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marzo 24, 2025

31 propósitos del sufrimiento según la Biblia

¿Por qué permitió Dios nuestro sufrimiento? Aunque las Escrituras no hablan de nuestras situaciones individuales, sí hablan de las razones generales por las que Dios puede permitir que entremos en el horno de la aflicción.

Aquí hay 31 pro´positos del sufrimiento según la Biblia. También son 31 maneras bíblicas en que Dios puede usar tu sufrimiento para bien. Mientras lees los versículos bíblicos, ora para que Dios aproveche al máximo tus pruebas para Su gloria. Y regocíjate, porque como dice Charles Spurgeon: “Mientras nos prueba con una mano nos sostendrá con la otra“.

(Para un análisis más profundo de cada pasaje, recomendamos leerlos en su contexto.)

31 propósitos del sufrimiento según la Biblia

  1. Para humillarnos.

Él te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que tú no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no solo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del Señor. (Deuteronomio 8:3)

Y dada la extraordinaria grandeza de las revelaciones, por esta razón, para impedir que me enalteciera, me fue dada una espina en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca. (2 Corintios 12:7)

  1. Para mostrar Su gloria.

Jesús respondió: «Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él». (Juan 9:3)

  1. Para hacernos como Cristo.

Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. (Romanos 8:29)

  1. Para profundizar nuestra comunión con Él.

…Y conocerlo a Él, el poder de Su resurrección y la participación en Sus padecimientos, llegando a ser como Él en Su muerte. (Filipenses 3:10)

  1. Para ayudarnos a ministrar a otros. 

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción, dándoles el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios. (2 Corinthians 1:3–4)

  1. Para enseñarnos a orar “Hágase tu voluntad”.

Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. (Mateo 6:10)

«Desnudo salí del vientre de mi madre Y desnudo volveré allá. El Señor dio y el Señor quitó; Bendito sea el nombre del Señor». (Job 1:20–21)

Artículo: ¿Qué significa orar «Hágase tu voluntad»?

  1. Para darnos esperanza en Él.

Por tanto, preparen su entendimiento para la acción. Sean sobrios en espíritu, pongan su esperanza completamente en la gracia que se les traerá en la revelación de Jesucristo. (1 Pedro 1:13)

Pero los que esperan en el SEÑOR 
Renovarán sus fuerzas. 
Se remontarán con alas como las águilas, 
Correrán y no se cansarán, 
Caminarán y no se fatigarán. (Isaías 40:31)

»Estas cosas les he hablado para que en Mí tengan paz. En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo». (Juan 16:33)

  1. Para profundizar nuestra confianza en Él, que resucita a los muertos.

Porque no queremos que ignoren, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida en Asia. Porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vida. De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, el cual nos libró de tan gran peligro de muerte y nos librará, y en quien hemos puesto nuestra esperanza de que Él aún nos ha de librar. (2 Corintios 1:8–10)

  1. Para recordarnos las consecuencias del pecado.

Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:23)

Ver Génesis 3:8–24.


Escucha la enseñanza sobre Génesis 3:1–24 «Maldición» que es parte del podcast Una caminata por la historia bíblica


  1. Para recordarnos que toda la creación fue sometida a la futilidad y gime por la redención.

Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de Aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera gime y sufre hasta ahora dolores de parto. Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo. (Romanos 8:20–23)

  1. Para disciplinarnos para la santidad.

Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige: «HIJO MÍO, NO TENGAS EN POCO LA DISCIPLINA DEL SEÑOR, NI TE DESANIMES AL SER REPRENDIDO POR ÉL. »PORQUE EL SEÑOR AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA A TODO EL QUE RECIBE POR HIJO». Es para su corrección que sufren. Dios los trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?… Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidad. (Hebreos 12:5–7, 10)

Antes que fuera afligido, yo me descarrié, Pero ahora guardo Tu palabra. (Salmo 119:67)

Bueno es para mí ser afligido, Para que aprenda Tus estatutos. (Salmo 119:71)


Escucha el programa «Eres Santo» en el podcast de Abre la Biblia. Es parte de la serie Descubre tu nueva identidad en Cristo.


  1. Para manifestar la vida de Jesús en nosotros.

Porque nosotros que vivimos, constantemente estamos siendo entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal. (2 Corintios 4:11)

  1. Para proporcionar misericordias sustentadoras.

Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús…

No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4:6-7, 11–13)

  1. Para mostrar Su gracia y Su poder perfecto en nuestra debilidad.

Y Él me ha dicho: «Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad». Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. (2 Corintios 12:9)

  1. Para hacernos regocijar conociendo el resultado del sufrimiento: resistencia, carácter, esperanza.

Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza. Y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado. (Romanos 5:3–5)

  1. Para darnos una alegría más profunda que nuestro dolor.

Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte. (Santiago 1:2–4)

Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman. (Santiago 1:12)

  1. Para dar a conocer Su presencia especial.

Aunque pase por el valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; Tu vara y Tu cayado me infunden aliento. (Salmo 23:4)

Mas ahora, así dice el SEÑOR tu Creador, oh Jacob, Y el que te formó, oh Israel: «No temas, porque Yo te he redimido, Te he llamado por tu nombre; Mío eres tú. »Cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo, Y si por los ríos, no te cubrirán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, Ni la llama te abrasará. »Porque Yo soy el SEÑOR tu Dios, El Santo de Israel, tu Salvador. (Isaías 43:1-3)

  1. Para ayudarnos a ver el poder preservador de Su Palabra.

Este es mi consuelo en la aflicción: Que Tu palabra me ha vivificado. (Salmo 119:50)

Antes que fuera afligido, yo me descarrié, Pero ahora guardo Tu palabra. (Salmo 119:67)

Si Tu ley no hubiera sido mi deleite, Entonces habría perecido en mi aflicción. (Salmo 119:92)

»Y te acordarás de todo el camino por donde el SEÑOR tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no Sus mandamientos. »Él te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que tú no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no solo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del SEÑOR. (Deuteronomio 8:2–3)

  1. Para alcanzar para nosotros una gloria eterna.

Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación. (2 Corintios 4:17)

Charles Spurgeon: “Sí, queridos amigos, el Señor a menudo nos envía pruebas mayores que otras, porque quiere capacitarnos para mayores gozos. Si quieres hacer un estanque capaz de contener más agua, lo excavas, ¿no es así? Y muchos hombres han sido excavados y agrandados por la aflicción. Los ensanchamientos de la prueba nos capacitan para contener más gracia y más gloria.”

  1. Para saber lo que hay en nuestros corazones.

Y te acordarás de todo el camino por donde el SEÑOR tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no Sus mandamientos. (Deuteronomio 8:2)

En lo cual ustedes se regocijan grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, sean afligidos con diversas pruebas, para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo. (1 Pedro 1:6–7)

Spurgeon: “A veces nos imaginamos que tenemos una fe fuerte cuando, en realidad, nuestra fe es muy débil; y ¿cómo vamos a saber si es débil o fuerte hasta que sea probada?”.

  1. Para ayudarnos a tomar más en serio el pecado no arrepentido y la Cena del Señor.

De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de la copa. Porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí. Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre ustedes, y muchos duermen. Pero si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. (1 Corintios 11:27–31)

Folleto gratis (PDF): 5 maneras de beneficiarse de la Cena del Señor

  1. Para enseñarnos la bendición de sufrir por el nombre de Jesús.

Los apóstoles, pues, salieron de la presencia del Concilio, regocijándose de que hubieran sido considerados dignos de sufrir afrenta por Su Nombre. (Hechos 5:41)

»Bienaventurados serán cuando los insulten y persigan, y digan todo género de mal contra ustedes falsamente, por causa de Mí. »Regocíjense y alégrense, porque la recompensa de ustedes en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que ustedes. (Matthew 5:11–12)

  1. Para mostrar el poder inquebrantable de Su amor por nosotros.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?… Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 8:35, 37-39)

  1. Para recordarnos el costo del discipulado.

Llamando Jesús a la multitud y a Sus discípulos, les dijo: «Si alguien quiere venir conmigo, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. »Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio, la salvará. (Marcos 8:34–35)

Porque esto halla gracia, si por causa de la conciencia ante Dios, alguien sobrelleva penalidades sufriendo injustamente. Pues ¿qué mérito hay, si cuando ustedes pecan y son tratados con severidad lo soportan con paciencia? Pero si cuando hacen lo bueno sufren por ello y lo soportan con paciencia, esto halla gracia con Dios. Porque para este propósito han sido llamados, pues también Cristo sufrió por ustedes, dejándoles ejemplo para que sigan Sus pasos. (1 Pedro 2:19–21)

Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos. (2 Timoteo 3:12)

  1. Para traer el arrepentimiento. (Una definición de arrepentimiento)

En esa misma ocasión había allí algunos que contaron a Jesús acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con la de sus sacrificios. Él les respondió: «¿Piensan que estos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque sufrieron esto? Les digo que no; al contrario, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente. ¿O piensan que aquellos dieciocho, sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? (Lucas 13:1–4)

  1. Para hacernos agradecidos.

Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. (Filipenses 4:6)

  1. Para que seamos contentos.

Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. (Filipenses 4:12)

  1. Para recordarnos que debemos luchar con armas espirituales.

Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne. Porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo. (2 Corintios 10:3–5)

  1. Para profundizar nuestro anhelo por el futuro glorioso y sin sufrimiento que tenemos en Cristo.

»Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado» (Apocalipsis 21:4)

Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada. (Romanos 8:18)

Antes bien, en la medida en que comparten los padecimientos de Cristo, regocíjense, para que también en la revelación de Su gloria se regocijen con gran alegría. (1 Pedro 4:13)


Escucha la enseñanza ¿Cuánto disfrutaré del cielo? en el podcast de Abre la Biblia:


  1. Para fortalecer nuestra fe en lo desconocido.

»Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, pero las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:29)

  1. Para hacer bien a nosotros

Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente. (Génesis 50:20)

Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito. (Romanos 8:28)

Ánimo, querido cristiano

Dios está trabajando en tu sufrimiento. Puede que no sepas exactamente cómo a este lado de la eternidad, pero lo está haciendo. Como dice John Piper, “Dios siempre está haciendo 10.000 cosas en tu vida, y puede que tú seas consciente de tres de ellas”.

La respuesta adecuada a la providencia de Dios en nuestro sufrimiento, incluso en lo desconocido, es la adoración:

¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos! … Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén. (Romanos 11:33–36)

Que Dios te llene de esperanza y fiel perseverancia mientras le buscas.


Este recurso es un apéndice de un libro (en inglés) por Charles Spurgeon titulado God’s Purpose for Your Suffering [El propósito de Dios en tu sufrimiento].


Kevin Halloran

Director de Contenido y Estrategia

Kevin Halloran sirve en Abre la Biblia y vive cerca de Chicago, Illinois, con su esposa y dos hijas. Ha ministrado en la República Dominicana, en México y en Ecuador, donde aprendió español. Su pasión es fortalecer a la iglesia para el ministerio de la Palabra de Dios. Escribió el libro Cuando orar es una lucha: una guía práctica para superar los obstáculos en la oración (P&R, 2023). Puedes encontrarlo en su blog Anclado en Cristo, Facebook, Twitter y YouTube.
Kevin Halloran sirve en Abre la Biblia y vive cerca de Chicago, Illinois, con su esposa y dos hijas. Ha ministrado en la República Dominicana, en México y en Ecuador, donde aprendió español. Su pasión es fortalecer a la iglesia para el ministerio de la Palabra de Dios. Escribió el libro Cuando orar es una lucha: una guía práctica para superar los obstáculos en la oración (P&R, 2023). Puedes encontrarlo en su blog Anclado en Cristo, Facebook, Twitter y YouTube.