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¿Qué tan importante es tu cuerpo? Los cristianos parecen tener diferentes perspectivas al respecto. El Pastor Colin considera cuatro doctrinas que nos enseñan sobre la importancia del cuerpo.

 Pasaje: 1 Corintios 15:50-58

Parte 1


Tu cuerpo de resurrección será como el cuerpo glorioso de Cristo. Eso significa que será un cuerpo físico. No serás un fantasma sin cuerpo o un espíritu en la nueva creación. 

Permíteme ponerlo de esta manera, la razón por la que no serás un fantasma o espíritu sin cuerpo en la nueva creación es que los cuerpos no flotan. Se caen, ¿verdad? Y cuando la gente piensa en esta especie de mundo vago y flotante, niega la resurrección del cuerpo. Es una falta de comprensión de la doctrina cristiana en su punto más central. Por eso este tema es tan importante. 

Escucha lo que Jesús dijo cuando apareció a sus discípulos en el cuerpo resucitado. Él dice esto: 

«Miren Mis manos y Mis pies. Miren que Yo mismo soy; tóquenme y vean, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como ustedes ven que Yo tengo».

Carne y huesos, cuerpo de resurrección, nuestro cuerpo será como el Suyo. Eso es un cuerpo físico. Por eso se usa la palabra resurrección.

Sí, habrá maneras en que será diferente. Llegaremos a eso en un momento. Pero lo primero que debes saber acerca del cuerpo de resurrección es que es un cuerpo. En términos de apariencia, el cuerpo de resurrección de Jesús, y el nuestro, será como el suyo.

El cuerpo de resurrección de Jesús era tan similar en forma al cuerpo que tenemos ahora, que María pudo confundirlo con un jardinero, que dos discípulos en el camino a Emaús pensaron que se trataba de un viajero más. 

El cuerpo de resurrección será muy diferente en algunos aspectos. Será diferente en el sentido de que es un vehículo para la vida eterna, cosa que el cuerpo actual obviamente no es. En las similitudes entre lo que tenemos ahora creado bueno por Dios y la versión mejorada creada por Dios, las similitudes serán más sorprendentes que las diferencias.

Y para recalcarlo, el Señor Jesucristo resucitado les dijo en Lucas 24:

«¿Tienen aquí algo de comer? Ellos le presentaron parte de un pescado asado y Él lo tomó en las manos y comió delante de ellos». 

Más adelante en el evangelio de Juan, tenemos a Jesús preparando el desayuno y comiéndolo con los discípulos. ¡Escuchen bien! Definitivamente vamos a compartir una parrillada en la resurrección.

Si comenzamos a pensar en términos más concretos con respecto a la promesa de la vida venidera, nos ayudará, en nuestra anticipación, el pensar en caminar, correr, saltar sobre la hierba verde, en este planeta renovado y perfeccionado, al participar en la redención de los hijos de Dios. «Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que Yo tengo».

No se puede ser más físico. Así que olvídate de la idea de un cuerpo que atraviesa paredes. Para empezar, no se puede jugar fútbol con cuerpos que atraviesan paredes, ¿verdad?

Wayne Grudem dice, y esto es muy útil para mí porque muchos de nosotros tenemos ideas que flotan alrededor de nuestras mentes. No sabemos muy bien de dónde las sacamos, y yo ciertamente he tenido una idea en mi cabeza de Jesús caminando a través de las paredes en las apariciones de la resurrección. Wayne Grudem dice, y yo siempre lo cito cuando necesito una autoridad realmente buena, ustedes entienden. Él dice: «ningún texto dice que Jesús atravesó paredes ni nada por el estilo”. Los discípulos, por supuesto, se reunían detrás de puertas cerradas. Pero Pedro estaba detrás de una puerta cerrada en la prisión en Hechos y capítulo 12, y Dios milagrosamente abrió la puerta y Pedro salió caminando, carne y huesos. 

Es decir, nada de desmaterializarse y rematerializarse, ni nada de eso. No amigos, la idea de un cuerpo que se desmaterializa y rematerializa simplemente viene de ver demasiadas películas del espacio. No procede de la Biblia.

Lo primero que debes saber sobre el cuerpo de resurrección es que es un cuerpo. Y cuando esto se afiance en tu mente, tendrás una anticipación mucho mayor de las alegrías que te esperan.

4. 1 Corintios 15:51–52

Así que les digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados. En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final. Pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados”.

Y cuando Cristo venga, la transformación del cuerpo que tienes ahora al cuerpo que tendrás entonces será instantánea. Y todos los creyentes recibirán este maravilloso regalo al mismo tiempo. Aquellos que estén con el Señor lo recibirán.

Aquellos que están vivos y sean arrebatados para reunirse con el Señor, lo recibirán y se reunirán con el Señor y serán llevados después a toda la nueva creación que Él nos ha preparado. Gloriosas, gloriosas perspectivas que le esperan a todo el pueblo de Dios.

Hemos llegado a 1 Corintios capítulo 15. Ahora quiero que consideremos más a fondo los versículos 42 y los que siguen, porque he tratado de ser muy enfático para poderlos ayudar a comprender el grado de continuidad que indican las Escrituras respecto a la naturaleza de este cuerpo y el cuerpo de resurrección. ¿Por qué se dará esta continuidad? Porque se trata de la resurrección, no de ninguna otra cosa. Pero claramente hay formas en las que el cuerpo será diferente, así que quiero que consideremos justos estos cuatro cambios que se nos exponen muy claramente aquí en 1 Corintios 15.

Cuatro cambios con el cuerpo resucitado

1. Será incorruptible. 

Observen lo que dice, “así será con la resurrección de los muertos”. Maravillosa declaración. Oh, bien, ¿cómo es la resurrección de los muertos? Vamos, Pablo, dinos. ¿Cómo es la resurrección de los muertos?

Bueno, aquí dice que lo que se siembra es corruptible. Eso lo sabemos por nuestros cuerpos. Lo que resucita es incorruptible. Ahora piensa en esto, Lázaro fue resucitado de entre los muertos, pero regresó en el mismo cuerpo cuando salió de la tumba, lo que significaba, quiero decir, pobre Lázaro, que habría tenido que pasar por todo el miserable asunto de morir de nuevo. Casi sentimos lástima por él, ¿verdad?

Pero Jesús resucitó en el poder de una vida eterna, eso dice Hebreos 7 versículo 16, y tu cuerpo de resurrección será como el Suyo. Será un cuerpo que nunca morirá. Tu cuerpo de resurrección nunca envejecerá, nunca decaerá y su energía nunca disminuirá. No queremos el cuerpo corruptible de vuelta, queremos una mejora, ¿no?

2. Será glorioso. 

«Se siembra en deshonra, se resucita en gloria». Piensa en el rostro de Moisés cuando bajó de la montaña. Estaba resplandeciente. ¿Y por qué resplandecía? Porque había estado en la presencia inmediata de Dios.

Su rostro brillaba, había un resplandor en él. Y tú estarás en la presencia inmediata del Señor. El Señor estará con Su pueblo. Él será su Dios. Ellos son suyos.

Y luego piensa en la transfiguración de Jesús. Sube a la montaña con Pedro, Santiago y Juan, y su fe se fortalece justo antes de la cruz con esta especie de anticipo de la gloria que hay en Jesús y que pronto será revelada.

Por un lado, el rostro de Moisés resplandece porque está en presencia de la gloria pero en la transfiguración, la gloria está realmente en Jesús. Ambas cosas serán ciertas como creyentes en el cuerpo de resurrección. Estarás en la presencia de la incomparable gloria del Señor. Y como no solo tendrás un cuerpo de resurrección sino un cuerpo glorificado, habrá un resplandor en tu vida interior y exterior.

3. Será glorioso.

«El cuerpo se siembra en debilidad, se resucita en poder».

Un escritor dice que el cuerpo de resurrección va a tener más energía, más capacidad física, más resistencia, más atletismo, más velocidad, más coordinación, más durabilidad que nunca antes, porque no vamos a necesitar el cuerpo menos, vamos a necesitarlo más y vamos a usarlo más. Mi corazón se ha emocionado al reflexionar, orar, y pensar en lo que esto significa para nuestros amigos que han estado limitados a una silla de ruedas y que tienen problemas físicos que han restringido sus vidas en este mundo. 

Pensemos en el cumplimiento de las palabras de Jesús: los ciegos verán, los sordos oirán y los cojos caminarán. Y el Jardín del Edén, al principio, ofrecía todas las posibilidades para la búsqueda del arte, la ciencia y la tecnología, y lo mismo ocurrirá en el mundo venidero.

4. Será santo. 

«Se siembra un cuerpo natural, se resucita un cuerpo espiritual». 

Y la razón por la que uso la palabra santo aquí es porque la palabra espiritual en este versículo es una palabra que a menudo ha sido malinterpretada y ha llevado a todo tipo de confusión a lo largo de las ideas sobre desmaterializar y rematerializar. La gente dice: ¿Un cuerpo espiritual? ¿Qué es eso? Pero no suena a un cuerpo en el que puedas saltar en bungee o snorkeling o surfear en la nieve o cualquier cosa que pueda ser realmente disfrutable. 

Escucha, esto es lo que es un cuerpo espiritual. Cuando Pablo habla de un cuerpo espiritual, está hablando de un cuerpo que responde plenamente al Espíritu Santo.

Así es como la palabra espiritual es usada en los escritos de Pablo, y no voy a entrar en todos los detalles de eso. Pero cuando Pablo habla de un cuerpo espiritual, no está hablando de algo que no es material, porque eso estaría en oposición a lo que dijo Jesús, carne y huesos. Y cuando Pablo habla de un cuerpo espiritual, él está hablando, esto es lo más maravilloso de todo, de un cuerpo que finalmente responde plenamente al Espíritu Santo. 

¡Qué pensamiento tan maravilloso! Nunca verás en el nuevo cielo y la nueva tierra que el Espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. Todo eso quedará atrás. 

No, el cuerpo de resurrección estará tan deseoso de hacer la voluntad de Dios como lo está tu Espíritu redimido. Así que esto es lo que te espera en el nuevo cielo y en la nueva tierra. Un cuerpo que está adaptado a la vida para siempre y que nunca decaerá. Un cuerpo que es glorioso. Un cuerpo poderoso. Y un cuerpo que responde plenamente al Espíritu Santo.

Cuatro conclusiones

1. Reconoce que eres propiedad absoluta de Jesucristo. 

«Ustedes no se pertenecen a sí mismos, dice Pablo a los creyentes, porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo» (1 Corinthians 6:19–20).

Él te hizo alma y cuerpo. Él te redimió, alma y cuerpo. Pagó el precio no para salvar una parte de ti, pagó el precio completo para salvarte a ti por completo. Y la resurrección tiene su raíz en esa verdad tan maravillosa. 

Eso significa que Él es tu dueño, alma y cuerpo. Eso significa que Cristo reina no sólo sobre tu corazón, sino sobre tu vida; significa que Él tiene el derecho de determinar dónde vivirás y qué harás. El hecho de que Él te haya comprado a todos con Su propia sangre significa que sobre cada parte de tu vida, material, espiritual, lo que sea, Jesucristo por derecho dice: «Eres mío. Eres mío, no te perteneces». 

Tu vida es Suya para usarla de la manera que Él decida. Eso es fundamental en lo que significa ser cristiano.

2. Termina con todo lo que contamina tu cuerpo o tu alma. 

Esto es 2 Corintios capítulo 7 y versículo 1: «Por tanto, amados, teniendo estas promesas», en otras palabras, a la luz de la gloriosa promesa de la resurrección que nos espera, ¿qué debemos hacer? «Limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios». 

Por cierto, ¿te has dado cuenta que dice: «ya que tenemos estas promesas», no desde que tenemos estas reglas, aunque Pablo podría haber dicho eso, con que Dios mande es suficiente. Pero lo que él está diciendo es el motivo, y está dando un motivo más elevado incluso que la ley de Dios en términos del peso que tiene en el alma humana. 

Y él dice, ya que tenemos estas promesas, ya que tienes como creyente un futuro glorioso para tu cuerpo así como para tu alma, tienes una razón para limpiarte de todo lo que te contamina. Tienes un futuro glorioso para tu mente, así que usa tu mente de una manera que glorifique a Dios. No contamines tu mente. Llena tu mente con lo que agrada a Dios. 

Y lo mismo es cierto para tu cuerpo. Eso es lo que está diciendo: «No presenten los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad». Eso es Romanos capítulo 6 y versículo 13. Usa tus ojos, tus oídos, tus manos y tu lengua en maneras que honran a Cristo. Y no manches tu propio cuerpo porque Cristo murió para redimirlo, y hay un futuro glorioso para tu cuerpo resucitado como siervo de Dios por los siglos de los siglos. 

3. Ofrece todo tu ser a Dios.

«Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes». (Romanos 12:1)

Era muy común en los círculos cristianos hablar de entregar el corazón a Jesús, y entendemos lo que eso significa, ¿no es así? Pero, ¿por qué habría de ser sólo el corazón? ¿Y el cuerpo? No es suficiente decir, oh, su corazón estaba en el lugar correcto. Dios quiere más que tu corazón. Presenten sus cuerpos. ¿Por qué? Porque el cuerpo es lo que te da la capacidad de actuar. Lo que está diciendo es esto: usen su fuerza, usen su vida, usen todo lo que son y todo lo que tienen para honrar a Jesucristo. Que sea un gran sacrificio de adoración.

Aquí está una de las grandes verdades sobre el cuerpo de resurrección, o una de las grandes aplicaciones del cuerpo de resurrección. Amigos, significa que ya no tienen que preocuparse por su lista de cosas por hacer antes de morir.

De hecho, piensa en esto, tú como cristiano, si realmente crees en esto, puedes permitirte vivir sacrificialmente. Puedes darte el lujo de entregar tu vida. La nueva tierra será mejor que la que tenemos ahora. El cuerpo de resurrección será mejor que el cuerpo que tienes ahora, y tendrás una eternidad para saborear los placeres que Dios tiene reservados para ti. 

4. Nunca te rindas ante el desánimo. 

Y esto viene directamente de todo lo que Pablo dice acerca del cuerpo de resurrección, 1 Corintios 15:58: 

«Por tanto, hermanos míos, estad firmes, constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que en el Señor su trabajo no es en vano». 

¿Cómo lo sabes? Lo sabes porque pronto disfrutarás de las alegrías de la vida en el cuerpo de resurrección. Pronto tus luchas con el pecado van a terminar, así que pelea tu mejor guerra en su contra ahora.

Pronto el cansancio que viene de ser llevado al límite en el servicio será una cosa del pasado porque estás avanzando hacia la resurrección. Así que sigue entregándote plenamente a todo lo que Dios te llama a hacer. Hazlo con alegría y hazlo sabiendo que ni siquiera un vaso de agua fría quedará sin su recompensa. Puedes estar absolutamente seguro de que una vida entregada al servicio de Jesús nunca, nunca, nunca puede ser en vano.