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Jesús nos enseñó a orar “Hágase Tu voluntad”. ¿Pero cuál es exactamente la voluntad de Dios? Únete al Pastor Colin para descubrir las tres esferas de la voluntad de Dios.


Transcripción

Al centrarnos en esta tercera petición, “Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo”, vamos a fijarnos en dos cosas. 

En primer lugar, el significado. ¿Qué es exactamente la voluntad de Dios? ¿Qué se entiende por la voluntad de Dios? ¿Qué estamos orando y pidiendo aquí? 

Y en segundo lugar, después de tener claro el significado, vamos a ver el modelo. “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Así que hay un modelo en el cielo y un modelo para nosotros en la tierra.

Así que volvamos primero al significado de hacer la voluntad de Dios. 

“Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo”. 

¿Qué se entiende por la voluntad de Dios? Y quiero que sepas que si a veces te sientes confundido en cuanto a la voluntad de Dios, no estás solo. Una de las razones por las que a menudo experimentamos confusión sobre la voluntad de Dios es que los cristianos hablan, y de hecho la Biblia habla de la voluntad de Dios, en al menos tres formas diferentes. Puedes pensar en ellas como si fueran realmente tres esferas de la voluntad de Dios. 

1. La voluntad secreta de Dios

En Deuteronomio 29:29 se nos dice lo siguiente:

«Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, pero las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley».

Fíjate en la importante distinción que se hace aquí entre lo que es secreto y lo que es revelado. ¿Qué es lo revelado? Eso nos pertenece y nuestro deber es conocerlo. Pero también está lo que es secreto y lo que es secreto no nos pertenece, sino que le pertenece al Señor nuestro Dios. 

Ahora bien, ¿cuál es exactamente la voluntad secreta de Dios? La Biblia habla así de Su voluntad secreta en Efesios 1:11:

“El propósito de Aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de Su voluntad”.

Piensa en esta notable afirmación. Dios obra todas las cosas, todo, todo lo que ocurre en este mundo, todo lo que ocurre en tu vida. Dios obra todas las cosas según el consejo de Su voluntad.

Lo que eso significa es que Dios es soberano y Sus planes siempre prevalecen. Esto se ve, por supuesto, de forma suprema en la cruz de Cristo. Alrededor de la cruz sucedían todo tipo de cosas: gente burlándose y conspirando, Satanás agitando los acontecimientos que condujeron a la crucifixión de Jesús.

¿Qué está haciendo exactamente Dios Padre en ese momento? Está obrando todas las cosas según el consejo de Su voluntad. Y está impulsando Su propósito redentor, incluso y especialmente, en la cruz. Esto es un consuelo maravilloso para todos los cristianos. Lo que nos dice esta maravillosa verdad es que nada de lo que ocurre en tu vida está fuera del propósito de Dios, ni escapa de Su control. Y cuando te enfrentas a algo realmente doloroso, esa es una verdad maravillosa a la que podrás aferrarte. 

Ahora bien, no podemos decir exactamente cómo Dios entrelazará los acontecimientos dolorosos de nuestra vida y de nuestro mundo dentro de Su plan perfecto. No podemos decirlo porque estas cosas son secretas, y las cosas secretas pertenecen al Señor. Son un misterio para nosotros y por eso a menudo nos encontramos haciéndonos la pregunta: Señor, ¿Por qué? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué has permitido esto en mi vida? ¿Por qué la salvaste a ella y no la salvaste a él? ¿Qué quieres que saque de esto?

Y puedes darte cuenta de que todas estas preguntas son preguntas sobre la voluntad secreta de Dios y las cosas secretas pertenecen al Señor. 

¿Cómo responder entonces a la voluntad secreta de Dios? 

Pues bien, debemos confiar en Dios en lo que ha mantenido en secreto. Caminamos por fe y no por vista hasta el día en que estemos en Su presencia en el cielo, y entonces se revelará lo que se mantenía en secreto. Y lo que era un misterio para nosotros lo veremos entonces con nuevos ojos.

Así es como debes orar cuando te enfrentas a un misterio que sencillamente no puedes comprender. Estás luchando contra la voluntad secreta de Dios. No puedes ver lo que Él está haciendo. Oras esta tercera petición del Padre Nuestro y dices: Señor, fortalece mi fe y que se haga Tu voluntad. Esa es la oración adecuada en relación con la voluntad secreta de Dios.

2. La voluntad discernida de Dios

En segundo lugar, la Escritura habla de la voluntad de Dios, y los cristianos hablamos de ella de otra manera. Y voy a describirla como la voluntad de Dios que debemos discernir, como lo dice Romanos 12:2. 

«Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto».

Aquí se nos dice muy claramente que hay una voluntad de Dios que se puede discernir. Así que no es secreta ni revelada sino algo intermedio, que se discierne. Todos nosotros debemos tomar con bastante regularidad decisiones importantes y a veces luchamos con preguntas que nos cambian la vida.

 ¿A qué universidad debo ir? ¿Con quién debo casarme? ¿Debería casarme? ¿Dónde debo vivir? ¿A qué profesión debo dedicarme? ¿Cuánto dinero debo gastar, cuánto debo ahorrar y cuánto debo dar? ¿A qué iglesia debo pertenecer? ¿Qué responsabilidades debo asumir?

Y cada vez que llegues a una división en el camino de tu vida, como cristiano te harás la pregunta: ¿cuál es la voluntad de Dios? Y ésta es la cuestión: en todas estas preguntas y en muchas más que podríamos añadir a la lista, no hay ningún versículo de la Biblia que te dé la respuesta. Así que esa voluntad no está revelada.

Pero, por otra parte, la voluntad de Dios respecto a estas cosas tampoco se mantiene en secreto, no son imposibles de conocer. Lo que es bueno, lo que es agradable y perfecto, se nos dice en la Palabra, se puede discernir. 

En el Salmo 23, conocido como El Señor es mi Pastor, se dice que el buen pastor me conduce junto a aguas de reposo. He aquí la maravillosa verdad: no estás solo en las decisiones importantes de tu vida. En las decisiones que darán forma a tu vida, no estás solo, tu Pastor camina a tu lado y Él te guiará.

¿Cómo debemos responder a la voluntad de Dios que necesitamos discernir? 

Pues bien, cuando nos encontramos en este espectro de decisiones en el que tenemos que ejercer el discernimiento, fíjate en que debemos seguir el camino de la sabiduría, y así lo hacemos. En este versículo se nos dice que discernimos poniendo a prueba, verificando.

Probar, por supuesto, implica examinar nuestra propia experiencia, la sabiduría de los demás y escuchar sabios consejos. Implica examinar el provecho y la eficacia de las cosas que hayamos hecho o intentado en el pasado. Significa examinar detenidamente nuestras propias circunstancias y cómo influyen en una decisión que hay que tomar. Significa mirar las puertas abiertas de la oportunidad, que Dios parece haber abierto y puesto un deseo en tu corazón, para que entres por ella.

Respondemos a la voluntad de Dios que debemos discernir al buscar el camino de la sabiduría, probando, verificando. Y así es como oras cuando te enfrentas a una decisión importante en tu vida. Dices: «Señor, dame discernimiento, haz que sea sabio en mi evaluación de todos los factores que intervienen en esto, y que se haga Tu voluntad».

3. La voluntad revelada de Dios

Volvamos a Deuteronomio capítulo 29. Te has dado cuenta del contraste que hay, cuando lo leímos hace unos momentos: 

«Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, pero las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley» (Deuteronomio 29:29). 

Entonces, la voluntad revelada de Dios se encuentra en las Escrituras. La voluntad revelada de Dios para nosotros hoy incluye el gran mandamiento; debes amar a Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas, y amar a tu prójimo como a ti mismo. Esa es la voluntad de Dios para nosotros hoy. Y la voluntad revelada de Dios para nosotros hoy es que persigamos la Gran Comisión: “Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones”. Debemos hacerlo de todas las formas posibles. Esa es Su voluntad para nosotros.

La voluntad de Dios para nosotros hoy incluye los Diez Mandamientos. La voluntad de Dios para ti es que no cometas adulterio, ni siquiera en tu mente o en tu corazón. Que estés gozoso, que digas la verdad y que no tengamos otros dioses ante el Señor. 

Hay una maravillosa fotografía de la voluntad de Dios que se nos da en 1 Tesalonicenses 5. “Miren”, dice el apóstol, “que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino que procuren siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos. Estén siempre gozosos. Oren sin cesar. Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús”.

Esta es la voluntad de Dios para nosotros esta semana. Que a pesar de las circunstancias difíciles, nos regocijemos en todo lo que es nuestro en Cristo, que oremos continuamente y que agradezcamos siempre todas las misericordias de Dios en nuestras vidas.

Esa es Su voluntad para nosotros y debemos perseguirla. Está revelada, es absolutamente clara, y debemos tener mucho cuidado de no devolver mal por mal con respecto a nadie, sino procurar hacer el bien a los demás en cada oportunidad y en cada ocasión. Ésta es la voluntad de Dios y está absolutamente clara.

Ahora bien, por supuesto, la voluntad revelada de Dios no se limita a los versículos de la Biblia que utilizan realmente las palabras “voluntad de Dios”. Todo aquello a lo que Dios nos ha llamado en las Escrituras es Su voluntad para nuestras vidas. Y ésta es la cuestión, la voluntad revelada de Dios debe ser siempre nuestra primera preocupación. Y la razón es porque Dios no nos pedirá cuentas a ti ni a mí por lo que ha mantenido en secreto, pero sí nos pedirá cuentas respecto a qué​ hicimos con lo que Él reveló.

Esto debería ofrecernos un enorme alivio si has estado preocupado porque de algún modo te has perdido la voluntad de Dios a causa de alguna mala decisión o de una decisión de la que te arrepientes. Te lo diré de esta manera. En el último día, Dios no te va a decir: ¡te fuiste a Colombia y viviste allí cuando deberías haberte ido a México!

Dios no te ha revelado si debes vivir en Colombia o en México o en Guatemala o en cualquier otro lugar, pero Dios nos pedirá cuentas a ti y a mí por cómo hemos vivido. Tanto si fue en Colombia como en México, en Guatemala o dondequiera que estés, ésta es la pregunta: ¿Obedeciste el Gran Mandamiento? ¿Obedeciste la Gran Comisión? ¿Viviste una vida piadosa?

Así que cuando a veces te encuentres angustiado por no conocer la voluntad de Dios, recuerda esto. La voluntad de Dios es, ante todo, que vivas como Él ha declarado en la Biblia, y luego, por lo demás, toma la decisión más sabia e informada que puedas.

¿Cómo debemos responder a la voluntad secreta de Dios? Respondemos a Su voluntad secreta con fe, confiando en Él en lo que no ha dado a conocer. Respondemos a Su voluntad que debemos discernir buscando el camino de la sabiduría. 

¿Cómo respondemos a Su voluntad revelada? 

Pues, sencillamente, obedeciendo.

Eso es lo que estamos llamados a hacer en relación a lo que Dios ha revelado. Por eso Juan dice: «El mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre». 

Ahora, amigos, ¿ven lo importante que es distinguir entre estas tres esferas de la voluntad de Dios? Porque estamos llamados a responder a cada una de ellas de forma diferente.

No podemos conocer la voluntad secreta de Dios, y debemos responder con fe. Podemos poner a prueba la voluntad de Dios que debemos discernir, por lo que debemos buscar la sabiduría. La voluntad revelada de Dios, ahí delante de nosotros en las Escrituras, podemos conocerla con seguridad, y estamos llamados con absoluta claridad a obedecerla.

Así que no podemos poner a prueba lo que Dios ha mantenido en secreto, y no nos debemos atrever a poner a prueba lo que Dios ha revelado. 

Mira, piensa en esto. No llegamos a lo que Dios ha revelado en las Escrituras y decimos, bueno, vamos a ponerlo a prueba. No preguntamos qué piensan los demás y cómo encaja esto con mi experiencia. No, abrimos la Biblia para ver lo que Dios ha revelado, y luego descartamos lo que Dios ha prohibido, y recibimos todo lo que ha revelado.

Así es como debes orar. Cuando la voluntad revelada de Dios y la inclinación y los deseos de tu corazón vayan en direcciones opuestas: Señor, ayúdame a obedecerte, que se haga Tu voluntad.

Ahora bien, ¿te das cuenta que cuando oramos esta tercera petición del Padre Nuestro, «Hágase tu voluntad», en realidad estamos pidiendo a Dios tres cosas distintas en las diferentes esferas de la voluntad de Dios? 

Pedimos fe en lo que Dios ha mantenido en secreto. 

Pedimos sabiduría respecto a lo que Dios nos ha llamado a discernir. 

Y pedimos obediencia, respecto a lo que Dios ha revelado. 

¡Hágase Tu voluntad!