En mi investigación sobre por qué orar es una lucha, para mi libro Cuando orar es una lucha, una de las respuestas más comunes fue: «No sé sobre qué orar». Muchas personas se sienten atascadas repitiendo unas peticiones de oración y, como resultado, abandonan la oración antes de que realmente empiecen.
He descubierto que la mejor respuesta a esa lucha es la práctica de orar la Biblia. Piensa en ello como una conversación con Dios. Dios inicia la conversación hablándonos a través de Su Palabra. Orar la Biblia es simplemente responder a la conversación que Dios, nuestro Padre, ya ha iniciado.
Esto es un gran alivio práctico para mí. No necesito esperar para sentirme especialmente inspirado o desesperado para acercarme a Dios en oración. Simplemente abro la Biblia, leo lo que Dios dice en Su Palabra y respondo. Es así de sencillo.
Aunque podemos orar en respuesta a cualquier cosa que leamos en la Biblia, las oraciones de las Escrituras son un tesoro especial. Estas oraciones, inspiradas por el Espíritu Santo, nos ayudan a conocer las prioridades de Dios para la oración y pueden inspirar nuestras propias oraciones.
A continuación encontrarás 25 oraciones poderosas de la Biblia que puedes adaptar fácilmente para orar.[1]
25 oraciones poderosas de la Biblia
Oraciones poderosas del Antiguo Testamento
1. Números 6:24–26 – La bendición sacerdotal de Aarón
El Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga resplandecer Su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; el Señor alce sobre ti Su rostro, y te dé paz.
Desde la creación, Dios ha querido que Su pueblo disfrute de Su bendición (Génesis 1:28). El pecado trajo la maldición al mundo, pero Dios prometió bendecir al mundo entero a través de la descendencia de Abraham, una promesa que se cumplió plenamente en Jesucristo (Efesios 1:3). Cuando oramos por esta bendición para nosotros mismos o para otros, le pedimos a Dios que cumpla Sus propósitos al bendecir a Su pueblo con Su paz y Su presencia.
2. Salmo 19:13–14 – La oración de David en respuesta a la gloriosa auto-revelación de Dios
Guarda también a Tu siervo de pecados de soberbia; que no se enseñoreen de mí. Entonces seré íntegro, y seré absuelto de gran transgresión. Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti, oh Señor, roca mía y Redentor mío.
La primera sección del Salmo 19 (versículos 1-6) alaba a Dios por revelarse en la creación: «Los cielos proclaman la gloria de Dios» (versículo 1). La segunda sección alaba a Dios por revelarse en Su Palabra, explicando que la Palabra de Dios revive el alma, hace sabios a los simples, alegra el corazón, ilumina los ojos y es más valioso que el oro y más dulce que la miel (versículos 7-11).
David cierra el salmo de una manera sorprendente: con una oración pidiendo protección contra el pecado. Así como nada se oculta al calor y la luz del sol (versículo 6), la Palabra de Dios brilla con una luz que expone los rincones oscuros de nuestras almas (versículos 7-11). David le suplica a Dios que le ayude a vivir una vida que honre a Dios.
Enseñanza: Cómo orar los Salmos
3. Salmo 23 – La oración de David de consuelo, paz y confianza
Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; tu vara y Tu cayado me infunden aliento. Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días. (Versículos 4–6)
Orar el Salmo 23, uno de los pasajes más creídos de las Escrituras, reconfortará tu corazón y te infundirá confianza en nuestro Buen Pastor mientras meditas sobre Su misericordia en todos los ámbitos de tu vida. Podrías considerar memorizar el Salmo 23 para tu vida de oración o para llevar el consuelo de Dios a quienes lo necesitan.
Recursos recomendados:
- Libro: El Salmo 23 en 30 días por Colin S. Smith
- Artículo: El Salmo 23 explicado línea por línea
- Serie de enseñanza: El Señor es mi Pastor

4. Salmo 25 – La oración de David pidiendo ayuda, guía y perdón
Señor, muéstrame Tus caminos, enséñame Tus sendas. Guíame en Tu verdad y enséñame, porque Tú eres el Dios de mi salvación; en Ti espero todo el día. (Versículos 4–5)
No sabemos qué situación problemática impulsó a David a escribir el Salmo 25. Sabemos que tenía que ver con sus enemigos, la necesidad de la guía de Dios y el pecado en su vida. Si sientes que has llegado a un callejón sin salida, haz esta oración para que Dios te ayude a encontrar su camino.
5. Salmo 37 – La oración de David para cuando los malvados prosperan
No te irrites a causa de los malhechores; no tengas envidia de los que practican la iniquidad. Porque como la hierba pronto se secarán y se marchitarán como la hierba verde. Confía en el Señor, y haz el bien; habita en la tierra, y cultiva la fidelidad. Pon tu delicia en el Señor, y Él te dará las peticiones de tu corazón.
El Salmo 37 presenta los mandamientos «No te irrite a causa de los malhechores» (versículo 1), «Confía en el Señor y haz el bien» (versículo 3) y «Pon tu delicia en el Señor» (versículo 4), y también proporciona los resultados de seguir los mandamientos: «No te inquietes», porque los malvados «como la hierba pronto se secarán» (versículo 2), «Pon tu delicia en el Señor» y «él te dará los deseos de tu corazón» (versículo 4). El salmo contrasta repetidamente el destino de los justos (heredarán la tierra) con el de los malvados (no existirán más).
Martyn Lloyd-Jones señaló este salmo como una de las razones principales por las que no temía a Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Lloyd-Jones sabía que, aunque el impío se extendiera como un laurel verde, perecería y no sería más (versículos 35-36).
Video: El poder transformador de orar el Salmo 37 (parte del curso Ora la Biblia)
6. Salmo 42–43 – Una oración por la esperanza en tiempos de sequía
Si alguna vez te has sentido deprimido, anhelando días mejores en los que Dios parecía tan cercano, este salmo es para ti. El salmista clama en una tierra desierta sedienta de Dios (versículos 1-2). Está lejos de Jerusalén, oyendo a sus enemigos gritar «¿Dónde está tu Dios?» (versículos 3 y 10), y recordando los buenos momentos que vivió con el pueblo de Dios (versículo 4). ¿Cómo se mantiene el salmista alejado de la desesperación? Predicándose a sí mismo este estribillo clave:
¿Por qué te desesperas, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios, pues he de alabarlo otra vez. Por la salvación de Su presencia. (Versículo 5).
Si sientes que estás muriendo de sed espiritualmente, ten ánimo. SIEMPRE hay esperanza en Dios, nuestra salvación. Cuando te sientas deprimido, repítete eso a ti mismo y clama a Dios para que sacie tu alma hambrienta.
7. Salmo 51 – La oración de David por misericordia desde un corazón roto y pecador
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a Tu misericordia; conforme a lo inmenso de Tu compasión, borra mis transgresiones. Lávame por completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado. (Versículos 1–2)
David oro esta oración después de que el profeta Natán lo confrontara por su adulterio con Betsabé y el asesinato de su marido, Urías. (Lee esta historia en 2 Samuel 11-12.) David sabía que había pecado primero contra Dios. «Contra ti, solo contra ti he pecado y he hecho lo que es malo a tus ojos» (4), y se entrega a la misericordia de Dios para obtener un corazón limpio.
Otros salmos para la confesión y el arrepentimiento son: 6, 32, 38, 102, 130, 143.
8. Salmo 77 – Lamento de Asaf por el día de la angustia
Asaf inicia este Salmo clamando a Dios (1). «En el día de mi angustia buscaré al Señor… mi alma se niega a ser consolada» (2). Asaf luego confiesa la profundidad de su angustia: «Estoy tan angustiado que no puedo hablar» (4). ¿Ha retirado Dios su favor, abandonado sus promesas y silenciado su compasión? Asaf se pregunta (7–9). El punto de inflexión para Asaf llega cuando aparta la mirada de su situación y la fija en las gloriosas obras de Dios en el pasado:
Me acordaré de las obras del Señor; Ciertamente me acordaré de Tus maravillas antiguas. (Versículo 11)
Asaf recordó la obra gloriosa de Dios al redimir a Su pueblo de la esclavitud en Egipto, al abrir el Mar Rojo y al cuidar a Su pueblo en el desierto en su camino hacia la Tierra Prometida.
A menudo, durante episodios de gran ansiedad, nuestro corazón no puede dejar de meditar en nuestras ansiedades. Lo que necesitamos es una perspectiva fresca, una razón para adorar a Dios en lugar de cuestionar Su bondad. Cuando enfrentes situaciones difíciles, mira las obras poderosas de Dios en el pasado; no te centres solo en tu pequeño mundo. Mira especialmente la muerte y resurrección de Jesús, quien es un Moisés nuevo y mejor que lidera la redención de los hijos de Dios de la esclavitud del pecado a la Tierra Prometida del cielo (ver Hebreos 3:1-6).
Artículo: El lamento bíblico: ¿Qué es y cómo hacerlo?
9. Proverbios 30:7–9 – La oración de Agur por la piedad y el contentamiento
Dos cosas te he pedido, no me las niegues antes que muera: aleja de mí la mentira y las palabras engañosas, no me des pobreza ni riqueza; dame a comer mi porción de pan, no sea que me sacie y te niegue, y diga: «¿Quién es el Señor?». O que sea menesteroso y robe, y profane el nombre de mi Dios.
La oración de Agur, la única oración del libro de Proverbios, es fácil de pasar por alto, pero contiene una gran sabiduría en solo tres versículos. Agur ora con la muerte en mente («no me las niegues antes de que muera»), pidiendo a Dios que despeje su camino de cualquier obstáculo real o potencial para la piedad (falsedad, mentira, riqueza, pobreza) y le pide que satisfaga sus necesidades diarias («aliméntame con el alimento que me es necesario»). Nos beneficia contemplar las peticiones de Agur, así como su corazón: él desea verdaderamente una vida de santidad que honre el nombre de su Dios.
10. 1 Reyes 3:3–9 – La oración de Salomón para pedir la sabiduría
A principios del reinado del rey Salomón, Dios se le apareció en sueños y le dijo: «Pide lo que quieras que te dé». ¡Qué gran oferta! La respuesta de Salomón reflejó un corazón que conocía tanto la gracia de Dios para con su padre, David, como su propia necesidad desesperada:
Ahora, Señor Dios mío, has hecho a Tu siervo rey en lugar de mi padre David, aunque soy un muchacho y no sé cómo salir ni entrar. Tu siervo está en medio de Tu pueblo al cual escogiste, un pueblo inmenso que no se puede numerar ni contar por su multitud. Da, pues, a Tu siervo un corazón con entendimiento para juzgar a Tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal. Pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo Tuyo tan grande?. (Versículos 7–9)
¿El resultado? Agradó al Señor que Salomón pidiera esto. «Y Dios le dijo: Porque has pedido esto y no has pedido para ti larga vida, ni has pedido para ti riquezas, ni has pedido la vida de tus enemigos, sino que has pedido para ti inteligencia para administrar justicia, he hecho, pues, conforme a tus palabras. Te he dado un corazón sabio y entendido, de modo que no ha habido ninguno como tú antes de ti, ni se levantará ninguno como tú después de ti» (1 Reyes 3:10-12). Al igual que Salomón, podemos orar por sabiduría, esperando una respuesta, porque como dice Santiago 1:5: «Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada». ¡Confía plenamente en esa promesa!
11. 1 Crónicas 4:10 – La oración de Jabes para la bendición y protección
Jabes invocó al Dios de Israel, diciendo: «¡Oh, si en verdad me bendijeras, ensancharas mi territorio, y Tu mano estuviera conmigo y me guardaras del mal para que no me causara dolor!». Y Dios le concedió lo que pidió.
La oración de Jabez ha suscitado controversia, ya que algunos la utilizan para «nombrar y reclamar», lo que se alinea con el evangelio de la prosperidad, que no es bíblico. Como resultado, muchos la descartan por completo. Pero descartarla es descartar una oración que Dios quería que tuviéramos.
La clave para orar la oración de Jabez es comprender su contexto y orarla en nombre de Jesús, que es la clave de toda oración. Los libros de Crónicas fueron escritos después de que Israel regresara del exilio en Babilonia. El propósito de los libros era animar al pueblo de Dios diciéndole que Él no los había abandonado ni había renunciado a Sus promesas. Así, Jabez y su oración recordaron al pueblo de Dios Su gracia y bendición hacia ellos, animándolos a creer y orar de manera similar.
Oramos la oración de Jabez en el nombre de Jesús cuando no la oramos según nuestros deseos carnales, sino más bien para Sus propósitos y gloria. Como todas las oraciones, Dios no siempre responderá de la manera que queremos. A menudo pensamos en las bendiciones como la suma de bienes materiales, mientras que Dios puede bendecirnos restando bienes materiales para añadir más de Sí mismo, la mayor bendición (Filipenses 4:11-13).
12. 2 Crónicas 20:6–12 – La oración de Josafat durante una crisis
Ante la inminente invasión del enemigo, el rey Josafat llamó al pueblo de Judá a buscar a Dios. Luego, frente a la gran asamblea, Josafat oró, recordándole a Dios Su carácter y Sus promesas de dar a Israel la tierra que habitaban:
Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás? Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia Ti. (Versículo 12)
Dios respondió: «No teman, ni se acobarden delante de esta gran multitud, porque la batalla no es de ustedes, sino de Dios» (versículo 15). Lleno de alegría por esta respuesta, el pueblo de Dios adoró cantando en voz alta (versículos 18, 19, 22). Entonces Dios les dio la victoria.
Cuando nos sentimos atrapados en la oscuridad, miremos a Dios con fe y pidámosle que actúe. Vivir por fe es como seguir una cuerda que nos saca de la oscuridad.
Oraciones poderosas del Nuevo Testamento
13. Mateo 6:9–13 – El Padre Nuestro (la enseñanza de Jesús)
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre. Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del mal.

En el Padre Nuestro, Jesús nos da una clase magistral sobre la oración y la vida cristiana en solo 52 palabras. J. I. Packer incluso dice del Padre Nuestro: «En ningún otro lugar queda más claro lo que significa ser cristiano».
El Padre Nuestro también puede ayudarnos a superar muchas de nuestras luchas en la oración. En el video a continuación, comparto tres maneras de orar el Padre Nuestro. (Profundiza en el Padre Nuestro a través de la serie de sermones del pastor Colin Smith o descargando el libro digital El Padre Nuestro en 30 días.)
Video: Tres maneras de orar el Padre Nuestro (parte del curso Ora la Biblia)
14. Juan 17 – La gran oración intercesora de Jesús
Pero no ruego solo por estos, sino también por los que han de creer en Mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como Tú, oh Padre, estás en Mí y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste. La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno: Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que Tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a Mí. Padre, quiero que los que me has dado, estén también conmigo donde Yo estoy, para que vean Mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. (Versículos 20–14)
La oración sacerdotal de Jesús tiene lugar justo antes de Su arresto y nos muestra las prioridades que había en Su corazón al anticipar la cruz. Oró por Sí mismo (1-5), por Sus discípulos (6-19) y por las futuras generaciones de creyentes (20-26). Entre las peticiones clave se incluyen «glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique a ti» (versículo 1), «santifica [a mis discípulos] en la verdad» (versículo 17) y que el pueblo de Cristo «sea uno» (versículos 11, 22 y 23).
Artículo: Las oraciones de Jesucristo en la Biblia (Lista completa)
15. Lucas 23:34 – La oración de Jesús en la cruz por Sus torturadores
«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
Muchos en nuestro mundo dicen: «Odia a tus enemigos y destruye sus vidas». Jesús dice: «Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen» (Mateo 5:44). Él ejemplifica esto en sus últimos momentos al pedirle a Dios que perdone a Sus verdugos.
Momentos después, tras la muerte de Jesús, la tierra tembló. El Evangelio de Mateo registra: «El centurión y los que estaban con él custodiando a Jesús, cuando vieron el terremoto y las cosas que sucedían, se asustaron mucho, y dijeron: «En verdad este era Hijo de Dios» (Mateo 27:54). Dios Padre abrió los ojos del centurión y de otros para que vieran la identidad de Cristo, mostrando así cómo Dios respondió a la oración de Jesús.
¿A quién puedes pedirle a Dios que perdone?
Película gratis: El cielo, cómo llegué aquí: La historia del ladrón en la cruz
16. Efesios 1:15–23 – La oración de Pablo para profundizar en su experiencia del evangelio.
No ceso de dar gracias por ustedes, mencionándolos en mis oraciones, pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él. Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de Su poder. (Versículos 1:16–19)
El contexto nos ayuda a comprender cómo funciona esta oración en Efesios. Efesios 1:3-14 es una gloriosa exposición de tantos de los beneficios que disfrutamos en Cristo: todas las bendiciones espirituales, la elección desde antes de la fundación del mundo, la adopción en la familia de Dios, el perdón de los pecados, el sello del Espíritu Santo.
La oración de 1:15-23 simplemente conecta el conocimiento intelectual de los efesios sobre esas gloriosas verdades con el conocimiento de su corazón, con su experiencia cotidiana. En los versículos 17-18, dice que Pablo quiere que tengan un espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de Cristo y que los ojos de su corazón sean iluminados para conocer tres cosas específicas en su vida cotidiana: «cuál es la esperanza a la que él los ha llamado», «cuáles son las riquezas de su gloriosa herencia en los santos», «cuál es la inmensurable grandeza de su poder para con nosotros los que creemos» (énfasis añadido).
Video: Cómo orar Efesios 1:15–23 (parte del curso Ora la Biblia)
17. Efesios 3:14–21 – La oración de Pablo para fuerzas y plenitud espiritual
Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra. Le ruego que Él les conceda a ustedes, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder por Su Espíritu en el hombre interior; de manera que Cristo habite por la fe en sus corazones. También ruego que arraigados y cimentados en amor, ustedes sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios. (Versículos 14–19).
John Stott ofrece un resumen útil de las cuatro peticiones clave de esta oración:
«La oración [de Pablo] es como una escalera por la que asciende cada vez más alto en su aspiración por ellos… [Tiene] cuatro escalones cuyas palabras clave son «fuerza» (que sean fortalecidos por la presencia de Cristo a través del Espíritu), en segundo lugar «amor» (que estén arraigados y cimentados en el amor), en tercer lugar «conocimiento» (que conozcan el amor de Cristo en todas sus dimensiones, aunque sea más allá del conocimiento), y en cuarto lugar «plenitud» (para que sean llenos hasta la plenitud de Dios)».[2]
Cada una de las cuatro peticiones clave es algo que necesitamos más en nuestras vidas y que podemos pedirle a Dios.
Después de pedir a Dios que estas cosas se cumplan en la vida de la iglesia de Éfeso, Pablo termina su oración con una alabanza:
Ahora, a aquel que es capaz de hacer mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos, según el poder que obra en nosotros, a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén. (20-21)
Video: Cómo orar Efesios 3:14–19 (parte del curso Ora la Biblia)
18. Romanos 11:33–36 – La doxología de Pablo que exalta las riquezas, la sabiduría y el conocimiento de Dios
Muchos consideran que Romanos 1-11 es la explicación más detallada y gloriosa del evangelio de Jesucristo. Antes de pasar a la aplicación práctica del evangelio en Romanos 12-16, el apóstol Pablo termina su explicación del evangelio con una gloriosa doxología:
¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos! Pues, ¿Quién ha conocido la mente del Señor? ¿O quién llego a ser Su consejero? ¿O quién le ha dado a Él primero para que se le tenga que recompensar? Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén.
Mi alma se eleva cuando leo este pasaje: ¡no hay nadie como nuestro Dios! Me encanta cómo el versículo 36 (en negrita arriba) responde a todas las grandes preguntas de la vida en doce breves palabras: Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas:
- ¿De dónde venimos? Dios es el Creador de todas las cosas («de Él»).
- ¿Qué mantiene unido el universo? Dios es el Sustentador de todas las cosas («por medio de Él»).
- ¿Cuál es el propósito de la vida? Dios es la Meta de todas las cosas («a Él»).
¡Solo Él merece la gloria por siempre!
Enseñanza: Haciendo las oraciones del apóstol Pablo
19. Romanos 15:13 – La oración de Pablo para gozo, paz y esperanza.
Y el Dios de la esperanza los llene de todo gozo y paz en el creer, para que abunden en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Esta breve oración del apóstol Pablo es muy rica. Aprendemos que la fuente de la alegría y la paz es nuestro Dios de la esperanza. Este Dios de la esperanza es capaz de darnos no solo un poco de alegría y paz, sino toda la alegría y la paz. Y el resultado de llenarnos de paz y alegría al creer es que abundamos en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Mientras mi madre luchaba contra el cáncer que finalmente le quitó la vida, meditaba en este versículo y lo escribía en la pizarra blanca de su habitación del hospital para anclar su alma en nuestro Dios de esperanza. Su esperanza se ha cumplido y ahora disfruta de toda la alegría y la paz en la presencia de Dios. En Cristo, esperamos el mismo futuro glorioso.

20. Colosenses 1:9–12 – La oración de Pablo para sabiduría y conocimiento espiritual.
Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por ustedes, pidiendo que sean llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que anden como es digno del Señor, haciendo en todo, lo que le agrada, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios. Rogamos que ustedes sean fortalecidos con todo poder según la potencia de Su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en la Luz.
Orar Colosenses 1:9-12 es una forma poderosa de buscar la guía de Dios porque cambia nuestro enfoque de soluciones rápidas a una transformación duradera. En lugar de solo preguntar qué hacer, esta oración nos ayuda a alinear nuestro corazón con la voluntad de Dios. Pablo comienza pidiendo que no tengamos un poco de conocimiento de Su voluntad, sino que estemos llenos del conocimiento de la voluntad de Dios en toda sabiduría y entendimiento espiritual. ¡Piensa en cómo cambiaría tu vida si Dios respondiera esa oración!
Conocer la voluntad de Dios nos ayuda a vivir de una manera que le agrada, a dar fruto en buenas obras y a crecer en nuestro conocimiento de quién es Él. Finalmente, Pablo ora por fuerza para perseverar con gozo, un hermoso recordatorio de que Dios no solo nos guía, sino que nos sostiene.
Enseñanza: 7 pruebas para discernir la voluntad de Dios
21. Filipenses 1:9–11 – La oración de Pablo para amor, conocimiento y discernimiento.
Y esto pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento, a fin de que escojan lo mejor, para que sean puros e irreprensibles para el día de Cristo; llenos del fruto de justicia que es por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.
Si alguna vez te has preguntado cómo orar y vivir en situaciones confusas llenas de divisiones y tensiones relacionales, Filipenses 1:9-11 nos da una respuesta. Pablo quiere que los filipenses crezcan en amor y que su amor «abunde más y más». Este amor debe ir acompañado de conocimiento y todo discernimiento.
Necesitamos conocer a Dios y Sus caminos. También necesitamos discernir el bien del mal y la sabiduría de la necedad cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles. Cuando Dios nos equipa con amor, conocimiento y discernimiento, seremos «puros e irreprensibles para el día de Cristo» y «llenos del fruto de la justicia», ¡dos resultados gloriosos!
22. 2 Tesalonicenses 3:1–3 – La oración de Pablo para el avance del evangelio
Finalmente , hermanos, oren por nosotros, para que la palabra del Señor se extienda rápidamente y sea glorificada, así como sucedió también con ustedes. Oren también para que seamos librados de hombres perversos y malos, porque no todos tienen fe. Pero el Señor es fiel y Él los fortalecerá a ustedes y los protegerá del maligno.
Si te sientes constantemente desanimado al pensar en los malvados, pasa a la ofensiva orando para que la palabra del Señor se acelere y sea honrada en tu vida, tu familia, tu iglesia, tu comunidad y entre los malhechores. La palabra de Dios avanzó rápidamente en la vida de Pablo, transformándolo de un violento perseguidor a un predicador del evangelio, y se apresuró en la iglesia de Tesalónica, que anteriormente había adorado ídolos (1 Tesalonicenses 1:9, 2:13). ¡Él puede hacerlo de nuevo!
Ora también a la defensiva, para que los creyentes y los líderes ministeriales sean «librados de los hombres perversos y malos» (versículo 2) y puedan continuar proclamando el evangelio sin obstáculos.
Escucha la enseñanza del pastor Colin Smith sobre 2 Tesalonicenses 3:1 en «Haz avanzar el evangelio«:
Otras oraciones del Nuevo Testamento
23. Hechos 4:24–30 – La oración de los apóstoles para predicar el evangelio con valentía
Tras predicar a Jesús como el Mesías resucitado, Pedro y Juan fueron arrestados por las autoridades, quienes les ordenaron que no hablaran ni enseñaran en absoluto en el nombre de Jesús (Hechos 4:18). Tras su liberación, se reunieron con sus amigos y oraron juntos. Lo que pidieron —y lo que no pidieron— podría sorprenderte:
Al oír ellos esto, unánimes alzaron la voz a Dios y dijeron: «Oh, Señor, Tú eres el que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, el que por el Espíritu Santo, por boca de nuestro padre David, Tu siervo, dijiste: ¿Por qué se enfurecieron los gentiles, y los pueblos tramaron cosas vanas? Se presentaron los reyes de la tierra, y los gobernantes se juntaron a una contra el Señor y contra Su Cristo”. Porque en verdad, en esta ciudad se unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, junto con los gentiles y los pueblos de Israel, contra Tu santo Siervo Jesús, a quien Tú ungiste, para hacer cuanto Tu mano y Tu propósito habían predestinado que sucediera. Ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que Tus siervos hablen Tu palabra con toda confianza.
En lugar de pedir libertad de la persecución continua (lo cual es una buena oración), oraron por confianza para compartir el evangelio (véase también Efesios 6:18-20). Dios respondió inmediatamente a su oración: «Y cuando hubieron orado, el lugar en que estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y continuaban hablando con valentía la palabra de Dios» (versículo 31).
24. Judas 24–25 – Una doxología que alaba a Dios por Su habilidad de guardarnos de caer
Y a Aquel que es poderoso para guardarlos a ustedes sin caída y para presentarlos sin mancha en presencia de Su gloria con gran alegría, al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén.
Judas comienza su breve epístola diciendo básicamente: «Esto no es lo que quería escribir». En el versículo 3 explica: «por el gran empeño que tenía en escribirles acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribirles exhortándolos a luchar ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos». Amenazas internas y externas atacaban a la iglesia y la atraían hacia la impiedad. Dos mandamientos clave del libro son «luchar por la fe» (3) y «consérvese en el amor de Dios» (21), ¡una tarea difícil!
Judas cierra su breve epístola con alabanzas. Mientras nos esforzamos por mantenernos en el amor de Dios y libres de tropezar en el pecado, Dios es capaz de guardarnos. Como dijo Charles Spurgeon: «Nunca podrás hacerte perfecto, pero Cristo sí puede. Él quiere hacerlo: ha abierto una fuente para el pecado y la impureza: lávate y quédate limpio».[3]
Mientras perseveras en seguir a Jesús, pídele a Dios que te guarde. Pídele que te presente sin mancha ante Su presencia con gran alegría. ¡Él puede hacerlo!
25. Apocalipsis 22:20 – Una oración para acabar con todas las oraciones
“Ven, Señor Jesús”.
No hay mejor manera de terminar esta lista que compartir la oración con la que termina la Biblia: “¡Ven, Señor Jesús!” (Apocalipsis 22:20).
Es común escuchar gritos como «¡Acabemos con la injusticia!», «¡Acabemos con la trata!», «¡Acabemos con el racismo!» . Como creyentes, deberíamos estar totalmente de acuerdo con estos gritos. Sin embargo, orar «¡Ven, Señor Jesús!» eleva el listón al máximo. Incluye esos gritos y varios más, mucho más importantes: «¡Acabemos con el pecado!», «¡Acabemos con todo el sufrimiento!», «¡Acabemos con la muerte!».
Orar «¡Ven, Señor Jesús!» le pide a Dios que acabe con todo lo que destruye el mundo y que renueve todas las cosas. Es la oración que culmina con todas las oraciones, porque cuando Jesús regrese, nuestra fe se transformará en visión y la oración ya no será necesaria, pues disfrutaremos de la presencia de nuestro Dios para siempre (Apocalipsis 21:3-8).
[1] Se eligieron oraciones que pudieran adaptarse fácilmente al contexto de la oración, por lo que fue necesario descartar muchas expresiones valiosas de los Salmos y de figuras como Abraham, Moisés, Elías, Esdras, Nehemías, entre otros.
[2] John Stott, «Paul Prays for the Church», Themelios.
[3] Charles Spurgeon, sermón sobre Judas 23–24 titulado «Los cristianos guardados en el tiempo y glorificados en la eternidad», en God’s Purpose for Your Suffering.
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© Kevin Halloran y Abre la Biblia. Todos derechos reservados. Está prohibida la reproducción total o parcial de este recurso, por cualquier medio o procedimiento, sin contar con nuestra autorización previa, expresa y por escrito.