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¿Sientes que tu futuro con Dios está en riesgo? El Pastor Colin habla sobre lo que Dios le dice a cada creyente, y cómo tu incertidumbre al respecto debilitará cómo experimentas Su amor. Pasaje: Romanos 8:28-39


Pues bien, este gran capítulo en el que nos hemos centrado durante seis semanas es realmente la respuesta a la pregunta de Pablo en el capítulo 7 y versículo 24 de Romanos que muestra que ha estado luchando con el problema del pecado con el que lucha todo ser humano que se conoce a sí mismo. 

Y el capítulo 7, versículo 24 dice: «¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará?«. Y la respuesta a esa pregunta es que Jesucristo te rescatará. Y Romanos 8 nos dice realmente cómo lo hace y qué hace para poner en práctica Su rescate en la vida de una persona. 

Y hemos visto que la operación de rescate de Dios en Cristo implica cuatro dones espectaculares.

Número uno, la justificación en la que Cristo elimina la pena del pecado. Número dos, la santificación en la que Jesucristo rompe el poder del pecado en tu vida, el dominio que de otro modo tendría sobre ti. 

Número tres, la adopción en la que Cristo te abraza en el amor del Padre. Y número cuatro, la glorificación en la que Cristo crea un reflejo único de Sí mismo en la vida de cada persona redimida que será para Su propia gloria y para tu gozo por los siglos de los siglos. 

Y vimos la semana pasada que cuando se complete este rescate que Jesucristo lleva a cabo en la vida de todo Su pueblo, Él traerá hasta la misma tierra a nuestra alegría. Cristo eliminará la maldición y habrá un cielo nuevo y una tierra nueva, y toda la creación que conocimos será llevada a la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

Ésta es la promesa del Evangelio y espero que, como hemos estado diciendo a lo largo de esta serie, hayas estado saboreando lo que es tuyo en Jesucristo. Y si no es así, espero que estés empezando a ver lo que puede ser tuyo en Jesucristo y que estés empezando a sentir cierta atracción a medida que aprendes lo que Él promete en el Evangelio. 

Ahora bien, si quieres un resumen de todo lo que Pablo ha estado enseñando en el capítulo 8 hasta ahora, creo que un buen resumen estaría en el versículo 31, donde Pablo dice: «Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? » 

Piensa en ello, Dios por ti. El juicio de Dios es para ti en la justificación; el poder de Dios es para ti en la santificación; el amor de Dios es para ti en la adopción y la gloria de Dios es para ti en la glorificación eterna. 

Y lo que Pablo nos está diciendo es que intenta resumir esto bajo la inspiración de la Escritura. Está diciendo que Dios está totalmente a tu favor en Jesucristo; y si Dios está realmente por nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros? 

Piénsalo de este modo. Si Dios está de tu lado, debes prevalecer. Así que hoy vamos a llegar a la última parte de este maravilloso capítulo. Y Pablo está pasando a la aplicación de estas maravillosas verdades que hemos estado aprendiendo juntos. 

Quiero hacer dos preguntas. Esta es la primera: ¿Por qué necesitas conocer Romanos 8? ¿Por qué necesitas saber que Dios es totalmente para ti en Jesucristo? ¿Por qué nos dio Dios este capítulo? ¿Qué sentido tiene? ¿Cuál es la aplicación?

Ahora quiero sugerir dos respuestas. ¿Por qué necesitamos saber lo que hemos aprendido aquí? 

La primera razón es que necesitas saber que Dios es totalmente para ti. Respuesta número uno: para tu alegría; necesitas saberlo para tu propia alegría. Dios quiere que sepas que estos dones son tuyos en Jesucristo para que vivas en la alegría y en la libertad de estos regalos.

Y ahí es donde Pablo llega al final del capítulo, en los versículos 38 y 39, donde dice: «Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni lo que está en el cielo, ni lo que está en el infierno, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro«. 

Ahí hay alegría, seguridad, confianza y triunfo. Dios quiere que tengas esa clase de confianza en su amor.

Imagina conmigo por un momento a un hombre que conoce a la mujer de sus sueños y se enamora perdidamente de ella. Sale con ella, la corteja y, finalmente, decide que ha llegado la hora de hacerle la pregunta. 

Espero que hoy estés captando el romanticismo en todo esto. Toda su felicidad futura pende de un hilo cuando él se arrodilla, le toma de la mano y, con voz temblorosa, le dice: «¿Quieres casarte conmigo?

Y ella dice: “sí… tal vez”. Y él dice: “¿qué quieres decir con sí, tal vez?” Y ella reponde: “digo que sí, pero no estoy totalmente segura”. 

Ahora bien, ¿cuánta alegría tiene este hombre cuando vuelva a casa al final de la velada? No mucha. Tiene alguna esperanza de ser feliz en el futuro, pero también es posible que eso no ocurra. Así que alegrarse sería prematuro. 

Ahora aplícalo a lo que hemos estado aprendiendo juntos. Puedes creer todas las promesas del Evangelio, justificación, santificación, adopción, glorificación, pero si añades un «tal vez» al final, pierdes toda la alegría. Es como poner un clavo en la rueda de tu coche, todo el aire se escapa y el auto no te llevará a ningún lado.

Un “tal vez” mata la alegría, al igual que una palabra como “si” o “pero”. Por ejemplo, podrías pensar: “Dios es totalmente para mí en Cristo si realmente he vivido una buena vida cristiana esta semana”. ¿Sientes cómo se le escapa el aire a la llanta? Dios está totalmente a mi favor en Cristo, especialmente cuando oro y doy buen testimonio. ¿Puedes sentir cómo se sale el aire de la llanta?

En cuanto condicionas el amor de Dios a algo que hagas, pierdes la alegría y el poder, pierdes todo el sentido de lo que hemos aprendido en el capítulo 8 de Romanos. 

Y la verdad es que muchos cristianos viven en un mundo a medias en el que creen que Dios los ama de alguna forma, algunas veces. Donde creen que son justificados, santificados, adoptados y glorificados, quizá, probablemente, ojalá. 

Algunos sienten que Dios está para ellos, casi siempre, normalmente, con frecuencia, pero no están convencidos de que Dios está totalmente para ellos, siempre, incondicionalmente y eternamente en Jesucristo.

Ahora bien, todo el sentido del mensaje de hoy, y el sentido del final de Romanos y del capítulo 8, es que pruebes la alegría de saber que Dios es totalmente para ti en Jesucristo. 

Dios no quiere que pases el resto de tu vida cristiana como la niña con la flor, ya sabes, arrancando los pétalos, diciendo: “me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere”. Dios no quiere que veas su amor de ese modo tan inseguro, porque no hay alegría en él.

Y qué cosa tan terrible es creer todo lo que hemos estado aprendiendo durante estas últimas semanas y luego perder toda la alegría a causa de un enorme tal vez que domina tu mente y tu corazón. 

Todo el sentido del triunfante final de Romanos 8 es que el pueblo de Dios confía plenamente en Su amor. «Estoy convencido de que nada podrá separarme jamás del amor de Dios que está en Cristo Jesús, mi Señor«. Así que necesitamos saber lo que Pablo nos está enseñando aquí en Romanos, en el capítulo 8: número 1, para tu alegría.

Hay una segunda respuesta a esta pregunta. ¿Por qué necesitamos saber lo que Pablo nos está enseñando aquí, este mensaje de que Dios está totalmente para ti en Cristo Necesitas saberlo para tu sufrimiento.

Para tu gozo y para tu sufrimiento. ¿Te has dado cuenta de que este maravilloso capítulo que expone el esplendor de la salvación de Dios en Jesucristo y las asombrosas dimensiones de Su rescate, termina con un gran énfasis en las formas de sufrimiento que un creyente puede experimentar a lo largo de la vida? 

¿Te has fijado en que, en el versículo 35, Pablo enumera siete, nada menos que siete formas distintas de sufrimiento? Algo asombroso al final de este glorioso capítulo. ¿Por qué lo hace? Porque precisamente por eso necesitamos esta enseñanza, necesitamos abrazar esta maravillosa verdad para que tengamos alegría, para que podamos resistir en nuestro sufrimiento. 

Ahora, vamos a recorrer juntos muy, muy brevemente, estas siete formas de sufrimiento del versículo 35. Y mientras las recorro, quiero que te hagas una sencilla pregunta. ¿Experimentaré esta forma de sufrimiento en mi vida? De las siete formas, ¿cuál experimentarás?

Y a medida que avancemos, creo que descubrirás que la respuesta o bien va a ser, sí, definitivamente experimentaré esto en mi vida, o bien puede ser, quizás, tal vez, experimentaré esto en mi vida. Por eso necesitamos Romanos 8.

Número 1: la angustia. ¿Quién, pues, nos separará del amor de Cristo si hay angustia? ¿Experimentarás problemas en tu vida? Responde que sí.

Y las Escrituras lo dejan muy claro. Juan capítulo 16 y versículo 33, nuestro Señor dice: » En el mundo tienen tribulación«, afirmación categórica, «pero confíen, Yo he vencido al mundo«. Así que definitivamente experimentaremos eso. 

Número dos: dificultades. ¿Experimentarás dificultades en tu vida? Responde de nuevo: creo que sí. Y por esta razón, Hebreos capítulo 12 y versículo 7: «Es para su corrección que sufren”, dice el escritor a los Hebreos, “Dios los trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?«

Así que lo que el escritor de Hebreos está diciendo es que Dios trae disciplina a la vida de todos sus hijos, si eres cristiano, esto formará parte de tu experiencia, y las dificultades son la forma en que Dios lo hace. 

No significa que todas las dificultades sean Su disciplina, sino que algunas dificultades son Su disciplina en nuestras vidas. En otras palabras, no interpretes las dificultades como que Dios no te ama, es precisamente lo contrario. Si Dios permitiera que tu vida fuera una fiesta ininterrumpida, no podrías convertirte en un hijo o una hija que reflejara su gloria. 

Así que el Padre no te permitirá deslizarte hacia una vida desperdiciada de autoindulgencia. Él interrumpe la fiesta, y trae dificultades a mi vida, a tu vida. ¿Por qué? Porque te ama. Entonces, ¿experimentaremos dificultades? Definitivamente sí, basándonos en Hebreos 12:7. 

Número 3: persecución. ¿Experimentarás persecución en tu vida como cristiano? Responde que sí. 2 Timoteo 3:12. Pablo dice: «Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos«. Afirmación categórica. Si vives una vida piadosa en este mundo, no esperes que te den las gracias por ello, espera que te rechacen y, a veces, que te marginen, y he aquí por qué. 

Cuando vivas con una integridad evidente, molestarás la conciencia de algunas otras personas. A la gente que ama la oscuridad no le gusta la luz, y si tu vida es como una luz resplandeciente, entre la gente que ama las tinieblas, a la gente que ama las tinieblas le molestará tu vida, se resentirá y dirá: no queremos que esa luz brille por aquí, nos gustan las tinieblas. 

Así que ésta no será tu experiencia todo el tiempo, pero será la experiencia de todos los hijos de Cristo alguna vez. 

Número cuatro: hambre. ¿Experimentarás hambre en tu vida? Respuesta: tal vez. Miles de hijos de Cristo han sufrido hambre y sequía, y Cristo ha proporcionado alimento más que suficiente para todo el mundo, lo que sin duda nos hace reflexionar sobre cuál es nuestra responsabilidad en este asunto. ¿Hay gente en tu ciudad que pase hambre hoy? Sí. ¿Puede que algún día tú pases hambre? Tal vez.

Cinco: desnudez. ¿Experimentarás desnudez en tu vida? Responde: tal vez. Hay cristianos que necesitan ropa en el mundo. Permíteme formular esta pregunta con delicadeza, ¿Podría un cristiano experimentar la vergüenza de la desnudez a través de una agresión? ¿Podría ocurrirle algo así a uno de los hijos de Dios? Responde que sí. 

Pablo está diciendo que puede y, trágicamente, a veces ocurre. Nos preguntamos por qué necesitas saber que Cristo está totalmente para ti. Porque si has experimentado la vergüenza de la desnudez, necesitas saber que Dios está totalmente para ti en Jesucristo y necesitas saber cómo puedes experimentarlo. 

Número seis: peligro. ¿Experimentarás peligros en tu vida? Sí, evidentemente, sin duda. Vivimos en un mundo de terror en el que los hombres malvados pueden provocar una destrucción masiva sin previo aviso ni advertencia. Vivimos en un mundo de accidentes, 42,000 muertes al año en las carreteras de Estados Unidos.

¿Y entre estas víctimas mortales, 42,000 al año, hay algún hijo de Dios? Por supuesto que sí. Por supuesto. Todo forma parte de la vida y los cristianos no están aislados de algún modo de los peligros y realidades de la vida en este mundo caído. 

Siete: ¿Y la espada? Espada aquí, por supuesto, es una referencia al martirio, a que a alguien le quiten la vida a causa de su fe. ¿Experimentarás el martirio en tu vida? Responde: tal vez.

El sitio GospelWeb.net calcula que hoy en día hay aproximadamente 465 mártires cristianos al día en nuestro mundo. 465 cuyas vidas son tomadas, entregadas por la causa de Jesucristo cada día.

Como ves, esta es la realidad del mundo en que vivimos. Algunas personas se ponen tan emocionales cada vez que se menciona el amor de Dios, como si el amor de Dios y la realidad de que nada puede separarnos del amor de Dios, fuera una especie de escape emocional de las realidades del mundo. 

Nada de eso está en el capítulo 8 de Romanos. Pablo nos presenta en la cara esas siete formas de sufrimiento en este mundo caído. Porque no vamos a la iglesia para refugiarnos de las realidades de la vida, vamos a adorar para que, con la fuerza del amor de Dios, podamos afrontar las realidades de la vida en este mundo peligroso, angustiante, duro, difícil, perseguidor y martirizador. 

Y lo que Pablo nos está diciendo aquí es que en un mundo que sufre necesitas saber que Dios está totalmente para ti en Jesucristo. Y Pablo, que sin duda sufrió más que nadie que conozcas, nos está diciendo aquí que Dios te ama y que puedes encontrar alegría en ello incluso ante el sufrimiento extremo. 

Así que piensa en esto. Siete formas de sufrimiento humano, cuatro de ellas las experimentarás con seguridad, tres de ellas puede que las experimentes.

Dios quiere llevarte ante esta realidad, para que en el día más duro de tu vida puedas decir junto con el Apóstol Pablo, que en el dolor y el sufrimiento de este mundo estás encontrando una alegría que se encuentra en el amor de Dios por ti en Jesucristo y que nunca te podrá ser arrebatada, pase lo que pase.