¿Sabías que como escuchas un sermón determinará el tipo de efecto que tendrá en ti? El Pastor Colin nos da algunos consejos prácticos para escuchar la Palabra de Dios de forma más efectiva.
Transcripcion
¿Qué significa tener fe y qué significa para nosotros crecer en la fe? ¿Cómo puedo hacerlo? ¿Cómo puedes crecer en tu fe en el Señor Jesucristo? La fe es el vínculo que nos une a Jesucristo. Es la forma en que Jesucristo se une a ti. Es el vínculo por el que llegamos a ser Suyo. Es la unión en la confiamos en Cristo, en la que amamos a Cristo y en la que seguimos a Cristo, aunque no hacemos ninguna de estas cosas a la perfección.
Quiero confiar en Cristo más plenamente de lo que lo hago. Quiero amar a Cristo más profundamente de lo que lo hago. Quiero seguirle más coherentemente de lo que lo hago. Y estoy seguro de que tú sientes lo mismo. No hacemos ninguna de estas cosas completa ni perfectamente.
Pero por la gracia de Dios, todos podemos mantenernos en pie si estamos en Cristo junto con Pedro cuando dijo en medio de sus fracasos, ¿recuerdas lo que dijo Pedro? “Señor, tú sabes que te amo. Tú sabes Señor que confío en ti. A pesar de todas mis incoherencias, de mis muchos fracasos, hoy estoy aquí como hijo tuyo, como alguien que quiere seguirte y servirte”.
Así pues, hemos aprendido que la fe es algo más que simplemente creer.
El diablo sabe que Jesús es el Hijo de Dios. Sabe que murió en la cruz y sabe que resucitó. Pero el diablo no confía en Cristo, y el diablo no ama a Cristo, y el diablo ciertamente no obedece a Cristo.
La fe nos une a Cristo. Es el vínculo de una unión viva en la que su vida fluye en nosotros. De eso se trata, y nos hemos estado preguntando, ¿cómo consigo ese tipo de fe, y cuando la tengo, cómo crezco en esa fe? Y tengo una sensación de urgencia respecto a este mensaje, porque éste es un momento en el que nuestra fe está siendo puesta a prueba, quizá como nunca antes.
Siento la necesidad de crecer en la fe en mi propia vida. Siento la necesidad de que crezcamos en la fe como iglesia. Por eso los invito a unirse en dos oraciones a lo largo de estos próximos meses:
Señor, aumenta mi fe y entonces, Señor, aumenta nuestra fe.
Ahora, por favor, vuelve conmigo a Romanos 10, versículo 17, donde estamos orando, Señor, aumenta mi fe, Señor, aumenta nuestra fe, y esto es lo que Dios nos dice en la Escritura.
“La fe viene por el oír». Eso lo vemos en Romanos 10:17. Nos dice: «La fe viene por el oír», de ahí procede. Y el oír, es decir, el poder oír procede de la Palabra de Dios. Ahí es donde tenemos que empezar. Esto lo encuentras a lo largo de toda la Biblia. Recuerdas cómo lo dijo nuestro Señor Jesús: no sólo de pan vivirá el hombre. Pero, ¿cómo vamos a vivir? ¿Cómo vivimos la vida cristiana? ¿Qué nos sostiene? Vivimos de cada palabra que sale de la boca de Dios. Vivimos de las palabras que salen de la boca de Dios.
Y las palabras que salen de la boca de Dios nos son dadas en las Escrituras. Jesús dice que vivimos de esta palabra. Así es como vives. De ahí procede la fe. Así es como el Espíritu Santo te comunica la vida de Cristo. La fe nos une a Cristo. Y Cristo nos nutre, nos sostiene, nos alimenta, y lo hace mediante la Palabra. Así que esta palabra es a tu vida, como el pan es a tu cuerpo. Eso es lo que dice Jesús.
Y Pablo lo expresa así: «Así que la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Cristo». Así que la fe viene por esta Palabra. Y, sin embargo, esto es lo fascinante, hay un enigma aquí. La fe viene por la Palabra y, sin embargo, Dios nos llama a llevar la fe a la Palabra.
Ambas cosas están muy claras en la Escritura. Si vuelves conmigo en tu Biblia a Hebreos capítulo 4, verás que el escritor habla de los israelitas del Antiguo Testamento que no entraron en la tierra prometida. Y dice en el capítulo 3 versículo 19, justo al final del capítulo 3, que no pudieron entrar a causa de su incredulidad. Por eso no llegaron a la tierra prometida. Por eso aquella generación murió en el desierto, dando vueltas y más vueltas durante 40 años. ¿Por qué? Por su incredulidad.
Ahora Hebreos 4:2 vemos que el mensaje que oyeron no les sirvió de nada porque los que oyeron no lo unieron con la fe. Así que el escritor a los Hebreos dice que, allá en el Antiguo Testamento, estas personas oyeron el mensaje. De hecho, dice que oyeron el Evangelio igual que lo oímos nosotros. ¿No es interesante? Oyeron el Evangelio en el Antiguo Testamento. Pero el mensaje que oyeron no tenía ningún valor para ellos.
¿Por qué? Porque no lo unieron a la fe, y así pasaron años dando vueltas en círculos y murieron en el desierto. Así pues, Cristo sostiene mi vida mediante la Palabra de Dios. Eso significa que necesito oírla, pero necesito oírla con fe. Porque si no oigo la palabra de Dios con fe, no tendrá ningún valor para mí. No obtendré ningún beneficio de ella. Simplemente seré una persona que va a la iglesia y escucha sermones quizá durante 10, 20, 40 o 50 años y todo pasa por encima de mi cabeza, mi vida nunca cambia realmente y nunca crezco realmente en la fe.
Ahora bien, esta verdad, como recordarás, la dejó muy clara el Señor Jesús en una parábola que contó y que la mayoría de nosotros conocemos muy bien.
¿Recuerdas la Parábola del Sembrador? En la historia de Jesús hay una semilla, pero hay cuatro clases distintas de tierra. Y Jesús dice que el sembrador sale a sembrar la semilla.
La Palabra de Dios se echa en el suelo de la vida de las personas. En otras palabras, está describiendo exactamente lo que está ocurriendo cuando nos reunimos en la iglesia y escuchamos la Palabra de Dios.
Y Jesús explica en Su parábola que la misma semilla tiene efectos diferentes en la vida de las distintas personas. Para algunos, la Palabra de Dios tiene muy poco efecto porque sus corazones son duros. Jesús dice que Satanás arrebata la semilla, de modo que todo el bien que pudiera haber hecho desaparece en muy poco tiempo y la palabra carece de valor para ellos.
Para otros, la Palabra de Dios sólo tiene un efecto temporal o quizá sólo les conmueve a un nivel emocional superficial. Sus corazones son superficiales y cuando llega la presión, estas personas se encogen.
Luego Jesús vuelve a decir que, para otros, la Palabra de Dios se ve ahogada por prioridades contrapuestas, que Él define como preocupaciones en la vida y, en particular, interés por el dinero, pero también habla de desear otras cosas. Las prioridades en conflicto pueden ahogar el efecto de la Palabra que se escucha en la vida de muchas personas y ocurre todas las semanas.
Pero para algunos de nosotros, dice Jesús, la Palabra de Dios produce una gran cosecha, una cosecha abundante, de 30, 60 o incluso 100 veces mayor. La semilla en la buena tierra florece y se hace muy fructífera.
Ahora bien, la mayoría de nosotros conocemos la parábola, pero he aquí lo que Jesús dijo sobre ella poco después. Sólo se registra en el Evangelio de Lucas, en el capítulo ocho, versículo 18. Jesús dijo esto después de la Parábola del Sembrador. Dijo: «Por tanto, tengan cuidado de cómo oyen».
Porque aquí estamos, todos escuchamos la Palabra de Dios y Jesús dice: tengan mucho cuidado con la forma en que oyen, porque la Palabra de Dios tiene efectos radicalmente distintos en la vida de las diferentes personas. A algunos no les beneficia porque no la escuchan con fe.
Así que el sermón de hoy, y les digo que nunca antes había predicado un mensaje como éste, el mensaje de hoy trata de cómo escuchar un sermón. Los pastores estudian cómo enseñar la Palabra de Dios, y los cristianos, como parte de una congregación, tenemos que aprender a oír la Palabra de Dios, a considerar cómo escuchamos para que la Palabra de Dios sea fructífera en nuestras vidas y a través de nuestro ministerio. El objetivo es que sea un lugar donde florezca la Palabra de Dios, y no un lugar donde Satanás le arrebate su valor o donde se ahogue.
“Ten cuidado», dice Jesús, «como oyes». En las Escrituras se sugieren algunos principios para sacar el máximo provecho de la Palabra de Dios, porque la fe viene por el oír. Ten cuidado cómo oyes. He aquí el número uno. Ven con la firme convicción de que Dios habla a través de Su Palabra.
Si quieres que la Palabra de Dios produzca un cambio en tu vida, si quieres que una gran cosecha provenga de la Palabra de Dios para ti, si quieres que la Palabra de Dios produzca fe y que crezcas de verdad, ven con esa convicción. Tienes que afirmar esto en tu mente:
1. Dios habla en tiempo presente a través de Su Palabra.
Ahora sonrío cada vez que pienso en esto. Hace algunos años, estaba celebrando una boda en el sur de Inglaterra. La pareja, que era de mi iglesia, pero se casaba en otro lugar, estaba preocupada por sus parientes inconversos de la familia, y me dijeron: Colin, cuando oficies nuestra boda, queremos que prediques el Evangelio.
Quizá sea la única vez que esta gente lo haya oído o la primera vez que lo oigan. Así que prediqué el Evangelio como me habían pedido durante unos 15 ó 20 minutos en la boda. El fotógrafo no tenía idea y estaba desesperado por seguir con su trabajo.
Nuestro hijo Andrew, nuestro hijo mayor, era sólo un bebé, y mientras yo hablaba, Karen lo llevó fuera de la iglesia, donde se encontró con el fotógrafo que se paseaba arriba y abajo como un león enjaulado. Y le dijo a mi mujer: ¿Quién es ese hombre ahí que no para de hablar? A lo que ella respondió: es mi marido.
Y el fotógrafo dijo: «¡oh, no!», se puso de un color tan rojo que no te lo puedo describir. Y dijo: «Estoy ansioso por contárselo a mi mujer». Escucha, para mucha gente eso es todo lo que es la predicación de la Palabra de Dios. Es un hombre que sigue y sigue y sigue. Y sinceramente, si eso es lo que crees que es la predicación de la Palabra de Dios, no hay razón para escuchar, ¿verdad?
Ahora vuelve conmigo a las Escrituras a 1 Tesalonicenses, capítulo dos, versículo 13 porque quiero que veas que hay algo completamente diferente. Tesalonicenses es fascinante porque en aquella ciudad la vida de la gente cambió rápida y radicalmente por el ministerio de la Palabra de Dios a través de Pablo. Y esto es lo que dice al respecto en 1 Tesalonicenses 2:13.
Dice: «damos gracias a Dios continuamente…siempre damos gracias a Dios cuando pensamos en vosotros».
He aquí por qué. «Cuando recibistes la Palabra de Dios», es decir, cuando Pablo vino y predicó las Escrituras, proclamó el Evangelio. «Cuando recibieron la palabra de Dios que oyeron de nosotros, la aceptaron no como la palabra de hombres, sino como lo que realmente es, la palabra de Dios, la cual también hace su obra en ustedes, los que creen».
Ves lo que dice? Oyeron la Palabra de Dios, aquella vez, por supuesto, fueron las Escrituras del Antiguo Testamento proclamadas por el apóstol Pablo. “Cuando recibieron la Palabra de Dios que oyeron de nosotros, la aceptaron no como la palabra de hombres”.
No pensaron simplemente que era un hombre el que hablaba. La recibieron como Palabra de Dios porque les hablamos de las Escrituras que es Palabra de Dios. Eso es lo que dice Pablo. Ya comprendieron que Dios habla a través de Su palabra porque así es como habla Dios. Así es como oyes Su voz y lo que Él dice es lo que dice en las Escrituras.
Amigos, esa es nuestra convicción en The Orchard, la iglesia donde predico. Creemos que Dios habla a través de Su Palabra. No sólo habló a través de sino que habla hoy a través de Su Palabra. eso, cuando nos reunimos, queremos cantar la Palabra, queremos orar la Palabra, queremos leer la Palabra, tenemos la predicación de la Palabra, queremos oír la Palabra para poder salir y vivir la Palabra, habiéndola recibido por el Espíritu que crea y sostiene la fe por medio de la Palabra.
¿Cómo escuchas la Palabra de Dios?
Dios habla a través de Su Palabra. He aquí la importancia de esto. Escuchamos de forma diferente cuando sabemos quién habla. Mira, cuando escucho los anuncios en la televisión, si realmente tengo que escucharlos, escucho los anuncios tan pasivamente, que si ocurre algo que capta mi atención, me despierto de repente. Pero escucho pasivamente los anuncios. Sinceramente así es como algunas personas escuchan la Palabra de Dios.
Escucho a mis enemigos de forma diferente. Escucho a mis enemigos a la defensiva. ¿Conoces esa tendencia natural? Alguien que sabes que no le agradas, alguien que está en tu contra, alguien que intenta dañarte. Yo los escucho, escucho a mis enemigos a la defensiva. Y así es como algunos escuchan la Palabra de Dios.
Pero yo escucho a mis amigos de una manera diferente. Los escucho con el corazón abierto porque sé que me quieren. Y cuando me dicen que estoy equivocado, los escucho porque sé que están de mi lado. Quieren hacerme bien.
Así que la forma en que escuchas la Palabra de Dios, ya sea de forma pasiva, a la defensiva o con entusiasmo y alegría, te habla de tu relación con Dios. Ahí mismo se revela cuál es realmente tu relación con Dios. Los amigos de Dios escuchan Su Palabra con agrado.
Dios elige lo que quiere decirte
Así que cuando sepas que Dios habla a través de su Palabra, acudirás a su Palabra con expectación.
Esta es la cuestión: todos tenemos nuestras ideas sobre lo que queremos oír. Todos tenemos nuestras ideas sobre lo que creemos que necesitamos oír. Pero cuando Dios habla, Él elige lo que quiere decir. Así que permíteme darte un ejemplo muy práctico de mi propia experiencia esta semana en una conferencia en la que participé.
Dios me habló a través de Su Palabra esta semana, a través de un mensaje de uno de los pastores sobre 2 Timoteo 4:2. Y lo que me llegó y quedó grabado fue esto » Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo”. Me resultaba familiar. Estas son las palabras con las que el Espíritu Santo se apoderó de mí. Predica la Palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo con mucha paciencia.
Amigos, vi algunas áreas en mi vida a través de la Palabra de Dios en este texto que nos llama a una gran paciencia. Esta semana vi algunas áreas a través de la palabra de Dios en las que soy impaciente. No fui a aquella reunión pensando en la paciencia. No sentía la necesidad de tener paciencia. No era especialmente consciente de mi falta de paciencia, pero Dios me habló de la paciencia a través de este pasaje que conocía tan bien.
Ahora verás, puede que en este momento estés pensando que estás escuchando este mensaje porque te estás enfrentando a todas estas cosas en tu vida, y lo último que necesitas en el mundo es un mensaje sobre cómo escuchar un sermón… que lo último que necesitas es un mensaje sobre cómo escuchar la Palabra de Dios.
Puedes considerar la posibilidad de que eso sea exactamente lo que necesitas? Que lo que Dios te está diciendo desde las Escrituras en este momento es que tu mayor necesidad no es una solución rápida para el problema que más te preocupa, sino que desarrolles una pauta regular de recibir la Palabra de Dios en tu vida con fe, de modo que produzcas a largo plazo el fruto que no has producido durante años. Nunca sabes lo que Dios te va a decir.