Padre Nuestro que estás en los cielos, nos inclinamos ante Ti y te pedimos hoy que, por Tu Espíritu, nos lleves al lugar en el que seamos verdaderamente capaces de orar de corazón: «Hágase Tu voluntad».
Tú sabes lo fuertes que son nuestras propias voluntades. Tú sabes lo difícil que nos resulta someternos a Tu camino para nuestras vidas. Por eso, Señor, fortalécenos para desear y hacer Tu voluntad.
Oramos por lo que has mantenido en secreto, como lo vemos en Deuteronomio 29:29. Contemplamos nuestro país y nuestro mundo y nos preguntamos qué estás haciendo. En el ruido de las voces contradictorias, haz avanzar Tu propósito redentor, tal como hiciste a través del clamor alrededor de la cruz.
Ayúdanos a confiar en Ti, cuando nos cueste entender lo que haces. Ayúdanos a saber y a creer realmente que Tú reinas de forma suprema en todas las cosas, incluso en las que no comprendemos.
Padre, Te pedimos que nos ayudes a crecer en discernimiento, como lo afirma Romanos 12:2. Guíanos por el camino de la sabiduría, guárdanos de tomar decisiones insensatas. Ayúdanos a pensar con claridad y a juzgar correctamente. Danos la humildad que busca y escucha el sabio consejo de los demás. Y ayúdanos, oh Señor, a ser enérgicos para descartar todo lo que Tú prohíbes y abrazar todo lo que Tú mandas.
Padre, te damos gracias porque nuestro Salvador conoce la intensidad de nuestra lucha, cuando Tu voluntad entra en conflicto con nuestros deseos. Danos fuerza para obedecer Tus mandatos, y danos gracia para someternos a las cargas que nos has llamado a llevar.
Te pedimos que nos ayudes a hacer Tu voluntad revelada como los ángeles, plena, alegre e inmediatamente. Ayúdanos a amarte con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas. Ayúdanos, te rogamos, a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Ayúdanos a hacer discípulos a personas de todos los pueblos, y a buscar el bien de personas de todas las naciones. Sálvanos de ser cristianos infelices. Líbranos del hábito pecaminoso de la queja. Ayúdanos hoy y todos los días de esta semana a alegrarnos en Ti, a ser constantes en la oración, y a dar gracias en toda circunstancia.
Y líbranos, Padre amado, de pensar en la oración como un medio para conseguir que Tú hagas nuestra voluntad. Haz que nos parezcamos más a Jesús. Enséñanos a orar: «Hágase Tu voluntad» por Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, en cuyo nombre oramos. Amén.
Este artículo es una adaptación del episodio “La voluntad de Dios” de la serie sobre el Padre Nuestro, Seis cosas para pedirle a Dios, que puedes escuchar en tu plataforma favorita. También disponible es el libro gratuito El Padre Nuestro en 30 días por Colin S. Smith.