tu mente, corazón, alma y fuerzas? ¿Llegará ese día?

Y quiero decirte hoy que la respuesta es SÍ! Llegará ese día porque Jesús oró por eso. Juan 17:17: «Santifícalos en la verdad». Eso es por lo que ora, para que llegue el día en que seas todo lo que Dios te ha llamado a ser. Y luego vemos el crecimiento del Reino, cómo se extiende por el mundo. 

Pero en este mundo dividido, ¿no te preguntas a veces si llegará algún día en que incluso las personas creyentes de toda tribu y nación de este mundo profundamente dividido vivan realmente juntas en perfecto amor, bajo el gobierno del Señor Jesucristo? ¿Sucederá eso alguna vez?

Y quiero decirte hoy que SÍ, que así será. Y puedes saber que así será, porque Jesús también oró por ello en el capítulo Juan 17:20: «Pero no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en Mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno». Y esa oración de Jesús va a ser gloriosamente respondida. Todos a una, de toda lengua, tribu y nación, alrededor del trono del Cordero. Hemos visto la venida del reino. Cómo Cristo volverá en poder y en gloria.

Pero, ¿no te has preguntado alguna vez si realmente llegará el día en que tu fe se convierta en vista? ¿Sucederá realmente alguna vez? ¿Puedo imaginar realmente lo que será para mí ver al Rey en toda Su gloria? Hoy te digo por las Escrituras que sí, lo hará! Y la razón por la que puedes estar seguro de que así será es que el propio Señor Jesucristo oró por ello. 

Oró en Juan 17:24. «Padre, quiero que los que me has dado, estén también conmigo donde Yo estoy, para que vean Mi gloria, la gloria que me has dado».

Padre, apresura el día. Venga tu reino. Bien, ¿te unirás a mí ahora para hacer esta oración? Oremos juntos. 

Una oración para que venga el reino de Dios

Padre nuestro que estás en los cielos, nos inclinamos ante Ti, nuestro grande y glorioso Rey. Este mundo no Te da importancia, pero nosotros nos acercamos a Ti en adoración. Todo poder y autoridad Te pertenecen y agradecemos que hayas elegido establecer un Reino.

En perfecta justicia podrías haber descartado a toda la humanidad y dejarnos en la ruina de nuestra rebelión. Pero, con amor y misericordia elegiste traer Tu Reino a todos los que creen. Estamos muy agradecidos y Te recibimos con gusto como nuestro Señor y nuestro Rey.

Padre, oramos para que Tu reino se vea más claramente en nuestras vidas. Tú has dicho: «Si tu ojo te hace pecar, sácalo. Si tu mano te hace pecar, córtala. Es mejor entrar mutilado en el Reino que ir al infierno”.

Perdónanos por la complacencia con la que hemos dado entrada en nuestras vidas a pecados que no tienen lugar en Tu reino. Que la verdad de Tu Palabra nos santifique hoy.

Padre, oramos por la difusión del evangelio en nuestro mundo. Hay personas a las que amamos que hoy están fuera de Tu reino. Señor, en Tu misericordia, ¡haz que entren! Haz que nazcan de nuevo, Te lo pedimos.

Líbralos del reino de las tinieblas. Llévalos al reino de Tu Hijo amado Jesucristo, y enciende en nuestros corazones una pasión por la extensión del evangelio en esta generación. Ayúdanos a hacer Tu obra mientras es de día, antes de que llegue la noche en la que nadie pueda trabajar.

Padre, oramos por el día en que Cristo regrese. Anhelamos ver a Tu Hijo, nuestro Rey Jesús. Apresura el día en que los reinos de este mundo se conviertan en el reino de nuestro Señor y de Su Cristo, y Él reine por los siglos de los siglos.

¡Ven, vence a los enemigos que se han levantado contra Ti! ¡Ven, juzga al mundo con justicia! Ven y llévanos sanos y salvos a Tu presencia, para vivir bajo la bendición de Tu gobierno. 

Padre, ¡venga Tu reino! Por Jesucristo nuestro Señor, ¡Amén!