Detalles

Fecha

Pastor

¿Cómo sabes que Dios te ama? El Pastor Colin nos muestra cómo responder a esta pregunta, especialmente cuando nos sentimos condenados por los demás, por nuestro propio corazón o por Satanás. Pasaje: Romanos 8:28-39


¿Te has dado cuenta de que este maravilloso capítulo que expone el esplendor de la salvación de Dios en Jesucristo y las asombrosas dimensiones de Su rescate, termina con un gran énfasis en las formas de sufrimiento que un creyente puede soportar en el transcurso de su vida?

Siete formas distintas de sufrimiento. Algo asombroso al final de este glorioso capítulo. ¿Por qué lo hace? Porque precisamente por eso necesitamos esta enseñanza, necesitamos abrazar esta maravillosa verdad para que tengamos alegría, para que podamos resistir en nuestro sufrimiento.

Ahora, vamos a recorrer juntos muy, muy brevemente, estas siete formas de sufrimiento del versículo 35. Y mientras las recorro, quiero que te hagas una sencilla pregunta. ¿Experimentaré esta forma de sufrimiento en mi vida? De las siete formas, ¿cuál experimentarás?

Y a medida que avancemos, creo que descubrirás que la respuesta o bien va a ser, sí, definitivamente experimentaré esto en mi vida, o bien puede ser, quizás, tal vez, experimentaré esto en mi vida. Por eso necesitamos Romanos 8.

Número 1: la angustia. ¿Quién, pues, nos separará del amor de Cristo si hay angustia? ¿Experimentarás problemas en tu vida? Responde que sí. Y las Escrituras lo dejan muy claro. Juan capítulo 16 y versículo 33, nuestro Señor dice: » En el mundo tienen tribulación«, afirmación categórica, «pero confíen, Yo he vencido al mundo«. Así que definitivamente experimentaremos eso. 

Número dos: dificultades. ¿Experimentarás dificultades en tu vida? Responde de nuevo: creo que sí. Y por esta razón, Hebreos capítulo 12 y versículo 7: «Es para su corrección que sufren”, dice el escritor a los Hebreos, “Dios los trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?«

Número 3: persecución. ¿Experimentarás persecución en tu vida como cristiano? Responde que sí. 2 Timoteo 3:12. Pablo dice: «Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos«. Afirmación categórica. 

Número cuatro: hambre. ¿Experimentarás hambre en tu vida? Respuesta: tal vez.

Cinco: desnudez. ¿Experimentarás desnudez en tu vida? Responde: tal vez. Hay cristianos que necesitan ropa en el mundo. Permíteme formular esta pregunta con delicadeza, ¿Podría un cristiano experimentar la vergüenza de la desnudez a través de una agresión? ¿Podría ocurrirle algo así a uno de los hijos de Dios? Responde que sí. 

Número seis: peligro. ¿Experimentarás peligros en tu vida? Sí, evidentemente, sin duda. Vivimos en un mundo de terror en el que los hombres malvados pueden provocar una destrucción masiva sin previo aviso ni advertencia.

Siete: ¿Y la espada? Espada aquí, por supuesto, es una referencia al martirio, a que a alguien le quiten la vida a causa de su fe. ¿Experimentarás el martirio en tu vida? Responde: tal vez.

Así que piensa en esto. Siete formas de sufrimiento humano, cuatro de ellas las experimentarás con seguridad, tres de ellas puede que las experimentes.

Dios quiere llevarte ante esta realidad, para que en el día más duro de tu vida puedas decir junto con el Apóstol Pablo, que en el dolor y el sufrimiento de este mundo estás encontrando una alegría que se encuentra en el amor de Dios por ti en Jesucristo y que nunca te podrá ser arrebatada, pase lo que pase.

¿Cómo puedes llegar a esa convicción? ¿Cómo puedo saber que Dios está para mí en Jesucristo? Permíteme exponer aquí el principio y luego veamos cómo lo expone Pablo. 

Aprende a medir el amor que Dios te tiene por lo que ha hecho, no por tus sentimientos ni por tus circunstancias. 

Ahora bien, en un mundo postmoderno, para algunos de nosotros eso supone un cambio mental enorme, porque evaluamos la realidad a partir de nuestros sentimientos y de nuestras circunstancias. Y si intentas hacer eso en un mundo sufriente en el que Satanás obra a sus anchas intentando destruir la fe de los cristianos, nunca fijarás tu mente en la alegre seguridad de que Dios te ama de verdad. 

Ahora bien, ¿cómo sé entonces, por lo que ha hecho, que Dios está totalmente para mí en Cristo? Sólo dos cosas que Pablo expone aquí, y que son absolutamente gloriosas y le impulsan a esta maravillosa declaración del amor de Cristo que muchos de nosotros conocemos bien. 

La primera, en el versículo 33, es que la decisión de Dios ya está tomada. Fíjate en lo que dice: ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica«.

Ahora bien, esta palabra justificación, palabra bíblica que quiere decir conocer, es realmente lo contrario de condenación. Es la decisión final de Dios a tu favor, es la declaración de Dios que se hará en el último día, adelantada y anunciada de antemano a los que tienen fe en el Señor Jesucristo. 

Y lo que importa aquí no es sólo que la justificación ha sido hecha, sino quién la hace. Dios justifica. Verás, una decisión en un juicio en nuestra sociedad puede ser anulada, revisada y apelada ante un tribunal superior muchas veces. Y algunos de nosotros que han participado en batallas legales saben de lo que hablo. Ya sabes, se llega a una decisión, pero no es una decisión porque descubres que hay otro día y que aún queda otra sesión en los tribunales.

Pero lo que Pablo quiere decir aquí es que cuando Dios justifica, no hay un tribunal de apelación superior, no hay otro lugar al que acudir. Su nombre y Su juicio están por encima de todo. No hay otra audiencia. No hay otra apelación.

Y si Dios ha decidido a tu favor, que es lo que hace cuando acudes con fe a Jesucristo, que derramó Su sangre por ti, entonces esa decisión es definitiva e irrevocable. Estás justificado por la fe en el Señor Jesucristo.

Y cuando sepas que este juez, el juez supremo y finalmente el único juez, ha decidido a tu favor, entonces podrás responder a todos los demás cargos que se presenten contra ti. 

Mira, cuando pregunta quién condenara, quién va a presentar cargos contra ti, sabes que en este mundo hay todo tipo de cargos, todo tipo de condenas, todo tipo de luchas que tenemos.

Para empezar, ¿no hay momentos en los que tu corazón te condena? Tu propio corazón te dice: ¿cómo puedes creer hoy que Dios te ama de verdad a la luz de lo que eres y de lo mucho que arruinas tu vida? ¿Cómo puedes creer realmente que Dios te ama y tu corazón te condena? ¿Cómo respondes a tu corazón cuando tu corazón te condena? 

La respuesta es ésta: Dios es más grande que tu corazón. Y el juez supremo ya ha anunciado su decisión. Si quieres comprobarlo, por cierto, está en 1 Juan, capítulo 3 versículo 20. Nuestros corazones pueden estar en paz cuando entendemos que “en cualquier cosa en que nuestro corazón nos condene, Dios es mayor que nuestro corazón”.

Algunos de ustedes han crecido en ambientes en los que se habla de quién presentará cargos contra ustedes, han recibido críticas y cargos y acusaciones y eso no es bueno; cosas como: “no eres ni la mitad de hombre de lo que fue tu padre y no tienes lo que tiene tu hermana y todo este tipo de cosas”.

Y debido a la gran cantidad de críticas que han recibido a lo largo de su vida, como que la vida se ha marchitado y el espíritu se ha aplastado.

¿Cómo puedes vivir una vida de alegría después de eso? Naturalmente, tienes el ceño fruncido en vez de una sonrisa en la cara. ¿Cómo respondes a un espíritu abatido?

Pablo tuvo que hacerlo. Se vio sometido a una avalancha de críticas por parte de algunos alborotadores de la iglesia de Corinto. Y si esto es una lucha para ti, quizá quieras mirar 1 Corintios 4:3, porque Pablo dice allí, y esto es maravilloso, ojalá a veces pudiera decir esto tan claramente como lo hace Pablo. 

Él dice: «  En cuanto a mí, es de poca importancia que yo sea juzgado por ustedes o por cualquier tribunal humano. Pero no por eso estoy sin culpa, pues el que me juzga es el Señor”.

¿Ves la libertad de eso? He aquí a un hombre que se enfrenta a una avalancha de críticas, pero no se deja aplastar por ellas. ¿Por qué? Porque sabe que el único juez que realmente importa ya ha decidido sobre él y ha decidido a su favor.

Ya ves cómo saber que estás justificado por la fe en el Señor Jesucristo puede capacitarte para vivir la vida en este mundo en el que, de otro modo, podemos ser aplastados por acusaciones y condenas de otras personas o de nuestro propio corazón, por no hablar del diablo, que siempre busca acusar a los creyentes. 

Sólo hay un juicio sobre ti que, en última instancia, importa. Y si estás en Cristo, ya se ha hecho a tu favor. Justificado, no condenado. Perdonado, no culpable. Caso cerrado. Te digo, si no conoces esta realidad en tu vida, ¿no quisieras que Dios hiciera ese tipo de declaración sobre ti?

Y eso puede ocurrirte de la siguiente forma. Permíteme citarte Romanos 3 directamente de la Biblia para que entiendas perfectamente cómo puedes ser justificado hoy, cómo la decisión de Dios sobre ti puede ser adelantada desde el último día y revelada ahora mismo y hecha realidad ahora mismo.

Pablo dice esto «Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios«. Eso es lo primero que tienes que entender: has pecado como yo, estás tan destituido como yo de la gloria de Dios; eres pecador por naturaleza y de forma práctica. 

«Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús«. Cito el capítulo 3 de Romanos. Dios presentó a Jesús como sacrificio de expiación mediante la fe en Su sangre.

Entonces, ¿ves cómo una persona pecadora como tú o como yo es justificada? Es porque Dios ha enviado a Jesucristo al mundo, Jesucristo ha dado su vida como sacrificio por los pecados, y tú pones tu fe en Su sangre. Su sangre cubre tu pecado, te lleva a una relación totalmente nueva con Dios, y eso puede ocurrirte hoy. 

Puede sucederte cuando te acercas a Jesucristo con fe, y le dices: Señor Jesús, necesito tu sacrificio, confío en tu sacrificio, necesito que me rescates. Ahora rescátame, conviérteme en uno de los tuyos, toma el castigo, rompe el poder, llévame al conocimiento del amor del Padre, y un día llévame a tu gloria.

¿Cómo puedes tener la alegría, incluso en las circunstancias más duras de tu vida, de saber que Dios te ama incluso cuando todo parece estar en tu contra? Porque Dios ya lo ha decidido. Estás en Cristo, Él está por ti, de manera total e inmutable. 

Esto es lo último: la obra de Jesucristo ya está hecha. Este es el versículo 34. Ahora sólo quiero que nos fijemos en cómo impulsa a Pablo al clímax de este maravilloso capítulo. «¿Quién es el que condena?«, versículo 34 « Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros«. 

Romanos 8:34 quizá sea el resumen más maravilloso de la obra salvadora de Jesucristo, nuestro Salvador y nuestro Señor. Todo lo necesario para tu justificación, santificación, adopción y glorificación ya está hecho y puedes alegrarte.

No hay peros ni quizás, en el regalo de tu justificación, santificación, adopción y glorificación a través de la muerte, resurrección, ascensión e intercesión de Cristo. Así es como encuentras la alegría y la seguridad en el amor de Dios, incluso ante el dolor y el sufrimiento. 

Medítalo conmigo. Cristo murió, eso cambia la muerte para ti. Tomó tus pecados en Su muerte para que fueras libre de tus pecados cuando entres en tu muerte. La muerte cambió, por eso Pablo dice que la muerte no puede separarnos del amor de Dios porque la muerte de Cristo ha cambiado la naturaleza de la muerte. 

En segundo lugar, Cristo resucitó por ti. Jesucristo volvió a la vida. Si Él resucitó, eso cambia la vida para ti. Él es el Señor de la vida, Él da la vida de Su Espíritu para que puedas afrontar todo lo que está sucediendo, por eso Pablo dice al final: «Estoy convencido de que nada en la vida puede separarnos del amor de Dios«. 

En tercer lugar, Cristo ascendió por ti. Está a la diestra del Padre y eso cambia el futuro para ti. Un día compartirás Su ascensión y si mueres antes de que regrese, estar ausente del cuerpo es estar presente con el Señor. Y que estemos entre los que estén vivos cuando vuelva el Señor Jesucristo, entonces seremos arrebatados para reunirnos con Él en el aire. 

Estaremos con el Señor para siempre. Y seguramente por eso Pablo dice al final de Romanos 8, que no hay nada en el futuro que pueda separarnos del amor de Dios. Él ya está en el cielo, todos los poderes demoníacos están bajo Sus pies, así que tampoco pueden tocarnos. Él ya está allí donde un día iremos. 

Y entonces Cristo intercede por ti. Intercede por nosotros a la derecha del Padre. Eso cambia el presente. Cristo es el Señor Soberano. Interceder significa que Él nos representa allí y consigue lo que quiere porque es el Señor Soberano.

Y, por tanto, puedes estar seguro de que todo lo que necesitas para afrontar la vida en este mundo turbulento es tuyo por medio de Jesucristo. Por eso Pablo dice: No hay nada en el presente para lo que la gracia de Jesucristo no sea suficiente. No hay lucha a la que te enfrentes que esté de algún modo más allá de Su amor para sostenerte y guardarte.

Por eso Pablo dice, versículo 33, la decisión de Dios ya está tomada. Versículo 34, la obra de Cristo ya está hecha. Y sobre esa base, estoy absolutamente convencido, persuadido de que la muerte no puede separarme de Su amor porque Él ha muerto por mí, de que nada en la vida puede separarme de Su amor porque Él es Señor de la vida para mí. 

Los ángeles y los demonios no pueden separarme de Su amor porque Él ya ha triunfado sobre ellos. El futuro no puede separarme de Su amor porque Él ya está allí.

Altura, es cualquier cosa en el cielo. Profundidad, cualquier cosa en el infierno o cualquier otra cosa en toda la creación. 

Nada de esto podría separarme jamás del amor de Dios en Jesucristo, mi Señor, porque lo que Él ha hecho ya está cumplido y no hay peros ni quizás sobre la muerte, resurrección, ascensión e intercesión de Jesucristo, ni sobre la declaración de Dios de que estás justificado en Él. 

¿Ves cómo Pablo llega al punto de decir: Estoy convencido?. Tengo que decirte que mientras he intentado empaparme del capítulo 8 de Romanos, he tenido que decirte con alegría: «Estoy convencido«.

Espero que estés convencido. Espero que veas la seguridad inquebrantable que es tuya en Jesucristo, no por lo grande que eres tú, sino por lo grande que es Él. Y por tanto, puedes decir con el apóstol Pablo y conmigo, y con todo el pueblo de Dios, que nada puede separarte del amor de Dios que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Y que al saberlo, tengas alegría incluso ante las cosas más difíciles que puedas afrontar en tu vida. 

¿Lo dirías conmigo? « Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro«.