¿De dónde viene la idea de que nuestros cuerpos resucitados se materializarán y desmaterializan? El Pastor Colin analiza cuatro cosas que sabemos sobre los cuerpos resucitados, cuatro cambios de los que habla la Biblia.
Pasaje: 1 Corintios 15:50-58
Probablemente este sea el esquema más ambicioso que he intentado presentar jamás: Cuatro doctrinas, cuatro promesas, cuatro cambios y cuatro conclusiones en un solo episodio.
Cuatro doctrinas que nos enseñan la importancia del cuerpo
1. La creación: Dios nos hizo a todos, tanto cuerpo como alma.
Ustedes recuerdan en el libro de Génesis 2:7,
«El Señor formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida y el hombre se convirtió en una criatura viviente».
Así que Dios hizo el cuerpo de Adán del polvo de la tierra. Imagínatelo ahí, un cadáver biodegradable y tendido, sin vida, hecho del polvo de la tierra.
El cuerpo físico podría ser analizado químicamente, pero la Biblia dice que luego Dios sopló aliento de vida a este cadáver para que Adán se convirtiera en una unión de cuerpo y alma.
Y esa es la naturaleza de nuestro ser.
Por eso la muerte es un enemigo y por eso la Biblia habla de la muerte como el último enemigo, porque es la separación de lo que Dios unió en la naturaleza misma con la que nos hizo. Somos la unión de cuerpo y alma, y la muerte separa el alma del cuerpo. Es una separación de lo que Dios unió.
Si tienes un teléfono, pero no está conectado a la red, ¿qué es? Es decir, no es un teléfono. No puede funcionar como teléfono. Sin la red, no puede cumplir la función para la que fue hecho. El aparato depende de su unión con la red.
Si hay una red, no tiene absolutamente ningún valor para ti si no tienes un teléfono. Es la unión de los dos lo que hace posible este maravilloso regalo de la comunicación personal.
Así que Dios te creó como una unión de cuerpo y alma, y todo lo que Dios ha creado es bueno. Eso nos lo dice Génesis en el capítulo 1.
Por eso Dios no nos desechará y empezará de algo nuevo. Él no te desechará y empezará de algo diferente. Lo que Dios ha hecho, Dios lo redimirá en Jesucristo, lo que significa que Dios redime tanto tu cuerpo como tu alma.
2. La caída: El pecado nos ha arruinado, tanto en relación con el cuerpo como con el alma.
No olvides que los cuerpos que tenemos nosotros son diferentes a los cuerpos que Adán y Eva tenían cuando fueron creados por Dios en el jardín. Sus cuerpos no estaban sujetos a ninguna enfermedad, dolor, ni muerte.
Todo eso vino, la Biblia lo deja bien claro, con la entrada del pecado al mundo. Y lo que eso significa es que el pecado aflige cada área de nuestra vida, tanto el alma como también el cuerpo.
Vivimos con dientes que se desgastan y colesterol que sube, energía que baja y piel que se arruga, huesos que duelen, ojos que necesitan anteojos, y oídos que no oyen bien. Vivimos con las pruebas de desequilibrios químicos en el cuerpo, hormonas que vuelan sin control, y encima de todo eso, una multitud de enfermedades, males, condiciones y cánceres que afligen el curso de nuestras vidas. Dios te creó, en cuerpo y alma. El pecado ha afectado todo de nosotros, cuerpo y alma.
3. La encarnación: Jesucristo se hizo uno con nosotros, cuerpo y alma.
Piensa en eso. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Dios se hizo hombre. Eso es una unión de cuerpo y alma en Jesucristo. El cuerpo de Jesús era un cuerpo como el nuestro, con un sistema nervioso central.
Nació como un bebé. Creció como un niño. Aprendió de la misma manera que nosotros aprendemos. Creció hasta ser un hombre. Sabía lo que era sentir presión, sudar, tener hambre, sed y cansancio.
Es muy interesante saber que la primera herejía con la que tuvo que lidiar la iglesia en sus inicios no fue la negación de que Jesús como Dios, sino la negación por parte de algunos de que Jesús fuera hombre. Y esta era la razón. La gente en el mundo primitivo, tenía la idea de que tenemos una especie de espíritu puro en un cuerpo indigno y así aprendieron. Pero la duda era… ¿Cómo podría Dios, que es espíritu puro, permitirse mezclarse con algo tan bajo como un cuerpo humano?
Y es por eso que tienes en la segunda epístola de Juan, capítulo siete, esta declaración, «Pues muchos engañadores han salido al mundo que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne». Pero Dios se hizo hombre. El Verbo se hizo carne.
Eso es muy significativo. Si la Biblia dijera: En el principio era el Verbo, y el Verbo permaneció Espíritu. Si dijera eso, podríamos concluir razonablemente que el interés de Dios en nuestras vidas era sólo en relación con las cosas del Espíritu, como la oración y la meditación y el estudio de la Biblia.
Si dijera eso, podríamos concluir razonablemente que Dios se interesa por tu corazón pero no por tu hogar, que Dios se interesa por tu espíritu pero no por tu agenda, que Dios se interesa por tu carácter pero no por tu actividad.
Pero lo que la Biblia dice es que el Verbo se hizo carne, que Dios entró en el mundo de los niños ruidosos, los padres insistentes, los horarios saturados, las presiones implacables y las exigencias interminables que nos llevan al límite.
Vino a ese mundo y vivió la vida en el cuerpo. Y cuando fue a la cruz, murió no sólo para salvar tu alma, sino para redimir tu vida. Lo que eso significa es que Dios está reclamando e invadiendo cada parte de tu vida, matrimonio, cuentas, carrera, hijos, todo. No sólo, ya sabes, aquí está mi vida y le añado la oración y la iglesia… No, la encarnación acaba con eso.
4. La resurrección: Cristo redimirá nuestros cuerpos y almas.
Ahora, por favor, traten de entender esto. Todas las religiones tienen al menos alguna noción de lo que será la vida después de la muerte. Son nociones diferentes. Cuando en la película el Titanic se hunde… ¿qué nos canta Celine Dion? Mi corazón seguirá adelante, y lo canta muy bonito. Tener alguna noción de la vida del alma después de la muerte es común a la humanidad. Pero la resurrección del cuerpo es exclusiva del cristianismo. Y la razón de ello es muy obvia.
Sólo los cristianos tienen un Salvador resucitado. Deberíamos proclamar esto continuamente. Es la verdad más gloriosa que podemos comprender, apreciar y exhibir.
En el corazón de nuestra fe está el hecho de que la tumba está vacía, que el cuerpo de Jesús resucitó a la vida, y que todos los que comparten con Él compartirán esta gloriosa resurrección. La verdad de la resurrección del cuerpo es la joya más hermosa de la corona de la fe cristiana.
Esta es una verdad que debemos atesorar. Esta es una verdad que debemos exhibir ante el mundo. Nadie más posee algo así. Es una promesa que debe despertar el interés de todo cristiano. Es una esperanza que todo creyente debe anticipar con Dios.
Y aquí está la tragedia, muchos cristianos no tienen el menor entendimiento de esta doctrina. De hecho, lo que he encontrado a lo largo de los años como pastor, y lo que me ha impulsado particularmente a este mensaje de hoy, es que cada vez me resulta más obvio que muchos cristianos tienen la idea de que lo que Dios ha preparado para nosotros más allá de esta vida es una especie de media vida, una especie de compensación para aquellos que no tuvieron fuerzas para vivir la vida en este mundo.
¡Oigan bien! La resurrección es el propósito mismo para el que fuimos creados por Dios y redimidos en Cristo.
Sigamos adelante y echemos un vistazo a esta gloriosa perspectiva que nos espera.
Cuatro promesas sobre la resurrección del cuerpo
Permítanme señalarles cuatro promesas, simplemente cuatro pasajes de la Biblia, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, que nos indican la gran continuidad que existe entre la vida aquí y la maravillosa vida que está por venir.
1. Job 19:25–27
Muchos de ustedes conocen bien esta maravillosa declaración de Job:
«Yo sé que mi Redentor vive, y al final se levantará sobre el polvo. Y después de deshecha mi piel, aún en mi carne veré a Dios; al cual yo mismo contemplaré, y a quien mis ojos verán y no los de otro».
Observa lo que Job sabía: ¡Su Redentor vive! Y su Redentor un día se levantará sobre el polvo. Eso es lo que él dice. Y cuando este Redentor viviente se levante sobre el polvo, esto es lo que me sucederá, dice Job: veré a Dios con mis propios ojos.
No supongo ni por un minuto que Job entendió todo lo que más tarde fue revelado con respecto a la resurrección del cuerpo. San Agustín dijo en una ocasión que el Antiguo Testamento es como una habitación totalmente amueblada, pero sólo tenuemente iluminada. Y cuando la luz del Nuevo Testamento se proyecta sobre las Escrituras del Antiguo Testamento, entonces podemos ver todo lo que Dios había puesto allí desde el principio, aunque no se revelara plenamente a los que vivían en aquella época.
Ve lo que dice Job: «a quien mis ojos verán». Ahí se está hablando de globos oculares, de ojos físicos. No se refiere al sentido de ver como entender, sino al sentido de ver como si volteas y miras tus teléfono ahora mismo.
Lo ves, tus globos oculares lo ven. Y Job dice: de esa misma manera voy a ver a Dios en toda Su gloria. ¿Y cuándo va a suceder? No va a suceder inmediatamente después de mi muerte, no, después de que mi piel haya sido destruida. Va a suceder cuando mi Redentor que vive se levante sobre el polvo, pero va a suceder. Verás a Dios tan verdaderamente, como ves tu celular delante de ti.
2. Romanos 8:22-24
«Pues sabemos que la creación entera gime y sufre hasta ahora dolores de parto. Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu».
¿Cuál es nuestra experiencia ahora? «Gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos». ¿Y qué es eso? «Es la redención de nuestro cuerpo porque en esperanza hemos sido salvados».
Vean lo que Pablo dice aquí. La redención de tu cuerpo es la esperanza en la que hemos sido salvados. El gran propósito de Dios, la gran razón por la cual Jesús fue a la cruz no fue para salvar una parte de ti, sino para redimirte en tu totalidad.
Dios te hizo cuerpo y alma, y Cristo vino a redimirte, cuerpo y alma. Y lo hace en este orden: El alma ahora, el cuerpo después. Pero lo que Dios ha unido, nadie lo va a separar por toda la eternidad. Todo lo que Dios ha hecho es bueno, y todo lo que Dios ha hecho, Él lo redimirá. Esto es asombroso para nuestras mentes.
3. Filipenses 3:20-21
«Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo».
¿Qué va a hacer? «El Señor Jesucristo transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de Su gloria». ¿Cómo va a hacer eso? «Por el ejercicio del poder que tiene aún para sujetar todas las cosas a Él mismo».
a. El cuerpo humano es descrito aquí como en humillación
En su punto más fuerte, es bastante frágil. La persona más fuerte que es atropellada por un auto, es muy, muy frágil. Es un cuerpo en humillación.
C.S. Lewis tiene una ilustración muy buena, él dice que cuando estás aprendiendo a montar, te dan caballos poco impresionantes. Sólo cuando estás preparado, te dan un animal que realmente galopa y salta. ¿No es una gran imagen? Cuando estás aprendiendo a montar, te dan caballos poco impresionantes. Y Dios te ha dado un cuerpo que la Biblia dice que a pesar de todas sus maravillosas capacidades y de todo lo que disfrutamos en él, Dios lo describe como en humillación.
En otras palabras, lo que nos está diciendo es: espera hasta que veas la mejora, espera hasta que veas como se va a ver. Y así es como la mejora va a suceder. Tu cuerpo que está actualmente en humillación, por más fuerte y bien desarrollado y capaz que sea, va a ser transformado de su condición presente por el poder del Señor Jesucristo.
b. Tu cuerpo será transformado por el poder de Jesucristo
En otras palabras, esta es una verdad que no puede ser comprendida aparte de la obra de Cristo y el poder de Cristo.
Por eso es una doctrina exclusivamente cristiana. Es sólo cuando consideras el poder del Señor Jesucristo y la obra del Señor Jesucristo, por la cual Él mismo resucitó de entre los muertos, que podrás siquiera comenzar a contemplar esta asombrosa y gloriosa verdad. La credibilidad de esta gran verdad se demuestra en el hecho de que Jesucristo tiene el poder de resucitar a Su pueblo de entre los muertos porque Él mismo resucitó.
Piénsalo de esta manera, el Salvador te dio un corazón nuevo. Te regocijas en eso si eres cristiano. «Oh sí, Él me dio un nuevo corazón». Bueno, de la misma manera, el Salvador te va a dar un cuerpo nuevo; el corazón nuevo ahora, el nuevo cuerpo después.
c. El cuerpo de resurrección será como el cuerpo glorioso de Cristo.
Filipenses 3, el cuerpo de resurrección será como el cuerpo glorioso de Cristo.
Eso significa que será un cuerpo físico. No serás un fantasma sin cuerpo o un espíritu en la nueva creación.
Permíteme ponerlo de esta manera, la razón por la que no serás un fantasma o espíritu sin cuerpo en la nueva creación es que los cuerpos no flotan. Se caen, ¿verdad? Y cuando la gente piensa en esta especie de mundo vago y flotante, niega la resurrección del cuerpo.
Es una falta de comprensión de la doctrina cristiana en su punto más central. Por eso este tema es tan importante.
Escucha lo que Jesús dijo cuando apareció a sus discípulos en el cuerpo resucitado.
Él dice esto: «Miren Mis manos y Mis pies». Esto es Lucas 24:39: «que Yo mismo soy; tóquenme y vean, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como ustedes ven que Yo tengo».
Carne y huesos, cuerpo de resurrección, nuestro cuerpo será como el Suyo. Eso es un cuerpo físico. Por eso se usa la palabra resurrección.
Sí, habrá maneras en que será diferente. Llegaremos a eso en un momento. Pero lo primero que debes saber acerca del cuerpo de resurrección es que es un cuerpo. En términos de apariencia, el cuerpo de resurrección de Jesús, y el nuestro, será como el suyo.
El cuerpo de resurrección de Jesús era tan similar en forma al cuerpo que tenemos ahora, que María pudo confundirlo con un jardinero, que dos discípulos en el camino a Emaús pensaron que se trataba de un viajero más.
El cuerpo de resurrección será muy diferente en algunos aspectos. Será diferente en el sentido de que es un vehículo para la vida eterna, cosa que el cuerpo actual obviamente no es. En las similitudes entre lo que tenemos ahora creado bueno por Dios y la versión mejorada creada por Dios, las similitudes serán más sorprendentes que las diferencias.
Y para recalcarlo, el Señor Jesucristo resucitado les dijo en Lucas 24:
«¿Tienen aquí algo de comer? Ellos le presentaron parte de un pescado asado y Él lo tomó en las manos y comió delante de ellos».
Más adelante en el evangelio de Juan, tenemos a Jesús preparando el desayuno y comiéndolo con los discípulos. ¡Escuchen bien! Definitivamente vamos a compartir una parrillada en la resurrección.
Si comenzamos a pensar en términos más concretos con respecto a la promesa de la vida venidera, nos ayudará, en nuestra anticipación, el pensar en caminar, correr, saltar sobre la hierba verde, en este planeta renovado y perfeccionado, al participar en la redención de los hijos de Dios. «Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que Yo tengo».
Lo primero que debes saber sobre el cuerpo de resurrección es que es un cuerpo. Y cuando esto se afiance en tu mente, tendrás una anticipación mucho mayor de las alegrías que te esperan.